n Amenaza Bill Clinton a Belgrado con segregarle la provincia serbia
Yugoslavia reduciría su presencia militar en Kosovo si cesan ataques
n Rusia dice que "no se dejará arrastrar a un conflicto armado" n Dialogó Primakov con Milosevic
Afp, Ap, Dpa, Reuters y Xinhua, Washington, 30 de marzo n En lo que Estados Unidos y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) calificaron como "inaceptable", el presidente yugoslavo Slodoban Milosevic manifestó hoy su disposición a reducir la presencia militar en la provincia serbia de Kosovo una vez que la alianza belicista cese los bombardeos contra su país.
Pero el presidente Bill Clinton fue más allá al advertir que podrían peligrar las reclamaciones de Belgrado sobre la soberanía de Kosovo, mientras su par ruso, Boris Yeltsin, tras señalar que Moscú "no se dejará arrastrar a un conflicto armado", indicó que su rechazo a la acción bélica contra Yugoslavia "no debe tener como consecuencia una larga crisis en las relaciones de Rusia con Estados Unidos".
El pronunciamiento de Milosevic se produjo en momentos en que el viceprimer ministro yugoslavo, Vuk Draskovic, declaró a la radio militar israelí que "las emociones han llegado al paroxismo y vistas las circunstancias puede que actos de represión, incluso atrocidades, hayan sido cometidos".
"No se trata de una estrategia concertada del Estado yugoslavo", subrayó Draskovic, refirieron las agencias Afp y Ap.
El primer ministro ruso, Evgueny Primakov, sostuvo hoy en Belgrado un encuentro con Milosevic, que se prolongó seis horas, y en el que el gobernante yugoslavo aceptó una propuesta del jefe de gobierno destinada a poner fin al conflicto armado que comenzó el día 24 cuando la OTAN empezó a bombardear el territorio yugoslavo.
Milosevic indicó que "después de la finalización de los bombardeos y como consecuencia lógica de este hecho, la dirección yugoslava aceptará la propuesta rusa de comenzar a reducir la presencia de una parte de las fuerzas que se encuentran en la provincia de Kosovo para la defensa contra la agresión extranjera".
"La detención de la agresión de la OTAN y una solución pacífica tienen la mayor importancia para el futuro de los Balcanes, que se encuentran al borde de una nueva explosión", agregó el mandatario, según un comunicado divulgado por la televisión yugoslava.
Resaltó que "nos mantenemos firmemente dispuestos a buscar una solución política por medio de negociaciones y aspiramos a que un acercamiento constructivo se manifieste en este proceso.
"El problema de Kosovo debe solucionarse, pero solamente a través de medios políticos, en consecuencia el problema puede ser resuelto, pero no mediante miles de toneladas de bombas", sostuvo.
Expuso Milosevic que "los pueblos de Yugoslavia se oponen resueltamente a la agresión criminal de las fuerzas de la OTAN. Nuestro pueblo heroico probó que las fuerzas de las armas no pueden destruirlo. Estamos dispuestos a defender nuestro país hasta el final".
"No es la primera vez que Yugoslavia debe defender su libertad y el derecho a su soberanía, su integridad territorial y su dignidad. Estamos convencidos de que, una vez más, pasaremos exitosamente el examen", dijo el mandatario yugoslavo.
"En este momento, con la finalidad de dejar el campo libre a una solución política, la agresión debe cesar inmediatamente", recalcó, y concluyó que "el fin de la agresión y el retorno de la paz en Kosovo permitirán a todos los ciudadanos (yugoslavos), independientemente de sus convicciones nacional y religiosa... regresar libremente a sus hogares".
De inmediato Primakov viajó a Alemania, para informar al canciller federal alemán, Gerhard Schroeder, los resultados de sus gestiones con el mandatario yugoslavo, que valoró positivamente.
"En general, es un buen comienzo. Vemos la situación como esperanzadora", consideró el primer ministro ruso a su llegada al aeropuerto de Colonia-Bonn.
Schroeder, quien instó a Milosevic a poner fin al "genocidio" que se ejecuta en Kosovo, mantuvo después consultas telefónicas con Clinton, quien a su vez señaló, en un comunicado, que "comparto los puntos de vista del canciller Schroeder, según los cuales las propuestas del presidente Milosevic son inaceptables".
Más tarde, en un acto en el Departamento de Estado, el jefe de la Casa Blanca advirtió que las matanzas de kosovenses de origen albanés, que supuestamente cometen soldados yugoslavos, pueden poner en peligro las reclamaciones de Belgrado sobre Kosovo.
