n Advierte Barnés q ue no cederá a presiones de profesionales de la protesta


Rechaza el Consejo Universitario derogar el Reglamento de Pagos

n El paro ocasionaría la pérdida del semestre y la cancelación de proyectos de investigación, dice

María Esther Ibarra n El Consejo Universitario acordó rechazar por mayoría de votos la derogación del Reglamento General de Pagos (RGP), en tanto que el rector Francisco Barnés de Castro advirtió que no cederá a las amenazas de violencia de grupos y "profesionales de la protesta", aun cuando un paro prolongado tendría un "costo muy alto" para la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), incluyendo "la pérdida del semestre y la cancelación de importantes proyectos de investigación".

Empero, se aprobó mantener la vigencia del RGP hasta que en una nueva sesión del Consejo Universitario se decida ratificar o modificar su contenido, una vez que la Comisión de Presupuestos reciba en un plazo no mayor al 15 de mayo las propuestas que haga la comunidad universitaria en mesas de discusión, a efectuarse en cada una de las dependencias académicas de la UNAM.

El acuerdo, sin embargo, fue rechazado por el grupo de consejeros estudiantiles disidentes que demandan su derogación. "Se impuso la línea dura, encabezada por Carvajal (Máximo Carvajal, director de la Facultad de Derecho), aun cuando percibimos en el rector Barnés un ánimo conciliador", consideraron los representantes estudiantes de Ingeniería, Mario Sánchez (Medicina), Rubén Mendoza (Trabajo Social) y Luis Rico (Arquitectura).

Y es que al inicio de la sesión, Barnés de Castro leyó el documento Diálogo entre universitarios: principios y consensos. Conciliador pero tajante señaló que no cederá ante las amenazas de violencia y las acciones de grupos que atropellan los derechos de la mayoría de la comunidad, pero tampoco -dijo- "podemos ignorar a los universitarios que han manifestado un desacuerdo total o parcial" con el RGP y que "consideran que debió darse más tiempo para discutir la propuesta enviada por el rector al Consejo Universitario o para poder presentar sus propias propuestas".

Incluso admitió que "muchos universitarios" consideran que la institución debería ser gratuita, independientemente de su situación económica, y que toda contribución de los alumnos para el sostenimiento de la institución debe ser "estrictamente voluntaria y no a través de un esquema de cuotas".

Aunque dijo no coincidir con sus puntos de vista, afirmó estar convencido de que "si queremos que la UNAM sea un modelo de reflexión y tolerancia, de respeto y busca de consensos, donde no tenga lugar la descalificación automática ni tampoco exista motivo ni pretexto para recurrir a la confrontación, tenemos la obligación de escuchar, entender y respetar los puntos de vista de todos los universitarios y hacer todo lo posible por encontrar puntos de acuerdo que nos permitan superar las diferencias".

Fue entonces que convocó a todos los universitarios, en "particular a los alumnos y representantes en el Consejo Universitario, para que participen en un diálogo honesto y genuino que contribuya a superar nuestras diferencias, en lugar de recurrir a enfrentamientos estériles que solamente pueden dañar nuestra institución y su imagen ante la sociedad".

Por ello, invitó a quienes han manifestado su desacuerdo con el RGP a plantear propuestas concretas a la Comisión de Presupuestos del Consejo Universitario a más tardar el 15 de mayo próximo. Su iniciativa generó el debate sobre suspender o derogar el reglamento.

Los consejeros se entramparon en una discusión, la cual se prolongó por cerca de cuatro horas, cuando un grupo de consejeros estudiantiles, algunos académicos -entre ellos Octavio Rodríguez Araujo, Margarita Peña y Carola García, así como el representante del STUNAM, Carlos Espinoza- plantearon la derogación del reglamento y que se debatiera el incremento de cuotas en un diálogo público.

Tras la intervención de más de 20 oradores en pro y en contra, cerca de las 9 de la noche Barnés sometió a votación la abrogación del reglamento. Sin embargo, Carvajal le espetó al rector: "Si usted no precisa su propuesta, yo sí la preciso y le pido a usted la someta a votación". Barnés retomó la iniciativa de Rodríguez Araujo de llevar a cabo mesas de discusión en cada escuela y facultad, la cual finalmente fue aprobada por mayoría simple.

Ríspido también fue el intercambio de recriminaciones, ante los cuestionamientos que hizo el grupo de consejeros disidentes por la manera como sesionó el Consejo Universitario el 15 de marzo pasado, cuando fue aprobado el incremento de cuotas. Los representantes estudiantiles protestaron con pancartas que decían "Barnés, hiciste las cosas al revés", "La letra con lana no entra" y "Diálogo, diálogo, diálogo".

La consejera Lizette Jacinto, de la Facultad de Filosofía y Letras, dirigiéndose a Barnés, entregó en la sesión una bandera rojinegra, doblada, para en seguida decirle: "Si usted no rectifica su posición, la bandera la abrirá usted, por lo que tiene la última palabra para evitar una suspensión de actividades en la UNAM". Otros consejeros estudiantiles, como Bernardo Bolaños, Ariadna Montiel (de Arquitectura) y Javier Guzmán (de la Escuela Nacional de Trabajo Social) intervinieron para manifestar los acuerdos de la Asamblea Estudiantil Universitaria, exhortando al rector Barnés a evitar la huelga con el establecimiento del diálogo público.

Después de un estira y afloja, el rector ofreció disculpas a los consejeros que no pudieron asistir a la sesión mencionada: "Lo siento, fallamos", dijo escuetamente, pero también enjuició a los representantes que pudieron asistir y no lo hicieron y ahora se presentan como víctimas. En un momento, Rodríguez Araujo solicitó evitar las agresiones contra los consejeros, ya que también en esta ocasión fueron aventados por elementos de seguridad de la UNAM.

Sobre el conflicto, en su discurso Barnés de Castro por primera vez hizo un análisis. Manifestó que el amplio e intenso debate que se ha presentado en relación al RGP "era de esperarse, pues no en balde había permanecido inalterado por más de cincuenta años", y cuya modificación -agregó- "no se había hecho por exceso de prudencia o bien por presiones externas''.