n Rechaza Woldenberg haber recibido sugerencias o presiones del gobierno
El IFE "no negociará" facultades ni renuncias
José Gil Olmos n El Instituto Federal Electoral no tiene candidatos. No importa quién gane o pierda, porque las elecciones del 2000 no las va a decidir el organismo sino el voto de los ciudadanos, aseveró el consejero presidente José Woldenberg, tras asegurar que en ningún momento el IFE ha recibido presiones del gobierno.
Al salir al paso del conflicto que se ha suscitado con el PRI por las amenazas de demandar administrativa y políticamente a los consejeros Jaime Cárdenas, Emilio Zebadúa, Jesús Cantú y Alfonso Lujambio, advirtió que si se quiere remover a esos cuatro consejeros se tendría que hacerlo con los nueve.
Frente a lo que llamó un "foco" de atención por la "erosión" que ha sufrido la confianza del IFE con esas acciones del tricolor, sostuvo que están dispuestos a remontarla con trabajo imparcial, pero sin negociar facultades del instituto o la salida de alguno de sus miembros. Y afirmó que si los partidos consideran necesario un nuevo pacto para nombrar a los consejeros como se hizo en 1996, pueden hacerlo, pero mientras tanto seguirán trabajando como hasta la fecha.
Ante la proximidad de las elecciones del 2 de julio del 2000, advirtió que serán "complejas" por la actuación de partidos, agrupaciones y candidatos que buscarán ganar los puestos de elección popular. Aunque también por la presencia de los grupos armados, los cuales confió en que ponderarán que la vía electoral para la transición democrática no está cancelada.
Consenso que se construye
Al comenzar la entrevista, Woldenberg hizo una breve evaluación del trabajo de los consejeros desde que tomaron posesión en octubre de 96; destacó la labor desempeñada en los comicios de 1997, de los cuales salió fortalecido y con el apoyo de los partidos, y habló de los conflictos que siguieron con la renuncia del entonces secretario ejecutivo, Felipe Solís Acero, acusado de ser el vínculo directo de la Secretaría de Gobernación.
"Fueron momentos de tensión que han sido remontados", comentó, y dijo que se reconstituyeron los puentes internos de comunicación y se trabajó en el proceso de restructuración, así como en la aprobación del estatuto del sistema profesional electoral y en otros aspectos esenciales para funcionar con regularidad, con normalidad, para las elecciones del 2000.
Woldenberg subrayó que dentro del IFE no se parte del consenso, sino que se construye, y que en ningún momento la autonomía del organismo ha sido ensombrecida por presiones o vínculos de algunos de sus directores con el gobierno.
"No hemos recibido ya no se diga presiones, sino ni siquiera insinuaciones de lo que debemos hacer. Eso lo saben todos los miembros del Consejo General; todas las decisiones, para bien y para mal, que se han tomado en el consejo son imputables única y exclusivamente a nosotros. Me gustaría subrayar que en materia electoral el gobierno ha sido absolutamente respetuoso de las facultades que tiene el IFE. Insisto, no hemos tenido ni la menor sugerencia, mucho menos presión, para tomar nuestras resoluciones."
De las presiones que ha sufrido el instituto en últimos meses por parte del PRI, el consejero presidente atajó cualquier posibilidad de confrontación, y puso sobre la mesa dos consideraciones antes de abordar el asunto que los tiene preocupados porque trastoca la principal herramienta de trabajo del organismo: la confianza.
En primer lugar, aclaró que el IFE no fue construido para convertirse en un actor político más y entrar en debate con los partidos, sino para retomar y procesar las dudas, iniciativas y malestares que surjan de estos últimos. En segundo lugar, expuso que al abandonar el PRI durante cuatro meses su participación en el Consejo General, esa decisión preocupó mucho porque, según la ley y el sentido común político más elemental, los partidos son corresponsables de la función electoral. Sin embargo, el tricolor regresó con una denuncia administrativa y amagando con interponer juicio político contra cuatro consejeros.
