n Diez horas los esperaron en la Plaza de la Liberación


En Guadalajara, recepción emotiva a delegados zapatistas

Ramón Vera Herrera, especial para La Jornada, Guadalajara, Jal., 15 de marzo n Alrededor de la medianoche, los camiones que venían de Chiapas con los delegados zapatistas llegaron a la Plaza de la Liberación.

La gente esperó diez horas para recibirlos, pues necesitaba constatar el rompimiento de un cerco más amplio que el de las anteriores salidas de los zapatistas. Era cierto, pues, llegaban a Guadalajara.

Miguel Angel Santos, marista encargado de pronunciar las palabras de bienvenida, resumió el momento diciendo que "en la historia de esta ciudad, jamás esta plaza había estado tan iluminada como hoy". Más que discurso militante, en su voz se expresaba la parte católica de los jaliscienses. Pero esa voz no dejó de resonar políticamente en su sermón: "Les agradecemos que estén de pie. Les agradecemos, porque vivir de pie es la única manera de vivir".

Durante el día, la plaza se llenó y se vació varias veces, y en el momento de la llegada de los autobuses sólo quedaban para recibir a los visitantes aquellos involucrados en brigadas o en casillas. No obstante, el ánimo que recorría el sitio hizo que una buena parte de la sociedad tapatía presente mostrara los ojos húmedos al recibir al contingente zapatista, y todos sonreían.

De los autobuses bajaron hombres, mujeres, niños y ancianos, gente común que pasaba saludando. Rastas y punks, sindicalistas, señoras, niños, monjas y estudiantes les habían hecho valla, más para verlos de cerca que por temor a que algo les pasara.

Una estudiante comentaba: "Para lo que se moviliza esta sociedad apatía, esto es maravilloso. Hay poca gente porque aquí no es como en Oaxaca, que todos se aguantan con lluvia o con frío. La gente de veras dudaba que llegaran hasta acá. Lo bueno es que los que estamos aquí estamos de pura coraza. No hay curiosos. Esos ya se fueron hoy, pero en la semana, ya verán". Lo cierto es que en el ánimo de los presentes la Plaza de la Liberación fue por una hora uno de los sitios más seguros de Guadalajara.

Por un costado, entró un mariachi y llenó el espacio con sones y rancheras. No faltó Cartas marcadas, mientras el contingente se acomodaba para recibir de manos de un artesano un sombrero para cada delegado o delegada zapatista.

Fue tal la calidez del recibimiento que el el primer saludo de los recién llegados, en boca de Beto, base de apoyo, fueron: "Gracias, ya por lo pronto nos llenan con sus palabras".

Y continuó: "Llegamos a Guadalajara a unirnos con ustedes. Nos estamos uniendo los delegados y delegadas, sin contar a los niños, nuestros niños, que están en brazos de todos ustedes. Gracias. Les damos las gracias, hermanos jaliscienses, por los pequeños días que pasaremos aquí, que serán grandes días, muy grandes, porque van a mover conciencias.

"Aquí venimos a decirles: Queremos la paz, pero no la paz que ofrece un gobierno represor, violento, dictador. No la paz que promete Zedillo. Queremos una paz con justicia y dignidad. Sépanlo: somos hombres de paz. Somos hombres, mujeres, niños y ancianos de paz. Con estas palabras me despido".

Fue entonces cuando todos los presentes se abrazaron y cantaron al son de los mariachis el himno zapatista.

Los choferes de los autobuses hicieron su trastada. Decidieron no moverse más y dejar a los delegados zapatistas en la Plaza de la Liberación, "porque el compromiso era traerlos hasta acá y regresarlos. Cualquier movimiento en la ciudad les va a costar 500 pesos por camión".

Eso, a la coordinadora estatal de la consulta ni le importó. Rápidamente se organizaron los carros de la sociedad civil, y en pequeños grupos se los fueron llevando a los sitios en los que habrían de dormir y comer un poco.

