José Cueli
La historia de los colores

En la ``historia de los colores'' del subcomandante Marcos -censurada- en Estados Unidos está la reminiscencia de lo infinito en cuyo espíritu viven los niños. Los colores que flotan y ondean en el aire de la selva chiapaneca, ``algo'' que tiende a elevarse sobre la piel de la tierra, hacia el ancho azul. ``Algo'' que nos recuerda nuestra condición de mortales y nuestra tendencia irresistible a sondear el espacio inconmesurable y regresar como todo lo que sube por fuerza que nos es inherente y peculiar.

Colores que son la fantasía del niño y el hombre y no son símbolo que acaba por usurpar su lugar a lo representado. Colores que triunfan por sí solos y tienen su historia, la que el viejo Antonio le contó a Marcos, ilustrado con espléndidos dibujos de Domitila Domínguez y traducido con maestría por Anne Bar Din. La historia que afronta la naturaleza con la pasión arrobada de un místico.

El viejo Antonio que vive en Marcos narra la historia de los colores y su origen en ansia insatisfecha y sedienta de belleza y justicia. Un cuento delicado y sutil, una profunda e inequitativa interpretación de los colores de la selva chiapaneca, hasta sus matices no perceptibles que bastan para revelar el temperamento del guerrillero colorista que gusta de narrar cuentos a los niños, como a él se los contó el viejo Antonio.

Tierno afán de no delimitar los colores a la exterioridad y valoración de los tonos y dotarlos de espíritu, que ahonde más allá de la simple imaginación al interpretar sus apacibles orígenes y producir la más exaltada impresión de plenitud dichosa y complacerse en el destierro en sana voluptuosidad.

Con aguda y obstinada observación compara Marcos estrofas de amable filosofía que se expresan con simplicidad, al ritmo de la imaginación de los niños que habitan en nosotros, deducidos de una inegable tradición indígena.

Oigámoslo cantar:

``Y el dios, luego que pasó chilla y chilla un buen rato, lo miró su sangre y la vio que es otro color que no es los dos colores (blanco y negro). Y fue corriendo donde estaban los dioses y les mostró el color nuevo y `colorado', le pusieron a ese color, el tercero que nacía. Después, otro de los dioses buscaba un color para pintar la esperanza. Lo encontró después de un buen rato, fue y lo mostró en la asamblea de los dioses y `verde' le pusieron a ese color, el cuarto.''

Cuenta la historia del color café (tierra), amarillo (sol), azul (cielo) y remata: ``Y se subieron al copete de la ceiba y ahí empezaron a aventar los colores así nomás, y el azul se quedó en parte en el agua y parte en el cielo, y el verde les cayó a los árboles, plantas y el café, que era más pesado, se cayó en la tierra y el amarillo que era la risa del niño, voló hasta pintar el sol, el rojo llegó en su boca de los hombres y de los animales y lo comieron y se pintaron de rojo por dentro y el blanco y el negro de por sí ya estaban en el mundo y era un relajo cómo aventaban los colores los dioses, ni se fijaban dónde llega el color que avientan y algunos colores salpicaban a los hombres y por eso hay hombres de distintos colores y pensamientos.

``Y el mundo será alegre si todos los colores y todos los pensamientos tienen su lugar''. Con razón se censura en Estados Unidos.