n El destino de los bocetos y el vestuario permanece en el misterio


Las sílfides, único de los 17 telones de Campobello que estaría completo

n Siguen extraviadas las partes fundamentales y sólo existen los denominados ''rompimientos''

Obertura republicana, escenografía
de José Clemente Orozco
clemente Raquel Peguero n El 13 de julio de 1983, Nellie Campobello cruz— el umbral del antiguo Teatro de la Ciudad donde se le rindi— un homenaje, el œltimo que recibi— en vida. Enfundada en un lujoso abrigo de piel se dirigi—, apoyada en un bast—n, a un palco central del recinto. Todav’a se vislumbraba su ÔÔporte enŽrgicoÓ, sus rasgos que la hac’an ver ÔÔmuy guapaÓ e imponente que no ocultaba, para quienes la conoc’an, que ÔÔten’a muy buen coraz—nÓ.

El homenaje se le hizo Ðy se transcribe como est‡ escritoÐ ÔÔEn reconocimiento a la Gran Defensora de los Origenes Danz’sticos del Arte AutŽntico, por eso, este d’a 13 de julio del 83, Rendiremos un Justo Homenaje a la Pionera de la Danza en MŽxico, para Gloria del Pa’s y de los Mexicanos, orgullo de mujer intachable, ejemplo para autoridades insistentes en su af‡n de ostigar, criticar y pedir a cada momento su presencia en este cambio de gobierno. Es por eso que rectificamos su actitud con este homenajeÓ.

 

Omnipresencia de Claudio Ni–o

 

El mensaje, firmado por ÔÔClaudio F. F.Ó, aparece al pie de una foto de la core—grafa, y es parte del programa de mano del Ballet de la Ciudad de MŽxico (BCM), temporada 1983, en Bellas Artes. La portada original, cambiada por otra de formato m‡s grande, en color rosa pastel, imprime los cambios en el directorio de la agrupaci—n que, para entonces, ten’a tres consejos: el directivo, el consultivo y el administrativo. En el primero no aparece como presidente Mart’n Luis Guzm‡n, sino ÔÔC. Ni–o Cienfuentes F.Ó, con Luis Ferm’n CuŽllar, Juan Rueda Ortiz y ÔÔMa. Cristina Belmont A.Ó; en el segundo no est‡ ninguno de esos nombres, y en el tercero se leen con ligera variaci—n: ÔÔMa. Cristina Belmont y Claudio Fuentes F.Ó, adem‡s de Nellie Campobello. Como vocales ÔÔAlfonso Reyes H., Clemente Orozco y Octavio PonzanelliÓ, de quien se especifica que es escultor.

El programa cuenta con una presentaci—n sobre la figura de Campobello, escrita por Natalia Gamiz y que, se–ala un ep’grafe, fue recopilado Ðno dice de d—ndeÐ por ÔÔClaudio F.F.Ó y una breve nota explicativa de que la directora del programa que se presentar‡ es Mar’a Cristina Belmont A., quien con ÔԎste rinde Homenaje a la Fundadora de esta Instituci—n, siendo hasta estas fechas vigente su nombramiento amovibleÓ.

Integrada por 20 peque–as coreograf’as, realizadas por disc’pulas de la escuela, para este homenaje Ðque dur— una hora 45 minutosÐ se solicit— a Campobello que prestara dos de los telones de su colecci—n para que fueran montados en el foro durante el espect‡culo. Por medio del anticuario Alberto Khun Ðquien conoc’a a Nellie desde 1943, cuando una de sus hermanas fue bailarina del BCMÐ se consigui— el prŽstamo, tras una ÔÔbuena cantidad de papeles firmadosÓ. As’ llegaron los telones hasta el Teatro de la Ciudad. Khun declar— a La Jornada (23/III/98) que se trataba de Circo Orrin, pintado por Carlos MŽrida, y Alameda 1900, de la autor’a de Julio Castellanos. Lo cierto es que el primero no estuvo ah’ y el otro fue el de Obertura republicana, de JosŽ Clemente Orozco.

Esa fue la œltima vez que se vieron completos los telones. Desaparecieron de la vista de todos hasta que fueron asegurados el 10 de marzo por la Procuradur’a General de la Repœblica (PGR), despuŽs de ser hallados en la casa que pertenec’a a Campobello. Sin embargo ni ahora que son estudiados por especialistas del Instituto Nacional de Bellas Artes, podr‡n ser contemplados en su totalidad. Enmohecidos por el tiempo, con fisuras grandes y peque–as, de las 17 piezas encontradas, todo parece indicar que s—lo se contar’a con un tel—n completo, el de Las s’lfides, que era utilizado para La siesta del fauno.

