GALERIA Ť Augusto Fernández Guardiola
Relación entre el sueño y la epilepsia
Normalmente, entre 80 y 110 minutos después de comenzar a dormir y descansar, se entra en un estado especial en el cual somos invadidos por ensoñaciones, cuya estructura es eminentemente visual. En esa etapa ųque se conoce como fase de Movimientos Oculares Rápidos (MOR)ų el doctor Fernández Guardiola estudia la relación del sueño con la epilepsia, es decir, cómo una señal puede modificar a la otra.
Egresado de la Facultad de Medicina de la UNAM, Augusto Fernández Guardiola (Madrid, España, 1921) obtuvo una maestría y posteriormente un doctorado en la Universidad de Aix en Provance, Marsella, Francia. Actualmente es profesor emérito de la Facultad de Psicología de la UNAM y jefe de la División de Neurociencias del Instituto Mexicano de Psiquiatría.
"Como alumno de los maestros Dionisio Nieto, Efrén C. del Pozo y Ramón de la Fuente, desde estudiante me interesó mucho la neuroanatomía, la neurofisiología y la psicofisiología ųlo que ahora llamamos neurocienciasų. Hacíamos muchos experimentos para ver cómo se modificaba la actividad cerebral de animales sometidos a estimulaciones eléctricas y a sustancias que sabíamos actuaban sobre el cerebro.
"En los manicomios observamos a muchos pacientes epilépticos que tenían ataques durante la noche, mientras dormían. Nos interesó entonces, tanto en relación con los mecanismos de la epilepsia como con los del sueño, analizar los electroencefalogramas (registro de la actividad eléctrica cerebral) durante el sueño de toda la noche. Encontramos que muchos tenían ataques epilépticos de diverso grado, pero que cuando aparecía la fase MOR, los paroxismos epilépticos desaparecían o aminoraban notoriamente. Por eso designamos a esa etapa MOR como anticonvulsiva."
La fase MOR se repite durante toda la noche en cuatro o cinco etapas que duran unos 18 minutos. Las lesiones y fármacos alteran esa distribución y cantidad de MOR. Por ejemplo, en jóvenes que inhalan solventes orgánicos puede desaparecer esa fase, al igual que en los alcohólicos crónicos y en general en los que usan drogas depresoras.
En los años 70, explica el investigador, surgió un modelo de epilepsia experimental en animales que tenía la virtud no sólo de provocar ataques, sino de estudiar desde el mecanismo de su origen. "Ese modelo se conoce en inglés como kindling, activación progresiva o algo que crece. Desde entonces hemos trabajado en ese modelo".
La técnica consiste en estimular diariamente a un animal con débiles corrientes eléctricas o sustancias químicas activadoras, sólo durante unos segundos, y ver cómo después de unos días sus respuestas se acentúan, hasta que llega a manifestar ataques epilépticos.
"Ese modelo sirve para estudiar el desarrollo progresivo de los mecanismos que producen los paroxismos aislados y no solamente las crisis convulsivas (ataques), como muchos otros modelos de epilepsia experimental. De esa manera se ha logrado establecer el inicio del trastorno cerebral, que a la larga producirá la epilepsia con convulsiones, y desarrollar métodos de exploración viendo cómo evoluciona la actividad cerebral por largos periodos y en diferentes estados de conciencia."
El investigador también estudia la neuroquímica del kindling, en la que ha observado el aumento de opioides endógenos. "Una hipótesis es que esas sustancias ųal igual que algunas otras que estudia con la doctora Patricia Josephų pudieran intervenir en los mecanismos de integración de la actividad convulsiva".
Uno de los aspectos más importantes del estudio de la actividad cerebral durante el sueño, describe el especialista, ha sido demostrar que, algunas veces, pueden hacerse diagnósticos erróneos, por ejemplo de esquizofrenia. "Hay un tipo de epilepsia, que se llama del lóbulo temporal, en la que pueden coincidir algunos síntomas característicos de la esquizofrenia, como las alucinaciones. Esos enfermos pueden ser considerados por largo tiempo psicóticos, hasta que hacemos registros de toda la noche y aparecen paroxismos convulsivos y descubrimos el verdadero mal". (Mirna Servín) (Fotos: Carlos Cisneros)
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