Con ánimo evaluatorio, el término de un año incita a destacar aquellas personas, acciones o hechos que lo han marcado de modo particular. Ahora, en las postrimerías del siglo, los recuentos se multiplican ampliando su periodo, ya no de un año sino de cien.
Así, tenemos a la revista Time, que en diciembre de 1999 designará al personaje del siglo, elegido entre un total de 100 grandes mentes consideradas como las más influyentes del siglo XX.
Entre quienes han sido mencionados hasta la fecha están, por citar a unos cuantos, el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud; el político Winston Churchill; el físico Albert Eistein; el economista John Maynard Keynes; el diseñador de Internet, Tim Barners-Lee, o el descubridor de la penicilina Alexander Fleming.
Las selecciones están siendo hechas por los editores de la propia revista, en consulta con el canal televisivo de noticias CBS, con figuras públicas, académicos, periodistas y analistas políticos, entre otros.
Asimismo, abarcando un periodo de 2 mil años, por lo tanto mucho mayor, se ha hecho una selección de las grandes ideas sobre las que la revista Newsweek publicó, a principios de este año, un artículo titulado ``El poder de las grandes ideas''.
En noviembre del año pasado, el autor y agente literario estadunidense John Brockman, que preside Edge, convocó a científicos e intelectuales para destacar los inventos que consideraran más importantes en los últimos 2 mil años.
Más allá de los señalamientos predecibles: la máquina de vapor, el telescopio o los viajes espaciales, se mencionan por ejemplo las baterías o pilas que, según el filósofo Daniel Denett, permitieron el desarrollo del radio de transistores y el teléfono celular, ``las armas más potentes jamás inventadas contra el totalitarismo, ya que destruyen toda esperanza de control centralizado de información''.
El físico Freeman Dyson señala curiosamente al tejido como desencadenador de cambios.
Antes del tejido, muchos niños y niñas morían en el invierno, por lo que los padres ``no se atrevían a invertir emocionalmente en ellos''. La posibilidad, lograda gracias al tejido, de procurar ropa más caliente y por lo tanto reducir la mortalidad infantil, ``permitió a los padres desarrollar una relación amorosa con sus hijos e hijas''.
¿No es fundamental, en efecto, el cambio operado en esos niños y niñas que nacían y crecían con el desapego de los padres, a los y las que se saben amados por sus progenitores?
Acerca de un simple par de anteojos para leer, el psicólogo Nicholas Humphrey señala que éste ``ha duplicado efectivamente la vida activa de cualquiera que lee o hace un trabajo de precisión, preservando al mundo de ser gobernado por personas por debajo de los 40''.
Se destaca por supuesto la invención de Gutenberg en el siglo XVI, la imprenta, que por primera vez hizo posible la rápida y amplia difusión de la información, del conocimiento y de la erudición.
No sólo posibilitó otros innumerables inventos, ya que la mayor parte de éstos es resultado de la acumulación de conocimientos, sino también desencadenó cambios sociales y políticos profundos y duraderos.
El periodista Hendrik Hertzberg señala que ``la imprenta lleva directamente a la alfabetización y a la democracia''.
Verdaderamente notable es el hecho de que la píldora anticonceptiva haya sido destacada también, junto con el reloj, las cañerías que llevan a las casas el agua potable y sacan de las mismas las aguas negras, el estribo --que revolucionó la guerra e hizo posible la sociedad feudal--, el sistema numérico arábigo, la computadora...
Pero regreso a la píldora anticonceptiva, que regula la fertilidad de la mujer estimulando su real inserción en la vida productiva --antes de la píldora la mujer estaba condenada fatalmente a una vida exclusivamente reproductiva--, promoviendo un cambio en las mentalidades y actitudes totalmente diferentes ante el papel social de las mujeres y, el efecto más importante: gracias a la píldora anticonceptiva las mujeres no son más esclavas de sus cuerpos.
Es cierto que mientras no se pueda decir eso de todas las mujeres que habitan el planeta, es decir, que todas tengan la información y el acceso a ella, no podrá hablarse de un verdadero gran avance.