n Encuentro por los 500 años del natalicio del fraile
León Portilla: Sahagún, humanista que se ''enamoró'' de lo indígena
n Comprendió al otro, entendiéndose a sí mismo, dice Romero Galván
Arturo Jiménez n Bernardino de Sahagún fue un humanista y fundador de la antropología moderna que ''se enamoró" de la cultura indígena, señaló Miguel León Portilla, y recordó como ejemplos que el fraile español sostenía que las oraciones a Tezcatlipoca eran de gran profundidad y belleza o que la antigua palabra podía servir más que los sermones del púlpito.
Sahagún, dijo el historiador, desarrolló sus trabajos a partir de un conocimiento profundo de la lengua del otro, se adaptó a la tradición oral, la manera de transmisión de ese saber, y al estudio de los códices. ''Tenía una percepción integral, buscaba conocer no aspectos de la cultura indígena, sino de la cultura en sí".
Por eso, agregó, investigó las cosas divinas, las humanas y las naturales, valiéndose de cuestionarios que ''lanzaba como anzuelo para ver qué pescaba". Así obtuvo, por ejemplo, ''textos que yo llamaría canónicos, como los himnos sacros, los huehuetlactolli". Pero, acotó, también era un fraile y quería conseguir esos conocimientos para convertir a los indios al cristianismo. ''Esto, claro, a los ojos de algunas personas es objeto de reproche, pero hay que tener en cuenta la época en que Sahagún trabajó y lo que tenía que hacer".
Entrevistado ayer tras la clausura de las conferencias con motivo de los 500 años del nacimiento del fraile franciscano, en el Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM, León Portilla comentó que Sahagún se incorporó ''hasta donde pudo" a la percepción del indígena, cuya cultura a su vez lo incorporó a él, ''y eso es notable".
Señaló que ''tuvimos la suerte de que fuera en tierras mexicanas donde nació la moderna antropología en virtud de la obra de Sahagún. Y esto lo vemos no sólo por el pasado, pues la historia interesa siempre por un presente, el presente en que ocurrió y el presente en que la pensamos, la estudiamos y la valoramos".
Indicó que el fraile ''es una figura que nos interesa para la comprensión de las raíces de México, que son sus poblaciones indígenas actuales. Reconocer que es un país pluricultural y plurilingüístico no es ninguna concesión sino simplemente abrir los ojos. Y eso Sahagún lo demuestra".
Asumir valores de dos mundos
ųHabla entonces de un humanista.
ųSí, porque se interesó por los valores humanos y los hizo suyos, tanto los del mundo europeo, pues él venía de la Universidad de Salamanca en la que había un humanismo renacentista y se sentía la influencia de Erasmo de Rotterdam, como los del mundo mesoamericano. El hablaba del ''gran kilataje de la gente mexicana" y decía: ''Para que se vea cómo echan el pie delante a muchas otras naciones que tienen gran presunción de políticas", es decir, desarrolladoras de una cultura.
Habló de los sabios indígenas que trabajaron en las investigaciones con Sahagún y mencionó a Juan Jacobo Tlaltenzin, Antonio Valeriano, Alonso Bejarano, Hernando Alvarado Tezozomoc y Chimalpain.
Aparte de los 12 libros de que consta la Historia general de las cosas de la Nueva España, Sahagún escribió una salmodia, varios sermonarios y compiló el Libro de los coloquios, recreación de los diálogos entre los sabios indígenas y los primeros franciscanos que llegaron de España. Además, escribió un diccionario trilingüe que no conluyó y que se conserva en una biblioteca de Chicago.
Durante la mesa redonda El Universo de Sahagún, con la que terminó el ciclo, Francisco Morales dijo que cuando el religioso llegó a la Nueva España, en 1529, alcanzó a ver las discusiones y lamentos de los primeros frailes por la escasa respuesta de los indígenas al cristianismo.
Con su llegada, agregó, ''se abre una nueva generación de franciscanos que aprovechando métodos ya ensayados con éxito por los primeros, como escuelas, cantos y representaciones religiosas, rompieron la barrera que los separaba de las comunidades indígenas".
Ascensión Hernández de León Portilla señaló que hablar del universo de Sahagún implica ''tratar de adentrarse en su pensamiento, abrir sendas para transitar por él, explorar sus rincones, intuir sus sombras y sus pasiones y armonizar todo eso con sus muchos libros y manuscritos en los que se guarda uno de los universos culturales que el hombre ha creado".
Ella trató de definir la obra del franciscano como una empresa para alcanzar la armonía con él mismo y con los dos mundos en que vivió. ''El venía de España, donde la tierra estaba revuelta, pero al llegar al que sería su destino definitivo, encontró que la tierra estaba más revuelta aún".
Hernández describió a Sahagún como de mente ''imaginativa y creadora", ya que luego de 1545 comenzó su tarea de rescatar lo recuperable de la antigua cultura destruida por la conquista y dañada por la devastadora peste de ese año. Dijo que con el trabajo de recopilación y escritura del fraile ''por primera vez en la historia los vencidos hablaron con una voz tan válida como la de los vencedores".
De 1558 a 1578 se abocó, con su equipo, a la tarea de crear la Historia general..., ''la primera y quizá la mayor enciclopedia antropológica de todos los tiempos, que hablaba de lo divino, lo humano y las cosas de la naturaleza en un corpus sistemático".
La Historia general..., agregó, ''fue el logro definitivo en la cadena de intentos por armonizar los dos mundos en que vivieron Sahagún y los hombres de su tiempo. Como humanista, el fraile se sirvió de las categorías aristotélicas y de otras ideas para armonizar en un corpus el saber mesoamericano; como cristiano, buscó conciliar su fe con la espiritualidad de los nahuas, separando las virtudes morales de lo demoniaco''.
José Rubén Romero Galván precisó que Sahagún ''nos legó una obra en la que al descubrirnos las antigüedades mexicanas se descubre a sí mismo, con toda la riqueza de su cristiana cosmovisión y de su celo evangélico. Ahora, a punto de completarse un milenio de nuestra era, los trabajos de un franciscano que pasó por este mundo en el siglo XVI siguen siendo ejemplo de lo que significa la empresa encomiable, profundamente humana, de comprender al otro comprendiéndose a sí mismo".
Francisco Navarrete reivindicó a los investigadores indígenas cristianizados que trabajaron con el fraile y habló sobre las coincidencias y posibles diferencias entre la versión en náhuatl escrita por ellos y la versión en español de Sahagún en la Historia general..., la cual es ''una obra colectiva".