Todos los líderes de la oposición dicen que sí están de acuerdo, en principio, con la posibilidad de una alianza para el 2000 y con una candidatura única, pero en el siguiente momento cada uno establece ciertas condiciones, con lo cual se complica la famosa alianza opositora. Quizás estamos como en la situación que señaló alguna vez Andy Warhol, en la que todo el mundo tiene 15 minutos de fama, y los precandidatos de la oposición pueden considerar que no están dispuestos a renunciar a ellos.
ƑLas diferencias ideológicas son realmente una razón de fondo para que no pueda haber una alianza? Sin duda, estamos frente a un problema de jerarquía y de identidad. Nadie niega que entre la izquierda y la derecha hay diferencias muy importantes para planear un proyecto de país; dimensiones como la de cuánto sector público debe haber en áreas estratégicas como la electricidad o Pemex, o si el Estado debe ser subsidiario o conductor del desarrollo económico, son diferencias que tienen que ver a final de cuentas con planteamientos ideológicos.
Pero también hay una serie de reformas necesarias que el sistema priísta no va a realizar y se necesita una alianza opositora para llevarla a cabo. Se trata de políticas públicas para terminar la reforma política, de hacer una reforma municipal, de una reforma laboral, de ajustes a los tratados comerciales del país, de reformas al Poder Judicial y al Poder Legislativo, de reformas a los medios de comunicación, de la reforma sobre derechos indígenas, es decir, de los factores necesarios para construir una nueva institucionalidad democrática que necesita urgentemente el país. Por eso se trata de jerarquizar: Ƒqué es más importante, las diferencias que refuerzan la identidad o las coincidencias de un nuevo proyecto de país?
ƑQué tantas posibilidades de ganar la Presidencia de la República tiene la oposición sin un candidato único? Otra forma de ver el tema también tiene que ver con algunos cálculos estratégicos. De entrada, hay que reconocer que las sociedad está dividida en tres segmentos de votación, uno más grande de 35 por ciento y otros dos de oposición de entre 20 y 25 por ciento, pero la oposición tiene lugares importantes en los que no es competitiva, problema que el PRI no tiene.
A pesar de todos los avances en materia de competencia electoral, existen todavía ciertas cargas de desigualdad en las contiendas con las que se favorece al PRI, por lo que conserva rasgos de un partido de Estado, como de hecho lo hemos visto recientemente en varias elecciones estatales; y cuando esa situación se combina con el factor pobreza y la compra del voto, se establece un alto grado de dificultad para que un candidato de la oposición pueda ganar.
El mejor escenario para cualquier partido de oposición necesita prácticamente de un círculo virtuoso para ganar, en el que se logre una mezcla de buen candidato, una fuerte estructura territorial, una campaña de medios eficaz, una propuesta muy atractiva, una penetración social amplia, etcétera.
En cambio, el PRI tiene ciertas ventajas de su maquinaria, por lo que necesita grandes cantidades de dinero y que el candidato no sea muy malo, para lograr ciertas condiciones de eficiencia.
Si sumamos las desventajas estructurales de la oposición, queda más claro que una alianza sería un camino para subsanarlas. Si las cifras de que Fox tiene 32 por ciento de la intención del voto y Cárdenas 26 son reales (Proceso 1167), entonces estamos frente a dos candidaturas opositoras sólidas y parejas, lo cual puede generar un efecto paradójico, dividirlos y debilitarlos frente a un tercer adversario común y fuerte.
Seguirle la pista al debate sobre las alianzas puede ser como preparar una pista de aterrizaje en la que exista una alta posibilidad de que nunca llegue ningún avión. Lograr un nuevo proyecto de país puede ser un objetivo importante para la oposición, pero si la condición es sacrificarse para que otro sea el candidato, entonces la virtud se vuelve una utopía. Quizás lo de las alianzas se discuta durante varios meses más, pero lo más probable es que estemos frente a la alianza de nunca jamás.