n Acabar con la "crucifixión de indocumentados", petición de Viernes Santo


En NY, Jesús habló en defensa de migrantes

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Nueva York, 2 de abril n Jesús apareció en la parte baja de Broadway, la calle principal y más larga de Nueva York, disfrazado como indocumentado mexicano, cargando su cruz y las penas de los inmigrantes ilegales de este Estados Unidos.

Frente al edificio de oficinas del gobierno federal en esta urbe, se llevó a cabo el Segundo vía crucis de los inmigrantes, que fue un acto para exigir el fin de su ''crucifixión'' antes de la llegada del nuevo milenio.

Organizado por la Asociación Tepeyac, un grupo de apoyo para la comunidad mexicana, el evento fue una protesta religiosa, ya que ''los inmigrantes indocumentados continúan siendo crucificados en nuestra sociedad por políticos racistas, leyes de inmigración, la migra, patrones injustos y abogados estafadores'', informó el grupo.

''Jesús fue perseguido por los líderes de Israel, no por crímenes cometidos, sino que fue usado como chivo expiatorio para dar un escarmiento en Israel a todos los que provocaran cualquier tipo de turbulencia social. Hoy, a casi 2 mil años, los inmigrantes son perseguidos en las calles de Nueva York y de todo el país, no por algún crimen cometido, sino por el simple hecho de vivir y trabajar en Estados Unidos'', declaró el cura Joel Magallán-Reyes, de la Asociación Tepeyac.

Los organizadores declararon que jóvenes inmigrantes son obligados a dejar sus familias, escuelas y países ''huyendo de las condiciones económicas causadas por gobiernos corruptos y políticas globalizadoras de intercambio comercial, tales como el TLC'', y advirtieron que ahora se enfrenta la pérdida de una generación entera de jóvenes inmigrantes. ''Si no evitamos ahora este trato inhumano y sus consecuencias, todo el resto de sus vidas será un vía crucis''.

Agregaron que igual que Jesús fue detenido por los soldados romanos por orar, ''los trabajadores inmigrantes son capturados en las redadas como animales en el sencillo acto de trabajar de 70 a 80 horas a la semana en los talleres del sudor por salarios de esclavos''.

Agregaron que del mismo modo en que Jesús fue humillado y ridiculizado en las calles de Jerusalén, los políticos de derecha hacen lo mismo con los inmigrantes hoy día. Igual que la crucifixión de Jesús fue una cruel pena de muerte, ''hoy las deportaciones son un tipo de penas de muerte mentales y emocionales que separan a padres e hijos, esposos y esposas....''

Unas 200 personas participaron en el acto frente al edificio federal, dentro del cual están las oficinas del Servicio de Inmigración y Naturalización (SIN) en esta ciudad. La fila siguió al nazareno y su cruz durante las 15 estaciones que le dio la vuelta a la manzana. Una decena de policías y dos patrullas siguieron los pasos de Jesús y vigilaron la procesión mientras una bandera estadunidense ondeaba frente al edificio y varias mexicanas portadas por los participantes, y una de la Virgen de Guadalupe, protegieron a los inmigrantes mexicanos.

En cada estación se leía en voz alta un texto que describía el momento y los participantes respondían. En la primera, donde Jesús fue condenado a muerte, todos respondieron: ''Nosotros, allá en nuestras tierras, hemos trabajado honestamente para sostener a nuestras familias y aunque inocentes de la globalización, del neoliberalismo, del NAFTA (TLC) y de la deuda externa de nuestros países, los imperios actuales han creado para las empresas poderosas el libre comercio y a los empobrecidos nos han arrebatado la posibilidad de vender nuestros productos y con ello han provocado el desempleo... Así nos han expulsado de nuestra tierra y nos han condenado a ser migrantes... a ser tratados como delincuentes y a ser mano de obra barata...''

Al ser clavado a la cruz, todos respondieron: ''Clavados por la persecución de las leyes de inmigración. Para los gobiernos de nuestras naciones de origen no existimos... Nos faltan fuerzas para reclamar y demandar justicia. Muchas veces estamos a punto de gritar como Jesús, 'Padre: Ƒšpor qué me has abandonado!?''.

El acto concluyó con estas palabras: ''Vernos aquí luchando, siguiendo la práctica de Jesús de denunciar las injusticias en contra de los seres humanos. Vernos aquí reunidos como pueblo, como hermanos es un signo de la resurrección de Jesús, signo de que la muerte de Jesús no ha sido en vano... La sangre de los que han caído en el camino es sangre que alimenta la lucha de nuestra raza... hombres nuevos amando sin fronteras''.

En un Viernes Santo nublado y frío, Jesús apareció en las calles de la ciudad más rica del mundo, hablando español y rodeado por inmigrantes. Los romanos en el gobierno federal aún no entienden que el Salvador podría estar acá abajo, entre las sombras de los rascacielos imperiosos, hablando de justicia en español.