n Hoy, el fallo de los lores sobre Pinochet


Tirón de oreja del gobierno de Frei al jefe de la fuerza aérea

n No hacer declaraciones, pide el Ejecutivo chileno a los militares

Enrique Gutiérrez Aicardi, corresponsal, y agencias, Santiago, 23 de septiembre n El gobierno chileno expresó este martes su malestar a los jefes de las fuerzas armadas, y en especial al jefe de la fuerza aérea, Fernando Rojas Vender, tras sus declaraciones de la víspera de que hay un "clima de división" similar al que derivó en el golpe de Estado de 1973.

El presidente Eduardo Frei había instruido al ministro de Defensa, José Florencio Guzmán, a que citara al general Rojas Vender para que aclarara sus comentarios hechos durante la ceremonia del lunes del 69 aniversario de la fuerza aérea, por lo que el ministro citó además a los los titulares del ejército y la armada.

Rojas Vender, quien también había criticado a los gobiernos de España y Gran Bretaña por su "falta absoluta de respeto" hacia la institucionalidad chilena, se vio obligado a explicar los alcances de sus declaraciones ante Guzmán, quien en su despacho estuvo acompañado por el ministro del Interior, Raúl Troncoso.

Indicó que le hicieron ver "la inconveniencia para el interés nacional de efectuar intervenciones o declaraciones inapropiadas que no ayudan a la tranquilidad", y le manifestaron "la necesidad de que estas declaraciones públicas de los comandantes en jefe deben circunscribirse a las materias propias de sus cargos".

El ministro de Defensa dijo que en el encuentro Rojas Vender dio una plena y satisfactoria explicación sobre sus declaraciones, al reconocer que algunos pasajes han dado lugar a "interpretaciones y alcances indebidos", y que el aviador afirmó que "su propósito ha estado absolutamente ajeno a tales consecuencias".

El comandante en jefe de la fuerza aérea, quien deja su cargo dentro de dos meses y que hoy huyó de la prensa, reiteró su "total apoyo" al gobierno de Frei y la forma como ha encarado las gestiones frente al caso de la detención en Londres del ex dictador Augusto Pinochet, cuyo veredicto sobre su suerte se dará a conocer este miércoles.

Guzmán se reunió con los comandantes en jefe del ejército, general Ricardo Izurieta, y de la armada, almirante Jorge Arancibia Reyes, con quienes abordó también el alcance del contenido del discurso de Rojas y todo lo relacionado con el caso de Pinochet, detenido por la justicia británica desde el 16 de octubre.

Arancibia descartó que la democracia y la unidad nacional estén en riesgo o que haya un "clima de división" en el país, y añadió que la reunión fue para "dar un redimensionamiento adecuado" al momento que se vive, y sobre todo en relación a informaciones que puedan provocar un fuerte impacto en la opinión pública.

El ministro Guzmán llamó a la población a mantener la calma y señaló que "cualquiera que sea el veredicto" de la británica Cámara de los Lores, "los chilenos estamos obligados a mantener la máxima serenidad y tranquilidad", y recordó que hasta el momento todos los sectores políticos y sociales han colaborado en este sentido.

El líder del Partido Socialista, Ricardo Núñez, indicó que comentarios como los de Rojas "generan preocupación" en momentos en que se requiere de máxima serenidad, a la par que el presidente de la Cámara de Diputados, Carlos Montes, calificó de "imprudente" lo dicho por Rojas ya que esto no ayuda a que haya un clima de tranquilidad.

Partidarios y adversarios de Pinochet comenzaron hoy sendas vigilias en espera del veredicto de la Cámara de los Lores, y Frei se reunió con el canciller José Miguel Insulza para coordinar las medidas a tomarse una vez que se conozca.

Al mismo tiempo, se supo que Augusto Pinochet se encuentra "preocupado y ansioso" por el inminente fallo.

Pese a todo, la prensa británica no da muchas esperanzas al ex dictador chileno y cree que en última instancia podría darse un veredicto sobre crímenes a partir de 1988, acorde con el derecho británico de extraterritorialidad.

Por otro lado, la Corte Suprema de Justicia chilena acogió este día un recurso de protección del encarcelado general retirado Manuel Contreras, ex jefe de la policía secreta pinochetista, por lo que podría obtener la libertad condicional, lo cual fue interpretado como una mala señal por la oposición de no compromiso de la justicia con los derechos humanos.