n Haroldo de Campos recibirá mañana el premio Paz
Ya no han surgido vanguardias
porque éstas no se improvisan
n Cuando un poema no es traducible, de inmediato me atrae, dice
Arturo Jiménez n Siempre crítico y riguroso, quizá más que nunca, el poeta brasileño Haroldo de Campos lanza a sus casi 70 años: ''Estoy en un momento de mucha reflexión filosófica y existencial, y digo que la poesía no es para los jóvenes".
Luego, el merecedor del Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo 1999 recuerda que André Gide admiraba a los poetas senectos, quienes en esa etapa hacían su obra ''más osada". Pero en seguida acota: ''Esto, por ejemplo, no se aplica a Rimbaud".
Para De Campos este premio con el nombre del Nobel mexicano tiene una significación muy grande debido a la admiración por la poesía, la obra crítica y de traducción de poesía de Paz, así como por haber sido, desde 1966, su amigo.
Haroldo de Campos y Paz se encontraron por el mundo en diversos momentos y mantuvieron correspondencia frecuente. En 1985, Paz visitó Brasil y fue a Sao Paulo, la ciudad donde nació De Campos en 1929.
Además, el impulsor del movimiento de poesía concreta en los años cincuenta considera importante este reconocimiento porque, advierte, ''no es común que un poeta de lengua portuguesa, muy aislada en Iberoamérica, sea reconocido por un jurado de intelectuales y escritores de habla española. Como decía un poeta brasileño, el idioma portugués es, a un tiempo, esplendor y sepultura".
De Campos está en México para recibir el premio de manos del presidente Ernesto Zedillo, en una ceremonia en la sede de la Fundación Octavio Paz, mañana en Coyoacán. Antes, hoy martes, el poeta leerá parte de su obra en la Sala Ponce del Palacio de Bellas Artes, a las 20 horas.
El jueves, el semiólogo dictará la conferencia Sentido de la teoría literaria y de la literatura comparada en las culturas denominadas ''periféricas", en el Aula Magna de Filosofía y Letras, a las 12 horas.
Acerca de la transcreación
Haroldo de Campos habló sobre su concepto de la traducción literaria, llamada por él transcreación: ''Trabajo sólo con poesía y sólo con la que me interesa, de manera particular con la poesía difícil. Cuando se dice: este poema no es traducible, de inmediato me quedo interesado".
Dice que Blanco, de Paz, es el ''caso paradigmático de un poema difícil" debido a su exposición gráfica, orquestación sonora y juegos semánticos. La transcreación, agrega, no significa una traducción despreocupada por la fidelidad al texto original, sino que se trata de una ''superfidelidad".
Y abunda: ''No es una fidelidad sólo al contenido sino a las íntimas relaciones del sonido y de la semántica. Los juegos internos de la forma son la preocupación de un poeta transcreador".
Además, para De Campos la traducción es ''algo crítico", a la manera de Ezra Pound. ''He traducido a poetas indispensables para el enriquecimiento del tesoro literario de la lengua portuguesa y, sobre todo, de la literatura brasileña".
Ya autodefinido como fuera de las fronteras de la poesía concreta, a De Campos sin embargo este tema aún le apasiona. Acerca de la afirmación de que este es ''el último de los movimientos de vanguardia", apunta: ''Para que haya una vanguardia debe existir un contexto histórico e ideológico adecuado; una vanguardia no se improvisa, no se inventa, es colectiva".
Asegura: ''No conozco en el mundo una vanguardia después del movimiento internacional de poesía concreta". Surgida públicamente en 1956, ésta tuvo una difusión muy amplia en Europa, Estados Unidos, Hispanoamérica y Japón, donde aún hay quienes hacen poesía concreta y visual.
El lenguaje de una nueva sociedad
De Campos recuerda que cuando Paz cumplió 70 años y se le rindió un homenaje en Bellas Artes, vino de Brasil para ''dialogar" con las tesis del poeta mexicano en Los hijos del limo. Ahí afirmó que el momento histórico de la vanguardia colectiva, que tiene como requisito diluir en parte la personalidad individual para llegar a un lenguaje común, ya había pasado.
Aclara que Paz no puede ser etiquetado como ''poeta concreto" sino como un ''poeta de la concreción", como Dante y Homero, ''quienes trabajaban con los signos y su materialidad".
Explica que la poesía concreta buscaba superar los límites de la naturaleza discursiva del lenguaje. "Nosotros decíamos que la poesía concreta es verbi-voco-visual, un término inventado por Joyce".
Explica por qué esta vanguardia concluyó su desarrollo, pero aclara que es un punto de vista personal porque en Brasil y otros países hay autores que siguen haciendo poesía concreta: "Este movimiento respondía a un proyecto colectivo que, en el momento en que hubo una crisis ideológica, también entró en crisis".
Dijo que en sus dos últimos libros, La educación de los cinco sentidos (1985) y Crisantiempo (1998), se encuentra esta poesía de la presentidad. ''Ya no son más libros de poesía concreta strictu sensu, sino de concreción poética".
Luego habló de su visión sobre el momento presente, no opuesta a la de Octavio Paz, pero que añade una ''modulación'' muy importante: ''Yo no creo en la posmodernidad. Nosotros estamos en el espacio de la modernidad o, quizá, si aceptamos la idea de posmodernidad, debemos historicizarla.
''Moderno ha sido Baudelaire; posmoderno, Mallarmé, quien fragmentó todo el espacio de la poesía baudelaireana, aparentemente de formas fijas y cuya gran revolución se hacía al interior de este contexto. De este legado viene Blanco, con muchas otras cosas juntas."
Comentó que esta es la herencia básica de la poesía moderna, ''y en eso coincido con Paz, pues estamos en el espacio de la modernidad. Sin embargo, si queremos emplear la palabra posmodernidad estamos en el espacio mallarmeano y en el momento posutópico de esa posmodernidad.
''Esto quiere decir que es el momento en que exactamente no es posible esta programación del futuro. Y no quiero decir que los elementos utópicos y críticos sean completamente eliminados. Sin ellos es imposible, incluso existencialmente, soportar la injusticia del presente."