n Salió del Senado entre insultos y sin convencer a los legisladores
Incluso priístas cuestionaron al secretario de Energía
Andrea Becerril y Miriam Posada n Desde la tribuna del Senado, el perredista Héctor Sánchez increpó al secretario de Energía, Luis Téllez: "šNo se vale chantajear al pueblo de México! Nos quieren asustar con el petate del muerto. ƑPor qué no pensaron de igual manera cuando se aprobó el Fobaproa?".
Y no fue el único reclamo que se llevó Téllez durante su comparecencia ante el pleno senatorial. Legisladores de la oposición, e incluso del PRI, refutaron a lo largo de cuatro horas el discurso que el secretario llegó a repetir para justificar la privatización del sector eléctrico.
Ni el intento de anotarse un punto a favor al presentar un borrador del proyecto de legislación secundaria le sirvió a Téllez para librarse de las críticas y cuestionamientos, incluso de los legisladores del PRI, quienes a través del senador Manuel Medellín condicionaron su voto a una serie de propuestas que incorporan "las inquietudes de la sociedad".
Entre ellas, que la desincorporación del sector eléctrico no incluya a las plantas hidroeléctricas ni nucleoeléctrica, y que se lleve a cabo bajo la vigilancia del Congreso de la Unión, "sin prisas, sin baratas, ni preferencias" para evitar las fallidas experiencias de otras privatizaciones.
De igual manera la fracción del PAN, por conducto del senador Francisco Xavier Salazar Sáenz, exigió una reforma estructural del sector energético a largo plazo, "con reglas claras que eviten corrupción y favoritismos, y con la garantía de que se van a respetar los derechos de los trabajadores del sector eléctrico".
Por el PRD la postura la fijó Héctor Sánchez. De entrada, el senador oaxaqueño sostuvo que la negativa de su partido a la intención de desnacionalizar la industria eléctrica no se origina en un nacionalismo exacerbado ni en una intransigencia política, sino en base a las experiencias de privatización anteriores, a la defensa de la soberanía y a la seguridad nacional.
Cuestionó luego la incongruencia en las cifras que sustentan la iniciativa presidencial y documentos elaborados por la propia Secretaría de Energía. Uno de los ejemplos que mencionó es que según la Prospectiva para el Sector Eléctrico 1997-2006, será necesario instalar 13 mil megavatios (MW), para lo que se requerirían 199 mil millones de pesos, sin embargo, dijo, a sólo un año de distancia las necesidades de inversión aumentaron a 250 mil millones de pesos para los mismos 13 mil MW, es decir, 41 mil 600 millones más.
El secretario Téllez Kuenzler no quiso entrar al debate de cifras. Desde uno de los escaños escuchó a los legisladores, mientras se recuperaba de la forma atropellada en que entró al recinto de Xicoténcatl, en medio de empujones, rechiflas y gritos de "vendepatrias" con que lo recibieron un grupo de trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), quienes se mantuvieron fuera de la sede senatorial.
Incluso varios focos se estrellaron en la puerta principal que Téllez logró traspasar casi en vilo, resguardado por fotógrafos y camarógrafos. "Era de esperarse", comentó, para luego agregar que los manifestantes "no son todos los trabajadores electricistas, sino sólo los del sindicato".
Quizá por ello desde su primera intervención hizo su más "amplio reconocimiento a los miembros del Sindicato Unico de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM) y, de manera destacada, a su secretario general (no mencionó que se trata de Leonardo Rodríguez Alcaine). Su convicción de que una industria eléctrica competitiva y en constante expansión es la única vía para asegurar más y mejores empleos dentro y fuera del sector eléctrico, los ha colocado del lado de la modernización del país".
Respondió también a las alusiones que el perredista Héctor Sánchez hizo al origen extranjero de su apellido, al reconocer al país que -dijo- abrió sus puertas en los años 30 a un refugiado que salió de la Europa totalitaria y gracias a México pudo formar una familia. "Este señor fue mi abuelo".
Esa fue la única vez que se salió del tema que llevaba preparado y que fue defender la iniciativa de reforma constitucional para la apertura del sector eléctrico. La parte medular de ese discurso fue insistir, una vez más, en los riesgos que traerá al país no aprobar la iniciativa presidencial.
ƑCuál es el costo político?, se preguntó muchas veces, y siempre respondió: "el costo político es que no haya electricidad dentro de tres años o dentro de cuatro o cinco, o que tenga que interrumpirse la expansión del sistema escolar mexicano, o que tengan que interrumpirse los sistemas de salud, para poder cubrir la demanda de electricidad que requiere el país. El costo político es que, como sucede el día de hoy, en Quintana Roo, en el corredor Tulum-Cancún, no se pueden establecer más hoteles porque ya no hay forma de darles electricidad hasta que entre en operación la planta Mérida III".
Si no hacemos nada, abundó el funcionario, entre el año 2000 y el 2005 aumentará la deuda del sector público consolidado en más de 25 mil millones de pesos y nuestras relaciones financieras, deuda, PIB, se deteriorarán significativamente. La alternativa, insistió, sería distraer recursos del gasto social o elevar impuestos y tarifas.
El senador independiente Leonardo Yáñez, el panista Rosendo Villarreal Dávila y el perredista Alfredo Garcimarrero expresaron en sus intervenciones la preocupación por los resultados de las privatizaciones de Telmex, las carreteras, los bancos y los ferrocarriles.
Luis Téllez rechazó que se trate de una privatización, reiteró que no se afectará la soberanía nacional ni la rectoría del Estado, y enfatizó que el proyecto presidencial no responde a presiones de organismos internacionales.
El legislador Héctor Sánchez exigió a Téllez no tratar de sorprender a los senadores con ''el sofisma'' de que la industria no se privatiza solamente porque no se venden los activos de la CFE. "Claro que se privatiza, ya que serán los particulares los que en adelante den el servicio de electricidad", concluyó.
En conferencia de prensa posterior, Téllez dijo que "hay un buen ambiente'' para la reforma. Sin embargo, salió entre empujones e insultos y sin convencer a los senadores.