CAMPO Y ECONOMIA: ERRORES ACUMULADOS
El crecimiento en los próximos años de la dependencia alimentaria del exterior ųespecialmente en granos básicosų, previsto por la Secretaría de Agricultura, tiene como correlato la depauperación de millones de campesinos, un fenómeno sostenido desde principios de la década pasada. De esta manera, las modificaciones al artículo 27 constitucional, la firma del Tratado de Libre Comercio y el desmantelamiento de organismos gubernamentales como Conasupo, arrojan un saldo por demás negativo y preocupante.
Por una parte, se ha colocado la satisfacción de las necesidades alimenticias del país en un contexto de riesgo, habida cuenta de su creciente dependencia de un mercado mundial volátil e incierto, lo cual incluso disminuye el margen de maniobra nacional en materia de relaciones exteriores. Por la otra, se ha llevado a la parte mayoritaria de la población rural a un callejón sin salida o, si se prefiere, al abandono forzado de su condición campesina. En efecto, los ejidatarios, comuneros y pequeños propietarios productores de maíz ųentre otros muchosų, carentes de tierras y de condiciones adecuadas para los cultivos de alto rendimiento, se ven obligados a buscar vías de subsistencia en la marginalidad urbana, la migración a Estados Unidos o el narcotráfico. Ello, a su vez, se traduce en un incremento de tales fenómenos así como en una per- ceptible destrucción de tejidos comunitarios, cultura y coherencia social.
Ciertamente, las pretensiones de convertir a México en una autarquía agrícola ųcomo lo fue, de alguna manera, el extinto Sistema Alimentario Mexicano, establecido en el sexenio de José López Portilloų eran insostenibles, particularmente en un entorno internacional de globalización económica, apertura de mercados e integración en el Tratado de Libre Comercio. Pero ello no justifica, de manera alguna, que, en los últimos 17 años, el gobierno haya abandonado a su suerte a los grupos campesinos referidos y haya generado, con ello, una catástrofe social y humana como la que hoy enfrentan.
Como ejemplo contrastante, los Estados que integran la Unión Europea fueron capaces de inscribirse con éxito en la globalización y la construcción de bloques económicos sin sacrificar a sus agricultores. Por el contrario, en forma paralela a la liberalización paulatina de sus fronteras y a la construcción del mercado común, fortalecieron a sus respectivos sectores campesinos y han sido capaces, hasta ahora, de resolver de manera satisfactoria los conflictos ųinevitablesų entre las agriculturas nacionales y los mercados internacionales.
En nuestro país es necesario revisar y modificar la política agraria y la política económica aún vigentes, así como la desafortunada articulación entre ambas.