En este 18 de marzo confluyeron muchos acontecimientos importantes. Daba la impresión que el número del día 19 de este diario no podía contener tanta información. Sólo en relación con el sector energético, el zócalo lleno en protesta por la iniciativa de reforma constitucional en materia eléctrica, el auditorio del SUTERM otra vez con reclamaciones al líder de ese sindicato, el pronunciamiento del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, además de lo informado acerca de Pemex en el 61 aniversario de la Expropiación Petrolera.
En relación con este último punto, hay un aspecto que tal vez requiera de más atención de la que ha tenido. Están subiendo sostenidamente los precios del petróleo en el mercado internacional. Sin demérito del muy necesario acuerdo de recortar la producción, del que México formó parte, hay que decir que los precios empezaron a subir un mes antes de este compromiso. Los precios habían llegado a su punto más bajo en la segunda semana de febrero y, desde entonces, no ha habido semana sin un nuevo aumento. El acuerdo de productores, claro, dio un nuevo impulso al alza de precios. Además, los precios al alza y el hecho de que la oferta petrolera, ya antes del acuerdo, encontraba limitaciones de fondo en varios países de fuera de la OPEP, hacía más fácil que el compromiso se pudiera lograr.
Algunos hechos en cuanto a los precios: en promedio semanal, el precio de los crudos de referencia WTI y Brent ha subido, en seis semanas, más de dos dólares por barril, un aumento equivalente a 25 por ciento. El promedio de lo que va de marzo es mayor que cualquiera de los precios promedio mensuales posteriores a octubre de 1998.
Algunos hechos de fondo contribuyen a explicar el alza. Noruega, por ejemplo, el año pasado no se había sumado al compromiso. Sin embargo, por el efecto combinado del agotamiento natural y de los bajos precios, la producción de ese país bajó más de 100 mil barriles diarios frente a 1997. También ha contado la declinación de la producción, mayor que la anteriormente estimada, en Estados Unidos, Inglaterra y otros países.
No voy a entrar a discutir si debemos echar o no las campanas al vuelo. El hecho es que la realidad está confirmando que el pronóstico de que todo el año, e incluso hasta diez años, iba a seguir el cuadro de precios muy bajos del petróleo, era falso. Con ese pretexto se nos recortó, a los mexicanos y en mayor medida a los habitantes de la capital, el presupuesto de 1999.
El 6 de diciembre escribíamos en este espacio que ''lo que vemos en la realidad de plazos más largos no es un desarrollo lineal, que va a seguir con más de lo mismo. Los precios tienen un comportamiento cíclico... La actual guerrita puede durar más o menos semanas, pero su resultado no puede ser otro que un nuevo acuerdo''.
Si el pronóstico de que la baja coyuntural que se notaba en diciembre iba a durar mucho tiempo fue el pretexto para el recorte presupuestal; si ese supuesto sólo se sostuvo durante seis semanas, y si ya llevamos un periodo similar de ascenso sostenido; si, por lo mismo, éste fue el pretexto para el recorte adicional recomendado por Hacienda y acatado por los diputados de los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional, entonces es necesario que nos devuelvan, a los mexicanos, los recursos presupuestales recortados. Incluso a Pemex.