"Desde el punto de vista político, es una situación delicada para la institución, porque cuando los consejeros y yo fuimos nombrados entendimos que era producto de un acuerdo político de PRI, PAN, PRD y PT, entonces represantados en la Cámara. Entendimos que se depositaba en nosotros una confianza que teníamos que convalidar con todos y cada uno de nuestros actos.
"Entiendo que esa queja del PRI es algo más que un foco o un llamado de atención respecto a que la confianza se está erosionando, y nosotros debemos ser capaces de hacer todos los esfuerzos por intentar recuperarla, más allá del desenlace de la denuncia administrativa y de si se presenta la demanda de juicio político".
Woldenberg adelantó que el IFE no puede hacer nada que esté fuera de la ley. "No vamos a negociar ninguna de las facultades del IFE, no vamos a dejar de hacer nada de lo que tengamos encomendado por la ley, pero sí podemos atender sus preocupaciones y estamos dispuestos a ello".
Poner en tela de juicio a cuatro consejeros "es un problema de enorme profundidad, porque es imposible removerlos sin que se tenga que rehacer todo el pacto político que nos tocó a los nueve. Lo que sostuvo y debe sostener la composición de este consejo es, por supuesto, la legalidad, pero al mismo tiempo la confianza de los partidos".
"ƑQué quiere decir recuperar la confianza? No vamos a negociar nada en específico; podemos atender las dudas, las iniciativas, los malestares, y darles respuesta en el marco de la ley. Pero no entrar en una negociación de otro tipo, que perjudicaría diez veces más al instituto."
Confió en que el IFE habrá de superar ese conflicto y salir fortalecido para enfrentar una elecciones competidas como las del 2000. Ante la llegada de una nueva directiva nacional en el PRI, dijo que espera que existan buenas relaciones y "puentes fluidos de comunicación".
ųEn la percepción que manifiesta de las elecciones del 2000, habla de un panorama complejo por los actores que van a participar, pero no menciona los movimientos armados. Por ejemplo, ayer el EZLN hizo una consulta y hubo casi 3 millones de participantes; son actores que estarán...
ųBueno, no he mencionado a esos actores y a muchos más. Lo que quiero decir es algo creíble: los que van a participar en las elecciones del 2000 son los partidos con registro, los actores fundamentales, los que van a postular candidatos, hacer las campañas, desplegar sus diagnósticos, los que nos van hacer conocer sus propuestas, los que van a estar en el centro del litigio político. Y ojalá incluso sean los partidos y sus candidatos los que estén en el centro del litigio político y no el IFE. Yo aspiraría a una institución electoral que durante el proceso casi no se viera. El instituto está para garantizar que todos los eslabones del proceso funcionen muy bien, para contar los votos de manera escrupulosa.
"Ahora, ciertamente en nuestro país hay algunos movimientos armados. Bueno, quiero pensar que conforme nuestra democracia se consolide, amplíe y fortalezca, todas las fuerzas políticas del país entenderán que la vía electoral es una vía abierta, una vía transitable, y la mejor vía para que todos los mexicanos, que somos una comunidad plural, podamos convivir y competir de manera institucional, pacífica y legal."
En síntesis, Woldenberg señaló que el IFE llegará al 2000 afinado en sus rutinas operativas y con todos los eslabones del proceso electoral perfectamente aceitados: desde el registro de candidatos y la confección de la papelería, hasta la capacitación de los funcionarios de casilla. Y hacia afuera, con todo el apoyo y la confianza de los partidos, los candidatos y los ciudadanos. "Espero que con nuestra actuación podamos fortalecer la confianza de aquellos que nos apoyan y remontar la desconfianza de aquellos que nos han señalado de manera parcial.
"Es decir, que tanto en la vía técnico-operativa como en la dimensión política, podamos dar buenas cuentas al país. El IFE va a poner al alcance de los ciudadanos la posibilidad de expresarse de manera libre el 2 de julio del 2000, pero el instituto no tiene candidatos."