n Abordaron el quehacer del fraile dominico


Caballero, hombre de ciencia

sin obra completa: Trabulse

n Dendrología natural..., un libro en edición facsimilar

Merry Mac Masters n Para comprender la naturaleza de la obra de fray Juan Caballero, enigmático personaje y hasta hace pocos años un hombre de ciencia sin rasgos históricos, debemos situarlo en un momento de apertura que va de 1770 a 1790, o sea, el periodo que se enmarca entre la renovación jesuita y la apertura oficial impulsada por la Corona española, dijo el historiador Elías Trabulse al presentar anteanoche, en las instalaciones de Fomento Cultural Banamex, el facsímil de la obra Dendrología natural, y botaneología americana, o tractado de los árboles y hiebas ųsicų de la América, realizada entre 1785 y 1788 por el dominico, libro que conmemora el inicio de los trabajos de restauración del ex convento de Santo Domingo de Oaxaca en julio de 1998, precisamente porque por ahí vivió el autor.

Para Trabulse, Caballero cae en la línea de los hombres de ciencia que no nos legaron una ''obra completa" sino artículos diseminados en gacetas, diarios, folletos u hojas sueltas, hecho que sin duda contribuyó al olvido en que cayeron. Si uno de los ''principales núcleos intelectuales de la Nueva España donde se dio este impulso hacia la renovación científica y filosófica fue la ciudad de Oaxaca", fue en este ambiente propicio a los estudios científicos, particularmente los de historia natural, y por ende la botánica, donde Caballero realizó sus investigaciones. Aunque la labor botánica del fraile no se circunscribió a la Dendrología, desde el punto de vista de la historia de la ciencia y la iconografía científica mexicana ésta ocupa el lugar central de sus estudios sobre la flora de México.

A decir de Trabulse, cualquier suposición respecto de la Dendrología no pasa de ser una hipótesis al no poseer el texto descriptivo, ''si es que lo hubo". Por lo demás, ''también ignoramos otros puntos esenciales acerca de esa importante obra: el número de volúmenes, el año en que fue terminada, cuál era la lámina que le falta". Pero a pesar de estas lamentables limitaciones es evidente que la Dendrología es ''una valiosa obra iconográfica mexicana, impar en su género y de la que no hallamos paralelo alguno en su época", concluyó el historiador.

María Isabel Grañén Porrúa, directora de la Biblioteca Francisco de Burgoa de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, platicó cómo hace un lustro comenzó el proyecto de catalogación y clasificación de su fondo bibliográfico. Fue de entre los aproximadamente 24 mil volúmenes, que hoy comprende la biblioteca, como se descubrieron verdaderas sorpresas, entre ellas ''un cuadernillo iluminado con plantas", compuesto por 58 páginas de papel de lino. En su momento, el pintor oaxaqueño Francisco Toledo propuso publicar una edición facsimilar pero sólo se tomaron las fotografías en blanco y negro. Más tarde se percató que el autor del manuscrito, Caballero, fue un dominico distinguido por sus estudios de la ciencia natural, las plantas y los fenómenos meteorológicos.

Grañén Porrúa dijo que don Manuel Martínez Gracida, en su obra inédita Galería de oaxaqueños notables y escritores nacionales y extranjeros, cuyo manuscrito original se encuentra en la biblioteca a su cargo, dice que fray Juan Caballero escribió Historia de muchas plantas que crecen en la provincia de Oaxaca, que existía en la Biblioteca de Santo Domingo y que desgraciadamente se perdió. Posiblemente la Dendrología haya sido el complemento gráfico de la obra que menciona Martínez Gracida, acotó la historiadora del arte.

 

Volumen en papel chichicastle

 

Respecto del volumen facsimilar, cuyo tiraje de dos mil ejemplares casi se agotó, Grañén Porrúa apuntó que como se trata de las plantas de Oaxaca, se decidió que la cubierta fuera de papel fabricado con chichicastle, fibra que tradicionalmente se usaba para hacer textiles y que en la actualidad se manufactura en el taller Arte-Papel-Oaxaca, proyecto que encabeza Toledo.

Alejando de Avila, director del Jardín Etnobotánico ubicado en el Centro Cultural Santo Domingo, Oaxaca, también escribió un texto para el libro en cuestión: El nombre de la yerba. Citas y apuntes para acompañar la Dendrología de fray Juan Caballero. A pesar de que el manuscrito consta nada más de imágenes y nombres, para De Avila había dos vertientes que resaltar: primero, documentar el desarrollo de una etnobotánica mestiza, es decir, un conocimiento botánico netamente mexicano y oaxqueño, ya que registra 25 nombres de plantas derivados de lenguas indígenas mexicanas, pero que son términos que han sido modificados por el contacto con el español.

Sin embargo, quizá lo más interesante es que documenta 19 nombres de plantas que son castizos. Segundo, este documento es como una biblia para nosotros, indicó.

De Avila no se limitó a presentar los nombres indígenas modificados así como los castizos, también puso de relieve una serie de ausencias en las ilustraciones como, por ejemplo, el copal, ''muy usado en la vida diaria de los dominicos", al igual que el árbol de tule, el guaje y todas aquellas plantas relacionadas con la gastronomía local.

Justo cuando María Isabel Grañén y Elías Trabulse iban a proponerle a Alejandro de Avila que el Jardín Etnobotánico llevara el nombre de Caballero ųpetición que hicieron despuésų, fray Eugenio Martínez, dominico que se encontraba entre el público, pidió la palabra para hacer algunas observaciones.