LETRA S
Abril 8 de 1999 

 
 
POR LAS ARTERIAS DE TU CUERPO
La sangre y la cultura de la prevención
 
 
CARLOS BONFIL

 

La sangre es el tejido más original del cuerpo humano: un tejido líquido, o como lo señalara Téophile de Bourdeu, médico en la corte de Luis XV, una "carne fluyente, corrediza". La sangre es también el fluido más importante, pues su función es asegurar la comunicación de las distintas partes del organismo. Líquido opaco y viscoso, más denso que el agua, su color rojo es efecto de la hemoglobina, proteína especial que contiene hierro. Este color es brillante cuando la sangre está saturada de oxígeno, y oscuro cuando éste llega a faltarle. La cantidad de sangre en el cuerpo varía de un individuo a otro según su edad, sexo, peso y constitución física, pero en los adultos su promedio es de cinco litros, lo que equivale a siete u ocho por ciento del peso total de la persona. El volumen normal de sangre representa una reserva a tal punto importante que las personas sanas pueden tolerar sin problemas el retiro de medio litro de dicho fluido, dado que el organismo recupera  en pocas horas el volumen perdido; y el remplazo de los glóbulos rojos se completa en algunas semanas.

 
 

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Dentro del cuerpo la sangre mantiene una gran ligereza (misma que pierde en el exterior por efectos de la coagulación), su movimiento ágil permite la rápida irrigación de los órganos internos favoreciendo así la capacidad de adaptación humana a condiciones meteorológicas adversas, a los esfuerzos físicos, a las dietas, a los abusos en la ingestión de alimentos y bebidas, a las partículas contaminantes, y a agentes infecciosos como virus y bacterias. Tanto las células sanguíneas como los componentes del plasma interactúan rápidamente para resistir a estos agentes invasores mediante un sistema de defensa inmunológico que de inmediato produce una respuesta inflamatoria como primer signo de resistencia. La sangre cumple así dos cometidos: elimina un buen número de agentes patógenos y libera al organismo de residuos de desecho y células muertas.

 

Este "tejido" líquido es responsable de la preservación de la vida, y circula a través del corazón, las arterias, las venas y los vasos capilares, transportando todo tipo de elementos vitales: hormonas, nutrientes, electrolitos, anticuerpos, y el calor y el oxígeno necesarios para mantener en forma todos los tejidos humanos. Si la sangre deja de circular, la muerte sobreviene en unos cuantos minutos debido a la súbita desprotección de las células; si existen alteraciones en la coagulación sanguínea se producen hemorragias de peligrosidad imprevisible, en ocasiones letales (como en el caso de la hemofilia), y si la sangre coagula con rapidez excesiva pueden surgir obstrucciones también mortales, como los casos de trombosis. Por ello es capital que la sangre mantenga siempre un equilibrio óptimo en su circulación. Otras alteraciones de este flujo provocan disfunciones potencialmente graves, como la hipertensión arterial (presión alta) o la hipotensión (presión baja). Las funciones reguladoras de la sangre son conocidas: en los pulmones, por ejemplo, este fluido se oxigena con el aire respirado y paralelamente ayuda a desechar sustancias tóxicas como el bióxido de carbono; en los riñones desaloja el exceso de agua y contribuye a disolver los materiales de desecho; en el cerebro, tiene una función irrigadora. El especialista francés en hematología, profesor Jean Bernard1, resume la función de los tres principales componentes de la sangre: "Los glóbulos rojos nos permiten respirar, los glóbulos blancos son responsables de nuestra defensa, las plaquetas combaten las hemorragias y las obstrucciones de los vasos sanguíneos."

 

El estudio de la sangre ha adquirido en el siglo XX una importancia inusitada. De algún modo ha llegado a afinar formas tradicionales del diagnóstico de enfermedades al convertirse en el predictor por excelencia de las mismas. Basta hoy con proceder a análisis sanguíneos para detectar no sólo la calidad de dicho fluido sino también la presencia de alteraciones que a mediano plazo se volverán patógenas. Al provenir la sangre de la médula ósea, cualquier alteración de dicho órgano repercute en la formación y maduración de los glóbulos sanguíneos. De esta manera, las sustancias tóxicas, los contaminantes, los desechos químicos que continuamente absorbe el organismo en las sociedades industriales amenazan, en este fin de milenio, con producir sangre más debilitada. En los últimos 50 años, los habitantes de estas sociedades han conocido una disminución general de sus glóbulos blancos polinucleares, los cuales han pasado de 4 mil por mm3 a sólo 2,500; si a esto se añaden las carencias alimenticias en las zonas rurales de países en desarrollo, tenemos por un lado sangre anémica por efectos de la desnutrición, y por el otro, sangre debilitada debido a la contaminación industrial. Estos factores aumentan la vulnerabilidad de los individuos ante la proliferación de virus y bacterias de morfología y acción cada vez más imprevisible y compleja.

 

Se precisa fomentar una cultura de la prevención sanguínea, la cual incluye un monitoreo estricto de la calidad de la sangre recolectada para fines terapéuticos, y la instrumentación de exámenes clínicos que permitan detectar oportunamente la presencia de alteraciones sanguíneas que afecten potencialmente la salud de las personas. De igual manera, el control de epidemias como las de hepatitis o de VIH, y la contención de su carácter infeccioso, están íntimamente relacionados con esta cultura de la prevención y del control de la calidad sanguínea.

 

La infección del VIH por transfusiones de sangre es la más contaminante. (su probabilidad de infección por una unidad de sangre contaminada y transfundida es superior a 95 por ciento). A pesar de ello, el control de la sangre practicado sistemática y exitosamente en muchos países ha logrado reducir sustancialmente dicho riesgo. El peligro de infección por sangre contaminada también existe en los accidentes profesionales a los que se expone el personal hospitalario; por fortuna éstos representan un porcentaje mucho muy bajo debido a las medidas avanzadas de protección que implantan los centros de salud para la seguridad de todos.

 

Fuentes: Facts About Blood and Blood Banking, http://www.aabb.org

1 Jean Bernard, 1995. Le sang, Flammarion, col. Dominos. No. 63.