CLASE POLITICA Ť Miguel Angel Rivera

En condiciones que están lejos de considerarse ideales, inician casi al mismo tiempo sus gestiones los presidentes del PRI, José Antonio González Fernández, y del PRD, Pablo Gómez Alvarez.

En los dos casos, su primera obligación será la de tratar de solucionar las diferencias internas.

El nombramiento de González Fernández quedó enmarcado en exigencias de procedimientos más democráticos en su partido y una fugaz oposición encabezada por Rodolfo Echeverría Ruiz y José Luis Soberanes.

Pablo Gómez llegó a su posición como resultado de una crisis interna por el reconocimiento oficial de que hubo fraude en la elección de nuevos dirigentes nacionales, en donde las dos figuras principales fueron Amalia García y Jesús Ortega.

Pero no sólo eso, también se anularon los procesos locales de Campeche y Sinaloa, además de que sigue en entredicho la victoria de Carlos Imaz en el Distrito Federal, pues a pesar de que no se anularon las elecciones, todavía no se define bien a bien si ya está en funciones como sucesor de su amigo y promotor Armando Quintero.

Con todo lo anterior, el punto potencialmente más peligroso en las filas del PRD es el distanciamiento entre dos de sus principales promotores: Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo.

Para algunos analistas Muñoz Ledo está derrotado y no sólo eso, prácticamente fuera del PRD. Pero los miembros y dirigentes de ese partido harían mal en dejarlo ir así nada más.

La tarea de José Antonio

El priísta González Fernández entendió la necesidad de conciliación y por ello en una de sus primeras acciones, luego de organizar su Comité Ejecutivo Nacional (CEN), se reunió con Rodolfo Echeverría y los integrantes de la Corriente Renovadora.

Una de las figuras sobresalientes de esa corriente, el ex procurador General de la República, Sergio García Ramírez, recibió un nombramiento como asesor de la presidencia priísta, lo que implica un doble reconocimiento: a los renovadores como grupo, y al jurista como persona, pues hace tiempo fue jefe de González Fernández, quien actuó como representante de la PGR en Washington.

A pesar de ese arranque favorable, González Fernández no puede dar por seguro el total restablecimiento de la unidad partidista.

Por ejemplo, otro de sus primeros actos fue una reunión privada con los gobernadores priístas a la cual sólo asistieron 13 de los 22 surgidos de sus filas.

Es probable que los otros nueve hubiesen tenido asuntos pendientes que no pudieron cancelar, pero destaca que entre esos ausentes estaba Roberto Madrazo, el gobernador de Tabasco y autodeclarado precandidato presidencial.

El nuevo dirigente priísta podrá tener información directa y más completa a partir de hoy, al iniciar un recorrido por toda la República. En principio estará en Tamaulipas y Chihuahua, y mañana irá a Durango y Puebla, de cuyo gobierno salió otro de los precandidatos presidenciales, Manuel Bartlett.

La cosecha

La seguridad es el tema central de las reuniones que ha celebrado hasta el momento con los simpatizantes de su partido el candidato priísta a gobernador del estado de México, Arturo Montiel Rojas. Uno de los aspectos originales de esa campaña es que desaparecieron los templetes y la larga lista de oradores. Ahora sólo hablan un representante de los militantes y el propio candidato.

[email protected]