n Como gotas tímidas se acercaron los lectores
Miró, durante largo rato, su
bugambilia, tosió y partió
n Escasa presencia de creadores y muchos políticos en el funeral
Mónica Mateos n El poeta despertó muy temprano. Pidió su café, tomó un poco, miró largo rato a través de la ventana su bugambilia, tosió y murió.
Julio, Jazmín, Judith, Julieta, sus hijos, y Josefa, su esposa, y sus libros rodeaban su lecho. Jaime Sabines se fue a la misma hora en la que llegó al mundo hace 72 años, a las 11:30 de la mañana. Pasó una noche tranquila, pues quizá sabía que a los poetas les gusta el número 19 para marcharse: en un día 19 también murió el Premio Nobel de Literatura Octavio Paz, hace exactamente once meses.
''Mi padre siempre nos dijo que la muerte era dolorosa para los que nos quedábamos, pero que no había que hacerle caso, que lo significativo era la vida", dijo en el funeral Julio Sabines, con la tristeza temblando en sus labios, pero convencido, como aprendió del poeta, de que las lágrimas no son el remedio.
Crisantemos de los amorosos
Un tumulto de fotógrafos y reporteros esperó afuera de la capilla donde la familia Sabines acompañó a su poeta. La entrada estuvo restringida por el Estado Mayor Presidencial, pues se anunció que llegaría el presidente Ernesto Zedillo. Sólo tuvieron paso libre hasta el féretro las decenas de flores blancas que enviaron los Olivares Santana, los Slim, Sami David, Humberto Roque Villanueva, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), la delegación Alvaro Obregón y el ex gobernador chiapaneco Julio César Ruiz Ferro, corona que alguien decidió mejor dejarla en el exterior. También llegó el tributo de crisantemos de ''los amorosos que te recordaremos siempre".
A las 17 horas en punto entró a la capilla el secretario de Educación Pública, Miguel Limón Rojas, y 20 minutos más tarde el presidente Zedillo acompañado por su esposa Nilda Patricia Velasco. A los periodistas se les pidió que esperaran, mientras el primer mandatario daba el pésame y rendía una guardia de honor. Luego de quince minutos, el titular del Ejecutivo federal declaró: ''Nuestro país ha perdido a un gran hombre. Jaime Sabines es uno de los poetas contemporáneos más extraordinarios que haya dado nuestra lengua. Nos deja una obra extraordinaria pero también un gran vacío porque además de ser un gran hombre de letras, un extraordinario ser humano, un hombre de una extraordinaria generosidad, supo ser amigo, supo enseñarnos a todos, valores muy importantes para la convivencia, para la vida de nuestro país, por eso estoy seguro que este sentimiento de tristeza es compartido por todos los mexicanos. A nombre del gobierno de la República rindo homenaje a este gran mexicano, Jaime Sabines, y anuncio que en los próximos días el gobierno federal organizará un homenaje nacional para significar la obra y la vida de Jaime Sabines".
Julio Sabines defendió la última voluntad de su padre: ''Más que lamentar la muerte de Jaime Sabines habría que celebrar su vida. Fue un hombre común y corriente que tuvo virtudes y defectos y que dejó una obra para el que quiera acercarse a ella. Su última voluntad fue tener un funeral lo más sencillo posible, familiar. No creo que se vaya a la Rotonda de los Hombres Ilustres, él especificó claramente sus deseos: ser sepultado con sus padres y es lo que haremos".
En la calle hacía frío y caían gotitas tímidas de lluvia. Los personajes de la políticas hicieron acto de presencia la tarde de ayer en el funeral del escritor, ausentes en cambio, sus colegas literatos. Del medio artístico e intelectual sólo llegaron el músico Guillermo Briseño, los cantantes Hebe Rossel y Emmanuel, el filósofo José María Pérez Gay, la actriz María Rojo, el pintor Raúl Anguiano y el escritor Carlos Monsiváis.
También como gotitas tímidas, un par de estudiantes universitarias llegó frente al poeta para depositar dos rosas rojas sobre el féretro. Los pocos lectores sabinianos, que no dudaron en acudir a la agencia funeraria para derramar un poco de nostalgia sobre su muerte y un mucho de admiración, se inhibían ante las cámaras, reflectores y personal del Estado Mayor Presidencial.
La cargada antipoética
Porfirio Muñoz Ledo, uno de los primeros políticos que llegó al lugar, hizo un pequeño acto de contrición al hablar ante la prensa de su amigo Jaime, a quien llamó ''el último de los grandes románticos de la poesía. Cometí el pecado de invitarlo a ser diputado hace 23 años, porque cuando estaba en el otro partido quería diputados externos, independientes, progresistas; por eso invité también al poeta Carlos Pellicer a ser senador por Tabasco. A lo mejor acerté, nunca supe, pero Jaime estuvo contento, la prueba es que después volvió".
La clase política chiapaneca no podía faltar. Estuvieron Eduardo Robledo Rincón, Eraclio Zepeda y Roberto Albores Guillén, gobernador del estado, quien decretó día de duelo en Chiapas y se comprometió a ''celebrar una serie de conmemoraciones. Le pondremos su nombre al gran centro cultural del estado. Y el próximo martes, a las 20 horas, efectuaremos un primer homenaje en el Polifórum de Chiapas".
Casi a la media noche, "en banda", hicieron acto de presencia Carlos Rojas Gutiérrez, Arturo Núñez, Tulio Hernández y Mariano Pérez Alcocer, este último resaltó la militancia de Sabines, calificándolo de "un gran priísta".
Pero no, se trata de un Poeta.