n Arturo Pérez-Reverte, autor de El sol de Breda
No admitiré ser esclavo ni de mi editor ni del capitán Alatriste
n Más que personaje, Marcos representa a una comunidad de México
César Güemes/ I n La encerrona es con él mismo. Seis novelas seis lo esperaban cuando dio vida por vez primera al capitán Alatriste. Y se ha llevado las palmas Arturo Pérez-Reverte con hasta ahora tres novelas de capa y espada. Son, ciertamente, de aventuras y detrás de ellas hay una postura social en la cual se afirma que la España de hoy se fundó en el siglo XVII, que no es poco decir y mucho menos contar. El sol de Breda (Alfaguara) es la tercera entrega de la serie y por ella transcurren la historia, la cultura y la sangre de un sitio y un tiempo en donde el honor era moneda corriente.
ųEs de los pocos escritores europeos que no viajan a Chiapas en su visita a México, Ƒa qué se debe, no es algo de su interés como narrador o periodista?
ųEs algo que pertenece más a mi capacidad de viaje que a mi interés. Por otra parte, pienso que los malos siempre ganan, tarde o temprano.
ųCon eso le deja muy poca oportunidad a Marcos y a la propuesta de los zapatistas.
ųEs una verdad histórica que no tiene vuelta de hoja. Marcos me importa en cuanto representa a una comunidad relevante en México, pero no como personaje porque evidentemente es un vocero de demandas comunes. Luego, pienso que es necesario luchar siempre, aunque se esté consciente de que se va a perder la batalla. Cuando alguien pelea incluso contra todas las expectativas adversas, por lo menos deja en claro que el poderoso no tiene todas las de ganar, y que incluso si gana de todas, todas, sabe que nadie puede hacer el mal impunemente.
ųUna teoría posible respecto de esta saga suya es que las aventuras del capitán Alatriste, si bien se expresarán en seis o más libros, conforman en realidad una sola novela. ƑEstá de acuerdo?
ųSí, he interrumpido la serie porque voy a publicar una novela gorda, más del tipo de La tabla de Flandes, en la que trabajo, que tiene que ver con la cartografía náutica del siglo XVIII pero transcurre ahora. Y si bien he hecho una pausa dentro de las aventuras de Alatriste, el proyecto persiste. Espero acabar esa novela amplia en seis partes. Es un recorrido por la memoria del XVII y por nuestra propia memoria como españoles y como hispanos. Pero, es cierto, responde a un solo plan conjunto.
ųUna saga tan amplia y ambiciosa, supongo que no estará solucionada toda desde un principio como se deja ver un poco en el índice de títulos que le siguen. Acaso tendrá el esbozo, los primeros trazos.
ųO incluso los temas. Yo quería contar el siglo XVII, que sigo pensando que es decisivo para España y lo español, y lo que tenía eran los títulos. Deseaba contar lo que era la sociedad española de entonces, que fue el primer volumen; lo que era el poder de la Iglesia y la Inquisición, que fue el segundo; y lo que era la guerra de Flandes, que ocupa el tercero. Más allá, en el cuarto, lo que implicaba el oro de América y la economía, en el quinto la diplomacia, y la vida cultural en el sexto. He pensado trazar un panorama de lo que fue el XVII español. En eso estoy. El plan era ése, los temas los tengo claros y lo que pasa es que la trama concreta, los personajes y la acción de cada novela los realizo en cada una de las partes.
Ejercer la libertad
ųEs posible, Arturo, que tomando en cuenta la buena recepción que tuvo la primera aventura de Alatriste, lo mismo que pasó con la segunda y lo que viene ocurriendo con la tercera, Ƒexista cierta presión para retener a los lectores ya invitados?
ųSí hay presión. De hecho, antes de venir a México mi editor en España me dijo que quería otro Alatriste, y le respondí que no, que no estaba dispuesto a ser esclavo de mí mismo. El grave problema de un personaje fijo, y esto lo vivió Conan Doyle salvando todas las distancias, es que se apodera de ti y entonces te obliga. Y no estoy dispuesto a que eso pase conmigo. Deseo que ni mi editor ni mi personaje me esclavicen. Justamente por eso he parado para hacer otra novela larga, y deliberadamente he interrumpido los Alatriste para ser dueño de mi destino y de mi mundo narrativo. Mi editor querría que siguiera con esta aventura, toda vez que una novela de éstas la proyecto en seis meses, la escribo en otros seis, y en cambio las novelas largas me toman dos años en total. Claro que no pienso dejarme presionar. Y hay una ventaja en todo eso, mira, no necesito hacer una novela cada año para vivir. Con una cada dos o tres años tengo suficiente como para subsistir. Tampoco, pues, tengo esa necesidad o esa angustia de publicar algo para pagar una casa o un auto. La verdad es que trabajo para vivir razonablemente y eso es todo. Ni siquiera la presión económica es suficiente para hacerme cambiar de planes.
