n Se reunieron con diputados de PRD y PT
La consulta, un ejercicio de democracia, dicen zapatistas
Raúl Llanos y José Gil Olmos n En una reunión con diputados locales de PRD y PT, los delegados del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) afirmaron ayer que la consulta que impulsarán el próximo 21 de marzo "es por la paz y por el reconocimiento de los derechos de los pueblos indios de México, pero también es un ejercicio de democracia y representa la manera que los zapatistas les decimos al gobierno, a los diputados y senadores, que tienen que oír la palabra del pueblo, de los hombres y mujeres que los eligieron".
Ahí, el presidente de la Comisión de Gobierno de la ALDF, Martí Batres, informó a los delegados de base del EZLN que la mayoría parlamentaria impulsará una iniciativa de ley para proteger los derechos de los indios del Distrito Federal, "que haga realidad los acuerdos de San Andrés Larráinzar, en el ámbito que nos corresponde".
Durante el encuentro, realizado en el vestíbulo del recinto de Donceles y Allende de la Asamblea Legislativa, el delegado zapatista Máximo puntualizó: "Nosotros no hacemos la guerra, nos la enseñaron a hacer. Nosotros queremos vivir como todos quieren vivir. Queremos ser mexicanos como todos lo quieren ser: una patria donde todos quepamos, donde todos verdaderamente seamos mexicanos, pero reconocidos y no olvidados".
Su compañera Regina externó a los legisladores locales que tienen que hacer leyes que beneficien al pueblo. "Sólo mandando, obedeciendo y escuchando a la gente de abajo podremos tener un país mejor, y es lo que todos buscamos", remarcó.
Hacer leyes buenas, piden a Martí
Previo al ofrecimiento de Martí Batres, la indígena chiapaneca señaló: "Les pedimos que hagan leyes buenas para los miles de indígenas que vienen de nuestros pueblos al Distrito Federal, porque vienen a esta gran ciudad en busca de trabajo. Hay compañeros indígenas por todas partes de México y por eso la ley que estamos buscando es una ley que otorgue derecho a todos los pueblos indígenas del país y no sólo a los de algún estado".
A su vez, el ex rector de la UNAM, Pablo González Casanova, precisó que el movimiento que impulsa el EZLN por todo el país "es un camino pacífico que debe interesarnos como posibilidad de cambiar la correlación de fuerzas que actualmente se da en el país para que se les haga caso a los que no se les ve ni se les oye", que es el conjunto de los pueblos de México, de ahí que la convocatoria para reclamar la solución a los problemas de ese sector de la sociedad atañe a todos.
Consideró que con esa acción los zapatistas están planteando la alternativa de una democracia deliberativa, participativa y representativa. "Es el proyecto más avanzado de democracia que existe en el mundo", aseguró.
Dejó en claro que se equivocan quienes piensan que el gobierno federal puede "seguir haciendo del país lo que le dé la gana, mangoneando su riqueza, privatizando las riquezas públicas y haciendo más difícil la vida de los trabajadores, sin que pase nada. Sólo una especie de imbecilidad política puede permitir el pensar que van a lograr hacer eso sin que venga una oposición muy fuerte".
En su oportunidad, Rosario Ibarra de Piedra, enlace entre la sociedad civil y el EZLN, comentó que "la gente del gobierno le ha apostado a que todo el movimiento zapatista se muera, le han apostado a que, con el cansancio, con el dejar de hacer cosas, se vaya diluyendo, como están acostumbrados a hacerlo con muchos movimientos".
Expresó que en este asunto se han externado opiniones en el sentido de que había que sacarle el agua a la pecera que significa la selva Lacandona para que murieran los peces, pensando que con eso los "peces zapatistas" iban a morir.
Pero, dijo, "resulta que los zapatistas hicieron la pecera más grande, que abarca todo México, y entonces tendrán que sacarle el agua a todo México para que muramos todos los que estamos por aquí. Esa es la forma de hacer política del gobierno que hemos padecido por tantos años, y esa es la forma de hacer política, en especial del gobierno de (Ernesto) Zedillo".
En su opinión, los zapatistas están enseñando un nuevo estilo de gobernar".
Mientras, José Narro Céspedes, ex integrante de la Cocopa, manifestó que a tres años de firmados los acuerdos de San Andrés Larráinzar, el Ejecutivo federal no ha cumplido la parte que le corresponde, no ha demostrado su voluntad de encaminar los esfuerzos nacionales por el diálogo y la paz, sino por la militarización y el exterminio de nuestros pueblos.
El politólogo Luis Javier Garrido comentó que la consulta del 21 de marzo "constituirá el ejercicio democrático más importante organizado por la sociedad civil en nuestra historia; constituye un desafío para el pueblo mexicano, pero también para el gobierno neoliberal de Ernesto Zedillo. Los mexicanos debemos decidir de una vez por todas si vamos a saldar nuestra deuda histórica con los pueblos indios y a impulsar de manera definitiva el reconocimiento de sus derechos fundamentales en nuestro marco constitucional".
n Mensaje de la delegación rebelde que visitó La Jornada
La dignidad se defiende desde cualquier actividad
José Galán n Los portadores del exhorto zapatista para hacer de México un país en el que de verdad estén todos y cada uno de los mexicanos, mediante la consulta nacional sobre la Ley de Derechos y Cultura Indígenas, atravesaron las puertas de La Jornada, recibieron claveles rojos y el saludo de directivos y trabajadores del periódico, encabezados por la directora general, Carmen Lira Saade.
