BALANCE INTERNACIONAL Ť Gerardo Fujii
Dolarización de la economía

En las últimas semanas, algunos círculos empresariales del país han planteado que para estabilizar la economía, México debe adoptar el régimen cambiario denominado consejo monetario. O sea, proponen adoptar el sistema implementado en Argentina desde comienzos de los noventa. Bajo éste, el peso estaría ligado al dólar a un tipo de cambio fijo.

Algunos han sostenido que esa propuesta constituye un atentado a la soberanía nacional, y se han mostrado dispuestos a defender el peso como perros. Menem ha ido más allá. Propone eliminar el peso argentino y sustituirlo por el dólar; sin embargo, el secretario del Tesoro de los Estados Unidos ha salido en defensa de la soberanía argentina, con lo cual la propuesta no ha prosperado.

El régimen del consejo monetario estuvo muy difundido en las colonias francesas y británicas de Africa, Asia y el Caribe. La ''descolonización'' posterior a la Segunda Guerra Mundial condujo a la desaparición de este sistema cambiario, y actualmente, sólo unos pocos países pequeños, como Singapur, Brunei y Hong Kong, a los cuales se unió Argentina, lo conservan.

El funcionamiento del consejo monetario requiere que la oferta de moneda nacional esté plenamente respaldada por reservas en dólares, con lo que aquélla está regulada por la disponibilidad de reservas. Se supone que este sistema asegura, igual que el régimen del patrón oro, que el balance de pagos siempre tienda al equilibrio. Si el país tiene superávit en sus cuentas externas, aumentarán las reservas y la oferta monetaria, lo que elevaría los precios internos, con lo cual se perdería competitividad, se reduciría sus exportaciones y aumentaría las importaciones, restableciéndose así el equilibrio externo. En el caso opuesto, si el país incurre en un déficit en el balance de pagos, la reducción de las reservas contraerá la oferta monetaria, provocando la caída de los precios internos, el aumento de las exportaciones y el descenso de las importaciones, conduciendo nuevamente a la economía hacia el equilibrio. Al pronunciarse en favor del consejo monetario, los empresarios han destacado este punto, dado que si el balance de pagos tiende automáticamente hacia el equilibrio, ello hace innecesario atraer capital externo para financiar el déficit, lo que permitiría reducir las tasas de interés.

El elemento crucial para que funcione este mecanismo de ajuste es que exista efectivamente una relación directa entre los precios y la oferta monetaria, o sea, que los precios sean flexibles tanto hacia la baja como hacia el alza ante las variaciones en la cantidad de dinero. Sin embargo, la economía contemporánea, caracterizada por el dominio de grandes productores, tiene en la inflexibilidad de precios uno de sus rasgos distintivos. En este contexto, el mecanismo de ajuste de la economía, que deja de operar a través de los cambios en los precios, es bastante doloroso, ya que actúa mediante modificaciones en los niveles de producción y empleo. Si una economía muestra déficit externo, se ajustará reduciendo la producción y aumentando el desempleo. Esto es lo que ha estado ocurriendo en Argentina. De modo que actualmente, en la economía real el costo de la adopción del consejo monetario bien puede ser mayor que los beneficios que supuestamente tendría. Fue precisamente lo doloroso de este mecanismo de ajuste lo que condujo a que en la década de los treinta el mundo abandonara el régimen del patrón oro.

Por otra parte, la equivalencia entre oferta monetaria y disponibilidad de reservas es plenamente válida sólo si el dinero está constituido por billetes y monedas en circulación, o sea, si no hay bancos, y no hay entradas de capital. Como actualmente todo país tiene un sistema bancario de depósitos y créditos, mantener la proporcionalidad entre reservas y oferta monetaria requeriría que los bancos mantuviesen una fracción constante de sus depósitos como reservas de divisas y que el público conservase una proporción constante de los pesos en circulación en depósitos bancarios. Sin embargo, aunque se cumplieran estas condiciones, la relación entre reservas en divisas y oferta monetaria ya no sería de uno a uno.

Las entradas de capital hacen aún más compleja mantener la proporcionalidad, pues ellas permiten a los bancos expandir el componente de depósitos de la oferta monetaria a través de la concesión de créditos basados en el ingreso de capital.