n Quejas, suspicacias y angustia poselectoral en el PRD
Competencia reñida, no empate
técnico, entre García y Ortega
n Según cifras del PREP, la senadora lleva ventaja en 16 entidades
Elena Gallegos n Sacudido por una sorda lucha --riesgo que nunca se descartó durante los preparativos-- el PRD vive la angustia de sus tiempos poselectorales entre quejas por "la manipulación de cifras"; suspicacias por "la multiplicación de resultados atípicos"; acusaciones a funcionarios de algunos de sus gobiernos estatales por haber "metido mano"; "extrañas" desapariciones de votos, y la incertidumbre de lo que puede salir de todo esto.
Y aunque los datos siguen fluyendo --no con la rapidez que muchos desearan--todavía las tendencias oficiales no pueden ser consideradas definitivas. A lo mejor por eso se reeditó este lunes lo vivido la noche del domingo: la aparición en escena de dos de los contendientes adjudicándose para sí la victoria.
El PRD no resuelve sus cosas
"a balazos, sino pacíficamente"
Lo que sí ya no hay es "un empate técnico", término retirado por quien lo emitió, Catalina Eibenchutz, y sustituido por una frase más adecuada: "competencia reñida", competencia que mantiene en una cerrada pelea, y en permanente sobresalto a sus seguidores, a la senadora Amalia García y al ingeniero Jesús Ortega.
Por cierto, Catalina Eibenshutz pidió a los representantes de los medios de comunicación que reflexionaran sobre el hecho de que, con todo, el PRD se había arriesgado a dirimir en urnas el relevo de sus dirigentes, pese a contar con pocos recursos, ser un partido tan joven y tener un reglamento recién salido del horno. "El PRD no resuelve sus cosas a balazos, sino pacíficamente. Ojalá que otros partidos, como el PRI, hicieran lo mismo".
José Barberán, encargado del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), capoteó los cuestionamientos formulados por la prensa con un simple: "no estuviéramos discutiendo todo esto si se tratara del PRI y del PAN. Por la sencilla razón de que esos partidos no se atreven a un proceso así".
Y no obstante el ir y venir de rumores, denuncias y hasta chismes, quedaba la sensación de que, al final, los perredistas buscarán arreglar sus diferencias para enfrentar las otras peleas que tendrán que dar en su camino al 2000. Porque si bien las distintas fuerzas parecían ser acusadas de lo mismo de lo que se quejaban, sus miembros mantuvieron un discurso institucional y se cuidaron mucho de amenazar con rupturas.
Mientras tanto, y en las cifras que a lo largo del día estuvo proporcionando el Programa de Resultados Electorales Preliminares, a cargo de José Barberán, hubo una constante: Amalia García apareció siempre arriba. Unas veces con un punto y décimas de diferencia. Otras con dos y hasta tres por encima de Ortega, su más cercano, su único competidor.
Ante esa situación, Ortega y sus seguidores hicieron serios señalamientos en cuanto al procesamiento de los datos que insistían en ofrecer la imagen de Amalia como triunfadora, y en los que no se incluían los que les favorecían a ellos, según ellos mismos.
De acuerdo con esos números, la senadora parecía llevar la delantera en 16 entidades, cambiando la tendencia registrada la madrugada del lunes, cuando Ortega se puso a la cabeza.
Quizá ello provocó que la planilla de Ortega, la número ocho, pasara de plano a la ofensiva y dejara claro que, en esta acción, iba todo su resto. A nombre de su fórmula, Carlos Navarrete llamó al gobernador de Zacatecas, Ricardo Monreal para que pusiera en orden a su secretario de Gobierno, Raymundo Cárdenas, quien estuvo favoreciendo a su paisana.
Aclararon que esas no eran suposiciones y que tenían manera de probarlo. En realidad, y en el cifrado lenguaje de los políticos, el mensaje parecía tener más de un destinatario.
Pero la planilla número ocho no se fue en blanco en eso de las acusaciones. Por ejemplo, Mario Saucedo, otro de los competidores --su opción al parecer se quedará con el cuarto lugar-- vinculó "los carruseles" que, según dijo, organizó para favorecer a los Chuchos y a él mismo, puesto que forma parte de la fórmula, al ex dirigente de la FEG y ex rector de la Universidad de Guadalajara, Raúl Padilla.
En su propia tierra, a Mario le fue como en feria y, por si fuera poco, traía perdidos cerca de siete mil votos que sus simpatizantes depositaron en Tabasco.
Y en eso de votos desaparecidos, Ortega reclamaba que en Tlaxcala --donde, por cierto, se rumoraba que funcionarios del gobierno de Alfonso Sánchez Anaya habían jugado con Chucho-- se habían quedado en el camino como mil 600 votos considerados en el PREP la noche del domingo y que, súbitamente, el lunes ya no estaban.
Esto ocasionó que en plena calle, a las afueras del edificio de Monterrey 50, se enredaran en una discusión --eso sí muy comedida-- José Barberán, en defensa de su PREP, y Eduardo Espinosa y Francisco Curi, entre otros, en defensa de sus votos. Barberán les explicó que pudo haberse cometido un error. Les aseguró que revisaría su archivo histórico y les pidió que se tranquilizaran.
Los perredistas "no somos
mapaches": Barberán
Antes, y en respuesta a las acusaciones de Ortega, Barberán había dicho a los periodistas que, en primer lugar, los perredistas "šno somos mapaches, aquí no hay mapaches!" y que no creía que se estuviera usando a los gobernadores para manipular la votación: "hombre, si yo tengo un gobernador, lo uso para cosas más útiles".
De magnífico humor, pese a que le llovió a lo largo del día, Barberán dijo que las cifras del PREP seguirían fluyendo "hasta que se nos caigan de sueño las dos personas que alimentan las computadoras, y que no durmieron en toda la noche".
Otro de los candidatos, Raúl Alvarez Garín, fue punzante: "Se cumplió todo lo que adelantamos. Los que hoy se disputan la dirección son los que han estado al frente del partido durante estos nueve años, y todo esto que estamos viendo es el resultado de su organización".
Alguien buscó desmerecer el tamaño de sus palabras preguntándole en torno a los bajos resultados numéricos obtenidos por su planilla, pero de inmediato hubo respuesta de su parte: "nosotros no tuvimos padrinos".
Raúl remató con sarcasmo: "éste no es el ejemplo de democracia que le queremos dar al país. Si se confirma que hubo grandes electores, pues entonces nos podríamos ahorrar el proceso y llamar a una reunión de gobernadores e influyentes para que sean ellos, abiertamente, los que determinen y ya".
Todo esto se escribió en el Auditorio Heberto Castillo --"el teatro de los lamentos", lo bautizaron ya -- en ocho distintas conferencias de prensa en las que resultó particularmente notorio que la única que no llevó reclamos y se mostró confiada fue Amalia García, siempre sonriente y lista para refutar cualquier cosa que oscurezca lo que considera puede ser, ahora sí, su elección.
Será mañana cuando se conozca el resultado final y legal de la elección.
A la distancia, felices por el lío que se armó y, sobre todo, por el tipo de denuncias que se cruzaron los miembros de las distintas planillas, varios priístas dedicados a observar de cerca el proceso del PRD se mofaron en su muy singular estilo: "en una de esas y les cobramos derechos de autor".