Alexander, Marcos, Máximo, Ramón, Regina, Ilse, Delfina y Lizet del Carmen --con su hija Herlinda, de siete meses, en brazos--, con claveles rojos en la mano, hablaron de la enorme marginación a que se enfrentan, en una situación que, para los escritores y editorialistas del diario reunidos con ellos, prácticamente es de guerra, que debe desaparecer ante la oposición pacífica de la sociedad civil de todos los rincones de México.
Pero las palabras de los zapatistas se elevaron sobre los nubarrones de la miseria y la marginación, del constante insulto de militares y paramilitares, del trago y la prostitución, para establecer con claridad y sin florituras que la dignidad y el respeto a las comunidades indígenas se defienden y respetan, como dijo Alexander ante los jornaleros, "desde cualquier trabajo, responsabilidad y quehacer".
"Con estas manos trabajamos, y tenemos dolor desde hace mucho, tristeza", dijo Ilse del Carmen. "Por eso, es necesario consultar con ustedes qué va a suceder con el futuro no sólo nuestro, sino de todos. Estamos sometidos por un ejército que nos insulta y nos trata mal. Eso de verdad duele".
Para los que aquí trabajan, "hasta de diputados", eso no se siente, dijo, "pero nosotros enfrentamos tristeza. Y lo único que pedimos es trabajo bueno, luz, agua y un mejor pago de nuestro café", sometido al coyotaje de compradores que escamotean el pago a los campesinos tzeltales.
En la sala de juntas de la dirección general de este diario, Pablo González Casanova, Miguel Concha, Jorge Camil, Carlos Montemayor, José Steinsleger, Alejandro Nadal, Luis González Souza y Luis Javier Garrido fueron presentados por Luis Hernández Navarro ante los zapatistas, a quienes reconocieron su valor, lo justo de su lucha, y con quienes discutieron los temores presentes en todos de la posibilidad de que el gobierno, de improviso, diera "un golpe de mano" en Chiapas y estableciera allí una situación de excepción.
"Me preocupan los signos que veo en Chiapas", dijo Carlos Montemayor, porque "los zapatistas echaron la mano a las armas para lograr el diálogo, y el gobierno buscó el diálogo para echar mano de las armas". Allí, agregó, existe una situación de guerra, y existe la posibilidad de que "el gobierno dé un golpe de mano de manera sorpresiva", aunque lamentó que el país "no está preparado para entender que allí hay una guerra, una guerra sin adjetivos".
Miguel Concha compartió las inquietudes de Carlos Montemayor, y coincidió en que, "efectivamente, en Chiapas hay guerra. Pero me alienta la búsqueda de una salida pacífica para evitar ese golpe de mano que se puede dar, y que de alguna manera se está dando", argumento que respaldó Luis González Souza, quien se calificó como "uno de los millones de mexicanos que despertó cuando el levantamiento zapatista" a principios de 1994.
Para Alberto Nadal, la guerra no sólo existe en Chiapas, sino que el gobierno federal, explicó a los delegados zapatistas, "ha emprendido una guerra económica contra todos los mexicanos, con base en las tesis del neoliberalismo, y a las características del Tratado de Libre Comercio firmado con Estados Unidos, y cuyo impacto se siente en los productos que los zapatistas muchas veces intentan vender o comprar". En estas luchas, subrayó, "ustedes los zapatistas no están solos".
Luis Javier Garrido terció, y puso énfasis ante los ocho delegados del EZLN, que "eso que ustedes llaman la sociedad civil va a impedir que el gobierno dé ese golpe de mano que tememos", y expresó su apoyo "de todo corazón" a la consulta "a favor de ustedes, pero también para que nosotros, en el siglo XXI, estemos en un país que sea verdaderamente nuestro". Esta es una tesis, dijo Pablo González Casanova, "que debemos trabajar. Un golpe de mano incendiaría el país. Si logramos impedir la guerra en Chiapas, la impediremos en todo México".
Por su parte, el periodista y escritor "argentino y mexicano", José Steinsleger, ironizó sobre el proceso de modernización efectuado en Argentina, al afirmar que "vamos más avanzados en el proceso de destrucción nacional", y reveló a los delegados que en cualquier marcha o protesta realizada en ciudades como Buenos Aires, Córdoba o Rosario, "siempre hay una pancarta sobre la lucha de ustedes en Chiapas".
La delegación se despidió y visitó el local del sindicato de La Jornada, donde los trabajadores les manifestaron su respaldo y adhesión a los términos de la consulta nacional sobre la iniciativa de Ley de Derechos y Cultura Indígenas que habrá de efectuarse el próximo 21 de marzo, así como el respaldo a la búsqueda de mejores condiciones, dignas y generales, para las comunidades indígenas de Chiapas.