n Héroes de la guitarra n
Hendrix Ť Foto: Chuck Boyd
Alfredo C. Villeda n Cuando un reportero preguntó a Ritchie Blackmore quién era el mejor guitarrista de rock, el líder de Deep Purple no dudó en su respuesta: "El que era mejor que yo ųse refería a Jimmi Hendrixų ya murió." Más allá de vanidad o modestia, la percepción de Blackmore sobre el podio de los héroes de la guitarra se comenzó a forjar cuando éste era un novato.
En esos años, 1966-67, había nacido la primera "banda" de rock en forma, Cream, cuyo fundador y cabeza, Eric Clapton, despuntaba como la máxima figura en lo que a cuerdas se refiere.
En una de sus primeras giras, el road manager del grupo le contrató a un quinteto como telonero. En el camerino, una algarabía inusitada para los grupos abridores llamó la atención de Clapton. En el escenario, un muchacho de cabello ensortijado hacía vibrar a la multitud con sus riffs. El conglomerado exigía más piezas a la entonces desconocida agrupación británica, por lo que el autor de Layla ordenó cancelarle el contrato. No iba a permitir que alguien, menos un novato, le hiciera sombra. Ese muchacho era un discípulo de Jeff Beck, Ritchie Blackmore. Su formación más tarde se llamó Deep Purple.
Sin embargo, este no sería el único "duelo" en la materia, ya que uno de los colectivos que vio nacer a Slow Hand, The Yardbirds, tuvo también en sus filas a otros dos monstruos: Jeff Beck y Jimmy Page (Led Zeppelin), quienes conformaron The Holy Trinity. Es conocida la anécdota sobre el graffiti en una barda londinense con la contundente frase: "Clapton es Dios". También la respuesta de éste a tal aclamación: "Mientras Beck viva, nadie puede llamarme Dios". Pero menos citada es la declaración del autor de White Room sobre el equilibrio entre su voz y la lira: "Quizás no soy de los mejores cantantes, pero con la guitarra desquito cualquier hándicap"
Así, de este reducido número de guitarristas saldrá sin duda su máximo representante cuando el inevitable litigio de fin de siglo sobre "los mejores" alcance al rock. Después vinieron al menos cuatro más que, empero, será difícil lleguen a las alturas de los pioneros: Carlos Santana, Alvin Lee (Ten Years After), Mark Knopfler (Dire Straits) y Tommy Scholz (Boston). Quizás en otro apartado deba mencionarse a Bob Dylan, Frank Zappa, Robert Fripp (King Crimson) y Blues Boy King, quienes eran, per se, un concepto musical total, más allá de sus Fender, Stratocaster o Lucile.
Y es que ni siquiera bandas legendarias como The Rolling Stones (Keith Richards), The Beatles (George Harrison) o U2 (The Edge) tuvieron a un guitarrista que se acerque un poco a los ya mencionados. Otras agrupaciones vieron en los bajistas a sus líderes naturales, como Police (Sting) y Iron Maiden (Harris, señalado por los conocedores como el mejor en cuatro cuerdas), o a sus vocalistas, en los casos de The Doors (Jim Morrison), Black Sabbath (Ozzy Osbourne), Aerosmith (Steven Tyler), Queen (Freddie Mercury) y, en los noventa, Nirvana (Kurt Cobain).
Otras alineaciones legendarias como The Who, Pink Floyd, Yes, Scorpions, Foreigner, Grand Funk, Rush, Judas Priest o AC/DC tuvieron en el carácter colectivo su fuerza principal, y en los dos últimos casos se agregaba el ingrediente del espectáculo, con las célebres motocicletas Harley Davison montadas por el cantante Rob Halford en el stage o con el disfraz de niño maleducado que ostentaba el guitarrista Angus Young. También deberán aparecer en cualquier lista quienes tuvieron en las cuerdas acústicas su mayor atributo, como Cat Stevens (o como se llame ahora, en su periodo musulmán), Jim Croce y Peter Frampton. Quizás en este espacio tenga lugar la única mujer que se caracterizó por su guitarra en el rock, Nancy Wilson, de Heart.
Ya en esta década destacaron formaciones entre cuyo material figuraba de manera preponderante la fuerza de sus liras, como Guns and Roses (Slash) y Metallica (James Hetfield), aunque la presencia de sus cantantes neutralizaban el privilegio del aplauso. En este apartado cabrían Def Leppard, que también se consumó como grupo, y Van Halen, si bien Alex, su guitarra, era el líder.
Otros pasarán a la historia del rock recordados por unos cuantos riffs, como Ace Frehley (Kiss, con Detroit Rock City), Glenn Frey, Don Henley y Don Felder (Eagles, con Hotel California) y Neil Geraldo (Pat Benatar, con Heartbreaker).
Hasta ahora, entre quienes son los principales candidatos al cetro parece haber coincidencia: todos, alguna vez, han dado su "voto" a Jimmi Hendrix.
Un dato más: la revista con mayor prestigio en la materia, Rolling Stone, ha llevado a Hendrix, a Clapton, a Beck y a Page en su portada a lo largo de 31 años. Pero nunca ha dado ese privilegio a Deep Purple y mucho menos a Blackmore, creador también de otro grupo fundamental, Rainbow, de donde surgió una de las voces más poderosas del orbe, la de Ronnie James Dio. La revista Guitar Player, posterior, es otro boleto.
A menos de dos años del fin de siglo, con el conteo regresivo en marcha, la revisión de los héroes de la guitarra es imprescindible: los principales nominados ųno sólo en este texto, por supuesto, sino a lo largo del historial documentado del rockų sobrepasan, todos, los 50 años, pero es difícil que alguien más joven les dispute la supremacía. El debate y el fallo (siempre subjetivos y, quizás, injustos) así lo confirmarán.
Quizás el elemento que ha dado un carácter mítico a esa quinteta es su permanencia ųcon excepción de Hendrix, of courseų. Los premios Grammy de Clapton y su última producción, Pilgrim; los experimentos de Page con el vocalista David Coverdale (Whitesnake), su regreso marroquí con Robert Plant (el álbum No Quarter) y su participación musical en Godzilla; el resurgimiento de Blackmore con Deep Purple y después con su Arco Iris, incluidas giras mundiales; y la vigencia de Beck, que incluso visitó México el año pasado, hablan de esa situación. Están en vigor. Pero Hendrix tiene a su favor la sentencia de Edgar Poe: "Aun en la tumba, no todo está perdido".