"Si alguna vez hubo alguna duda de lo que está en juego en Kosovo, el señor Slobodan Milosevic por cierto la está disipando con sus acciones".
Y añadió: "Son la culminación de más de una década del uso de odios étnicos y religiosos como justificación para desarraigar y asesinar a civiles pacíficos completamente inocentes para sentar las bases del poder absoluto de Milosevic".
Clinton indicó que el mandatario yugoslavo "actualmente enfrenta el costo creciente de su continua agresión", y expuso que "durante un periodo sostenido nos ocuparemos de que sus fuerzas militares sean seriamente disminuidas, su infraestructura militar clave destruida y la perspectiva del apoyo internacional a la posesión serbia de Kosovo cada vez más perjudicada. Debemos mantenernos resueltos y determinados, con la voluntad de seguir adelante".
Se trata de la primera ocasión en que Clinton sugiere la posibilidad de apoyar una eventual independencia de Kosovo. En el acuerdo político planteado por el Grupo de Contacto sólo se respaldó una mayor autonomía para la provincia serbia de Kosovo, cuya población es mayoritariamente de origen albanés.
En el acuerdo, que establecía un periodo de tres años antes de determinar el estatuto final de Kosovo, se incluyó además el despliegue de 28 mil efectivos de la OTAN para garantizar su cumplimiento.
Belgrado aceptó el acuerdo político, aunque no lo suscribió tras alegar que el documento firmado finalmente por los kosovenses era diferente al pactado el mes pasado en Francia, y colocaba a los serbios e integrantes de otras minorías como ciudadanos de segunda clase.
Asimismo, mantuvo su negativa al despliegue de tropas de la OTAN en su territorio, argumento que fue invocado para empezar los bombardeos el pasado día 24.
La propuesta de Milosevic fue rechazada también por el primer ministro británico, Tony Blair, quien consideró que no representan "base para un arreglo político", y su canciller Robin Cook dijo que el cese del fuego no sería suficiente para frenar los ataques de la OTAN.
En Madrid, reportó la corresponsalía de La Jornada, el presidente del gobierno español, José María Aznar, defendió ante el Congreso de los Diputados la participación activa de su país en la campaña bélica contra Yugoslavia.
"Los canales diplomáticos para concluir la crisis siguen abiertos"; pero todo está "en manos" del presidente Milosevic, dijo.
"Las últimas noticias apuntan a un agravamiento de la limpieza étnica por parte de las fuerzas serbias. Si no podemos detener esa campaña, la estabilidad de nuestro continente estará en peligro", señaló el mandatario español, quien había expresado su confianza en la gestión diplomática emprendida por el primer ministro ruso.
Los parlamentarios criticaron la "tardanza" de la comparecencia de Aznar, pero casi todos coincidieron en que las acciones de la OTAN eran "inevitables", a excepción de Izquierda Unida, cuyo líder, Julio Anguita, calificó los bombardeos como "ilegales e ilegítimos" y de "terrorismo de Estado internacional".
Mientras, en su mensaje anual ante el Parlamento ruso Yeltsin declaró que "Rusia tomó su decisión: no se dejará arrastrar a un conflicto armado", y subrayó que "el trágico error de la dirigencia estadunidense en la cuestión de Kosovo no debe tener como consecuencia una larga crisis en las relaciones rusos-estadunidenses".
La postura de principios de Rusia, dijo, es "resolver controversias y conflictos sólo por la vía democrática", pero añadió que "la crisis de Yugoslavia mostró de nuevo lo fundado que es nuestro rechazo a la ampliación de la OTAN", pero en tono conciliador aclaró que "Rusia le evitará al mundo una nueva división".
Mientras el influyente general Alexander Lebed abogó porque Moscú venda sistemas de defensa antiaérea a Belgrado, Juan Pablo II se pronunció por tercer día consecutivo por el cese de los bombardeos, y se convocó a una cumbre de nuncios en los países integrantes de la OTAN.
Por su parte, el canciller chino, Tang Jiaxuan, afirmó que la crisis bélica no tendrá finalmente repercuciones negativas sobre las relaciones entre China y Europa occidental, en tanto que Japón saludó los esfuerzos pacifistas de Primakov.
Una encuesta conjunta del diario Washington Post y la televisora ABC encontró que 55 por ciento de los ciudadanos estadunidenses respalda los ataques a ordenados por su gobierno contra Yugoslavia.
Mientras tanto, cerca de 3 mil serbios se manifestaron en Liubliana, capital de la ex república yugoslava de Eslovenia, contra los ataques de la alianza atlántica, en tanto que unas 500 personas hicieron lo propio en Madrid.