n El dios dormido, nueva obra

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Fanny Rubio, escritora española Ť Foto: Jerónimo Arteaga

César Güemes n Desde luego Fanny Rubio no es Miriam de Betania o María de Magdala, pero de alguna manera sanó junto con ella por efecto de la palabra. El hecho es sostenido por la escritora española quien visita el país a fin de presentar su nueva novela, El dios dormido (Alfaguara), que tiene como personaje central a la Magdalena y hace un repaso literario por el siglo I de la era cristiana.

ųEn una época como ésta en la que la novela echa mano de los recursos de Internet, y se habla de un tiempo real y otro virtual, Ƒcómo le resulta el largo viaje de regreso que realiza en su novela?

ųEs una afirmación vital en una sociedad que camina hacia su degradación y que ha olvidado el papel terapéutico de las palabras. Si la palabra tuvo tanto poder catártico en el pasado, Ƒpor qué no ha de seguir formando parte del presente? En ese sentido en el libro hay una crítica indirecta a la devaluación de la palabra en la novela contemporánea. Di un giro interesado para recuperar la función del idioma como elemento radical de nuestra propia vida.

ųParece que la idea de revalorar la palabra fuese anterior a la escritura de la novela. ƑEs así?

ųA la inversa. La novela llevaba diez años conmigo y fue interrumpida varias veces porque me alarmó como historia, personaje y problema. En esa forma de vivirlo en estado de alerta me busqué otras compensaciones literarias que aparecieron después de que El dios dormido estaba comenzada y abandoné. Con los años el personaje femenino tiró de mí y llevaba con él esa idea de las palabras. Fue éste quien me ''dijo" que acababa de ser sanado. Ella, el personaje de Miriam que tiene todas las enfermedades sicosomáticas posibles y que es curada con palabra, me estaba dando una lección de teoría literaria.

ųAntes de su nuevo libro dio a conocer La casa del halcón, novela de corte policial. ƑCómo fue el paso de esa historia de peripecias a ésta de orden más bien reflexivo?

ųLa novela policiaca está ligada a la acción mientras que todas las otras tienen más elementos contemplativos. Es verdad que la acción está considerada por los neurólogos como un elemento fundamentalmente masculino, de modo que yo debo tener los dos lóbulos cerebrales más o menos equilibrados. La casa... tuvo que ver con la experiencia personal relacionada con la visita de Salman Rushdie a los cursos de verano de El Escorial, donde yo dirigía la sección de humanidades. Tener contacto con tantos policías del servicio secreto me pareció una experiencia tan interesante que me apeteció contarla.

 

La novela, gran mochila vital

 

ųDado su interés por la palabra, ƑEl dios dormido pudo ser un libro de poemas?

ųNo lo creo, porque el Evangelio tiene una raíz narrativa muy grande. Otra cosa es el ritmo poético que puede estar ligado a esta novela. Pero lo cierto es que en la novela se cuenta una historia, la del mundo de Israel en el siglo I; además está la vida de la familia de Herodes y las relaciones patológicas de dependencia que hay en el grupo de primeros cristianos. Pero el ritmo sí puede acercarse a la poesía, ya que empecé en ese género. Lo que he querido hacer en esta novela es integrar todo lo que he sido y soy en un proyecto narrativo en el que cabe la poesía, el monólogo teatral, la contemplación. Quizá la novela es el único sostén que tiene el ser humano para guardarlo todo, es la gran mochila vital.

ųDe suyo la historia que cita es alegoría. ƑLo que hace es actualizarla?

ųTodos estamos rodeados de mitos el día entero, aunque no lo sepamos. Vivimos en un día situaciones de apocalipsis y de renacimiento. Las personas tenemos fecha de caducidad, los mitos no.

ųSi el personaje de la novela sana con las palabras, Ƒse habrá curado usted al escribir las 300 páginas del libro?

ųMe ligué tanto al personaje de Miriam que he llegado a padecer sus síntomas y conseguí salir de esas dolencias a la vez que escribía. Pero no ha sido un libro terapéutico para mí. A lo mejor hubiera resultado más curativo otro tipo de medicación. Fui el lugar del relato, el colador por el que pasó toda la somatización del personaje.