ųAunque podría haber una desventaja: si ha escrito tres novelas de Alatriste al hilo, quizá luego no consiga el mismo tono.
ųTambién era un riesgo hacer el primer Alatriste, cuando me dedicaba a otras novelas. De La piel del tambor paso a la primera de la saga, y eso implicó un peligro en su momento. Era muy extraño cambiar y hacer una novela de espadachines, Ƒquién iba a leer eso? Claro, son riesgos que corro porque hago lo que me apetece, y el que hace lo que le gusta debe asumir que pasa por sitios no conocidos. A lo que no estoy dispuesto es a ser esclavo de nada. Seguiré ejerciendo esa libertad mientras pueda. Si me equivoco, lo asumiré. Si tiene remedio, bueno, pues intentaré remediarlo. Además, no existe del todo ese riesgo porque Alatriste es parte de mí, lo llevo conmigo.
ųUno de los atractivos de la saga es que finalmente los personajes tienen una edad que respeta. Iñigo, por ejemplo, va creciendo. Y eso implica si no un problema por lo menos sí una característica técnica.
ųEl tono va cambiando. Es menos ingenuo. Entonces hablaba un niño de 12 años y ahora habla un mozo de 15. Y así como hay menos inocencia, hay más mala leche, más lucidez. Crecemos con el personaje. Y también Alatriste cambia. Ya no es el héroe lejano y distante, es un tipo que tiene fisuras, grietas, alguien a quien el propio Iñigo en aquel día del herido se le encara y le quita la mano del hombro, es el primer enfrentamiento hijo-padre. Iñigo empieza a volar solo. De hecho, además está previsto que en uno de los episodios novelescos, en el sexto, haya un grave problema entre ellos.
Buscar la serenidad
ųCuando se habla de las novelas de esta serie o de las otras, no aparecen ni en los comentarios críticos ni en las entrevistas los personajes femeninos que sin embargo detonan la acción, Ƒqué piensa de ello?
ųEl caso es que me da igual si los críticos ponen interés o no en los personajes femeninos porque yo sé lo que hay en mis novelas. Cada persona ve una cosa u otra. Luego, las mujeres en mis novelas son muy importantes, resultan superiores al hombre. Aparecen en un discreto segundo plano pero luego resulta que son las que tienen las claves del conflicto. De hecho, en la novela que escribo, la presencia femenina es fundamental. Hay una manera de mujer que me interesa mucho: aquella que es desafío, explicación o clave. En todas mis obras es ella la que tiene el secreto. A las mujeres que me inquietan en la existencia cotidiana, las llevo a mi literatura.
''Tengo una teoría: hay un momento en la vida de un escritor en que aquello que no es literaturizable no le interesa. Voy por la vida y es como si llevara un filtro en la cabeza: todo lo que puede ser literatura entra y lo que no, se va. Es una especie de selección. De modo que la literatura es el marco por donde todo entra en mí. Con las mujeres me pasa lo mismo. Hay un tipo femenino que responde a mis inquietudes literarias, es la que me permite responder a mis preguntas y da la réplica al hombre de mis novelas o al que soy yo. Atravieso una fase en la cual, por edad, por trabajo y por todo, recapitulo, intento ordenar mi vida, entender las cosas que no entendí, anudar lazos que nunca tuve tiempo de anudar, y quiero, digamos, encontrar la serenidad.
''Es como el que navega hacia un puerto. Descubrí que las mujeres son las que tienen la respuesta. Todos los problemas que tengo, todas las preguntas que me he hecho, todo lo que he vivido de horror, de incertidumbre, de amargura o de felicidad, puede ser explicado por medio de ellas. Y hay ciertas mujeres que te dan la identidad, así que las busco literariamente. Están en las novelas y en mi vida. Puestas las cosas así, lo que digan o dejen de decir los críticos te imaginarás que me tiene sin cuidado."