Alberto Aziz Nassif
Quemar capital político

A medida que avanzan los tiempos de la sucesión presidencial, se intensifica una lucha política que parece barrer con cualquier posibilidad de tierra firme y de certidumbre. Con mucha intensidad y con efectos diferenciados parece que los partidos políticos están metidos en un juego perverso para quemar su capital político, como ha sucedido con la elección del PRD y lo que va de la del PRI. Además, las amenazas del tricolor en contra del Instituto Federal Electoral (IFE) constituyen un peligro para la estabilidad del país. Estos litigios introducen una fuerte tensión que poco a poco invade la vida política de México.

Los partidos políticos se encuentran en una dinámica de cambios internos por la elección y/o designación de sus dirigencias, procesos que los han estrujado de forma importante. Al PRD se le hizo duro el engrudo y no pudo sacar adelante su elección interna de forma limpia; desafortunadamente aparecieron los viejos métodos de la política priísta, tanto en el ámbito nacional como en el Distrito Federal. Acarreo, padrones rasurados, tráfico de recursos, es decir, las mismas prácticas que los integrantes del éxodo de Guerrero impugnaron ante el tribunal electoral, fueron practicadas internamente por los perredistas, con lo cual se provocan varios golpes graves a su capital político: se lesionó la legitimidad en las formas de elección directa, se fracturan los grupos internos ųpara muestra se puede ver la pugna en la capital entre la planilla de Imaz y la de Padiernaų y se debilita el partido en su imagen hacia la ciudadanía porque, como dice el dicho, en casa del herrero, cuchara de palo. En el PRI, los jaloneos para ocultar los viejos dedazos y vestirlos de procedimientos democráticos, no han salido triunfantes. Con una escenografía propicia se comunica la renuncia de Palacios y Rojas, y acto seguido se organiza la cargada por el secretario del Trabajo. La simulación deja ver todas las costuras de una designación presidencial, que pretende pasarse como democrática. Con el registro de la otra planilla se anuncian pugnas internas del tricolor que pueden rebasar los mecanismos disciplinarios tradicionales, y entonces se puede dar una fractura. Estos son avisos de las dificultades que vendrán en el priísmo para elegir candidato, no sólo para hacerlo de forma limpia y transparente, sino sin rupturas de los perdedores. En este cuadro, AN ha sido la excepción en estos procesos de elección interna, porque pudo elegir a su nueva dirección con métodos democráticos y sin conflictos.

Por otra parte, los viejos intereses atacan de nuevo los avances democráticos que hay en México; la última embestida del PRI y sus pequeños cómplices (PT y PVEM) en contra de cuatro consejeros electorales del IFE es un agravio social. Mediante una colección de supuestas faltas ųninguna de ellas tiene sustento jurídico, ni mucho menos es motivo para un juicio políticoų el priísmo quiere otra vez debilitar al IFE con otra ofensiva de opinión pública. Sin embargo, a medio camino la estrategia se vino abajo, se logró unificar a la oposición (PAN, PRD y PCD), luego se desintegró la coalición y los partidos pequeños abandonaron al PRI, y por último, la directiva de este partido renunció. El Revolucionario Institucional tiene ahora problemas más importantes que resolver, como la elección de su directiva nacional. De cualquier forma, el IFE, de ahora en adelante sabe que tendrá que hacer su trabajo dentro de un clima adverso y de alta polarización, y no en un escenario de grandes consensos; ese será el costo de su autonomía, mecanismo básico para salvaguardar la transparencia electoral. El instituto está diseñado para soportar las embestidas de los partidos y cumplir con lo que le manda la ley, a pesar de todo el ruido y las campañas sucias en su contra, porque al final de cuentas constituye un logro que el país no se puede dar el lujo de perder a estas alturas del proceso de sucesión.

México camina ya en el filo de la navaja y la civilidad se puede perder en cualquier momento; esperemos que la institucionalidad aguante la presión y que el IFE conserve su capital político completo; también que el PRD pueda salir de su túnel y que el PRI no genere inestabilidad.