Hace días, con motivo de la grabación de un programa de radio, estuve inmerso en una interesante plática sobre la música celta o, para decirlo con propiedad, la música de origen celta. La charla en cuestión tuvo como asunto central la presencia de la música celta en el ámbito sonoro del fin del milenio. Al respecto, se manejan varias teorías para explicar el indiscutible auge que ha tenido en el último par de décadas, en un fenómeno que abarca geografías y grupos sociales diversos. Las tres teorías más usuales son, a saber:
1. El misticismo inmemorial que rodea a la cultura celta, reflejado en la música, es un elemento especialmente atractivo para quienes creen que el cambio de milenio y la llamada Era de Acuario son hitos importantes en la historia del mundo y en sus historias personales.
2. Después de algunas décadas en que muchas manifestaciones de música popular fueron regidas por el exceso de decibeles y la falta de un discurso coherente, la música celta viene a representar un remanso de paz y equilibrio sonoro.
3. Los mercaderes musicales, siempre ávidos de aumentar sus ventas a cualquier costo, han hallado en la música celta ciertas características para incorporarla indiscriminadamente al llamado new age, un género que, como bien se sabe, vende mucho.
Como suele ocurrir en estos casos, creo que la respuesta al reciente auge de la música celta puede encontrarse por partes iguales en las tres teorías anotadas y en algunas otras de menor peso. Sea como fuere, el caso es que la música celta se ha convertido en una presencia amplia, numerosa y continua en el ámbito de la cultura contemporánea, y sin duda uno de sus mayores atractivos es esa especie de universalidad en pequeña escala que le da el hecho de que sus orígenes pueden ser hallados por igual en Irlanda y Escocia, que en Galicia y Asturias, o en Gales, Córcega y Bretaña.
De hecho, en estos lugares, el rescate y práctica de la música celta se ha convertido en un asunto de cultura política y de política cultural. Como ejemplo de ello, recuerdo que en un viaje que hice a Irlanda del Norte hace algunos años descubrí que la práctica de la música celta (así como el empleo del idioma irlandés) está más arraigada entre la comunidad republicana que entre los unionistas.
En las dos últimas décadas han surgido a la fama y el prestigio numerosos artistas y grupos que dejaron una huella notable en lo que al rescate de la música celta se refiere. Por mencionar sólo algunos, recuerdo los nombres de Clannad, Enya, Loreena McKennit, The Bothy Band, Capercaillie, Milladoiro, Emilio Cao, I Muvrini, Máire Brennan, Fiona Joyce, Gwenva, Maura O'Connell, Mary Black, Alan Stivell, Karen Matheson, The New St. George, Déanta, Sharon Shannon, Old Blind Dogs. Y la lista puede prolongarse hasta la página siguiente. (Excepción notable: el grupo Celtas Cortos, el origen de cuyo nombre es una buena pregunta de trivia).
Uno de los aspectos más atractivos de la música celta es que, al interior del fenómeno conocido como world music o música del mundo, se han dado numerosos fenómenos de fusión con expresiones, instrumentos, estilos y lenguajes de otras culturas. De estas fusiones de lo celta con otras músicas surge, de nuevo, la saludable idea de que las fronteras y las etiquetas en el mundo musical tienen cada vez menos relevancia. En México, el auge de la música celta se ha dado más en el plano de la audición y el consumo que en el de la creación. Existen en nuestro país, sin embargo, algunos intérpretes y grupos que exploran la música celta, tanto desde el punto de vista de sus orígenes como a partir del enfoque multicultural. Así, durante la conversación que dio origen a este texto me enteré, con gran sorpresa y mayor curiosidad, que existe un fenómeno de fusión musical-cultural llamado kelt-mex.
A los interesados en la música celta (sé que son muchos) y en sus posibles y sorprendentes fusiones con otros sonidos, les recomiendo asistir hoy a la Sala Ponce, del Palacio de Bellas Artes, a las 19:00 horas. El Ensamble Kéltica, comandado por la hábil y versátil arpista Cynthia Valenzuela, presentará un disco muy interesante y hará música en vivo. Una buena oportunidad para desentrañar algunos misterios de los celtas.