Los telones se pintaban mediante la antigua tŽcnica del temple, con tierra, pigmentos naturales disueltos en aguacola y una clara de huevo, explica Leonardo Pel‡ez, quien de 1958 a 1963 trabaj— con el ya fallecido Manuel Meza, al que Campobello sol’a pedir los telones para su ballet. Por esos materiales es que la pintura se llena de hongos, pues se usaba un tipo de cola a la que se pon’an orines de conejo ÔÔque ten’a un olor del cocol. Era una especie de fijador natural animal/vegetal, totalmente ecol—gico, pues aœn no exist’a el spray que se usa para fijar, pues Žste se incorpor— hasta los a–os sesenta. Los colores se hac’an de manera natural, no hab’a muchas tonalidades y los que exist’an se preparaban a la tŽcnica antigua. Era como pintar un frescoÓ.

Se pintaban sobre papel krafft, ÔÔy estaban muy bien hechos, es una tŽcnica que se ha ido perdiendo ÐagregaÐ. Se tomaba el rollo del papel, y en el sentido de abajo hacia arriba, comenzaba a pegarse. Entonces no hab’a m‡s que papel pegol, cinta engomada que se preparaba y reforzaba para colocarse por dentro. Se mojaba para quitarle un poco el barniz, y, por atr‡s, se un’an los rollos con tiras de manta. DespuŽs, al papel Ðque de acuerdo con la medida del foro de Bellas Artes debi— tener entre ocho y nueve metros de altura por 14.5 m de anchoÐ se le daba un ba–o con agua, para que se restirara, es una tŽcnica denominada fuertezar. Hab’a que restirarlo perfectamente porque si no quedaban como cortinas mal hechasÓ.

Pel‡ez, actual director tŽcnico del Teatro de las Artes, era el jefe de foro del de la Ciudad, el a–o del homenaje a Campobello. De Žl son los entrecomillados citados en el primer p‡rrafo, y el programa de mano Ðque amablemente nos prest—Ð de aquella funci—n-homenaje.

De los telones se hac’a uno de fondo ÔÔque puede tener un motivo cualquiera y despuŽs se hacen variantes del mismo decorado, que tŽcnicamente se llaman rompimientosÓ. El rompimiento son las orillas y el techo del escenario unidos en una especie de A cuadrada que ayuda, adem‡s de darle otra atm—sfera al escenario, a que no se vea de d—nde est‡n colgados los telones. Los rompimientos ÔÔpueden ser de dos a cuatro, dependiendo de lo que requiera el ballet y el espacio de la coreograf’a. TambiŽn se hac’an rompimientos cojos, un poco m‡s chicos, y se realizan para cuando la compa–’a sale de viajeÓ, explica Pel‡ez. Estos tienen una forma de C. Existen tambiŽn los telones neutros que sirven para cambios de luz y para dar profundidad a la escena, y las fŽrulas, que son motivos pintados sobre el mismo tema, pegados en cart—n y son una especie de escenograf’a.

 

Rastro perdido

 

De las 17 piezas rescatadas, 12 fueron abiertas, grabadas en video y fotografiadas por la PGR Ðdonde fueron consultadas por La JornadaÐ, y el resto permaneci— en su forma de ÔÔtamal de OaxacaÓ Ðle dicen por la manera en que se doblanÐ y que los especialistas del INBA no se atrevieron a abrir ante su deteriorado estado. De los 12 desplegados, seis son rompimientos: cuatro con follajes algunos floridos, otros secos, y los otros dos parecen formar parte de Obertura republicana, ya que tienen ilustraciones muy orozquianas de magueyes, fuego y un rostro expresionista, como de una vieja.

neli Hay otros cuatro que podr’an ser rompimientos cojos y tienen follaje pintado. De todo, s—lo apareci— un tel—n de fondo que pertenece a Las s’lfides. Al frente se ve una piedra y detr‡s ‡rboles y follaje. En la grabaci—n aparece un tel—n de formato m‡s peque–o, muy distinto al resto, que en la orilla izquierda tiene dibujado de manera geomŽtrica un p‡jaro, asentado sobre tonos pastel lila y naranja. Esto significa que las partes fundamentales de los telones continœan perdidas, es decir, los telones de fondo que dan la totalidad del escenario. Junto a ellos persiste el misterio: el destino de los bocetos de los telones y del vestuario, que hac’an los artistas, y que esos s’, poseen gran valor econ—mico, pues se considera que el de los telones es s—lo hist—rico.

Salvo los dos bocetos de Orozco ÐEscenograf’a y El ego’smo en el umbral, que pertenecen al ballet UmbralÐ encontrados por la historiadora Laura Gonz‡lez Matute en cat‡logos de dos distintas subastas, en 1992 y 1993 (La Jornada 26/III/98), de los dem‡s se ha perdido el rastro.

Ixtepec, escenografía pintada por Carlos Mérida, uno de los telones de Nellie