Era cerca de la una y media de la madrugada cuando al departamento de tránsito de la ciudad se le ocurrió montar un operativo de vialidad. Cerró calles aledañas y los tripulantes de dos patrullas se apersonaron en la plaza.

Fue el único momento en que los miembros de la fuerza policiaca hicieron sentir su presencia, más pasmados que amenazantes. Dos carros de militares habían hecho rondines durante la recepción, pero no hubo quien les hiciera caso.


n Se reunieron con estudiantes de la UAG


Nos sobra tiempo para luchar, dicen jóvenes representantes del EZLN

Jaime Avilés, enviado, Guadalajara, Jal., 15 de marzo n "Si la consulta nacional no sirve, no importa. Nos sobran pasos para seguir caminando. Somos jóvenes, nos sobra tiempo para luchar", dijeron esta noche los delegados del EZLN durante un encuentro con estudiantes del Centro de Arquitectura, Arte y Diseño (CAAD) de la Universidad Autónoma de Guadalajara.

Con sorprendente elocuencia, los indígenas rebeldes hablaron de su vida en el municipio chiapaneco de Altamirano: "Hoy en la mañana vimos un avión plateado de pasajeros. Allá nonás vemos aviones verdes y helicópteros verdes del Ejército y aviones azules de la policía", afirmó otro delegado zapatista.

"También queremos aclarar --dijo uno más-- que la vida de la gente del campo es diferente de la vida de la gente de la ciudad. El EZLN está porque se respeten las costumbres de todos". Y el que lo había antecedido agregó: "Nuestra ideología dice que hay un mundo en donde no hay justicia, y otro mundo mejor en donde todos tengamos corazón. El EZLN quiere ser un puente entre esos mundos".

Inaugurado por el maestro Juan Alcalá, director del CAAD, considerado como uno de los acuarelistas más importantes de Jalisco, el encuentro comenzó después de un coloquio entre más de 30 zapatistas y un número igual de dirigentes huicholes, que esta noche se disponían a viajar a la sierra con sus huéspedes tzeltales, que mañana por primera vez volarán en avioneta.

Hoy al mediodía, otro grupo zapatista salió a caminar por la Plaza del Sol, donde los encapuchados fueron rodeados por una treintena de policías municipales, cuyo jefe les ordenó retirarse, "porque asustan a la gente". Para asombro de los gendarmes, unas señoras popis abandonaron su mesa en un café para defender a los visitantes, y terminaron aplaudiéndolos y aprovechando para decirles: "Nosotras nunca nos perdemos los comunicados de Marcos".

La politización de aquellas damas contrasta, en cambio, con la ingenuidad de los jóvenes estudiantes del CAAD, que esta noche hicieron preguntas de 1994: "ƑCómo los podemos ayudar? ƑPor qué no se convierten en partido político? ƑQué porcentaje de indígenas dirige el EZLN? ƑEs cierto que hay matanzas en Chiapas?" Y una queja unánime: "Aquí nunca nos llega información".

Respuestas: "Nos pueden ayudar a través de esta consulta. Necesitamos que participen hombres, mujeres y niños para que Zedillo entienda. En las ciudades hay muchos que sufren igual que nosotros... El EZLN es una mayoría que no aspira al poder ni quiere ser fuerza política: quiere ser puente entre los mundos... Si fuéramos extranjeros diríamos Chapas, no Chiapas. Zedillo y Labastida sí hablan como extranjeros, porque dicen Chapas, pero no piensan en nosotros sino en Chapa Bezanilla".

Los rebeldes aprovecharon la ocasión para demostrar que estudiaron a fondo los problemas de estas tierras. "Aquí en Jalisco sabemos que hay mucha drogadicción. El gobierno dice que tiene un organismo para combatir la drogadicción. Pero en Chiapas el Ejército dice que encontró la mariguana, la amapola. Eso no es cierto. Por eso queremos que se vaya el Ejército. El siembra la droga para culparnos".

Como habrá de ocurrir esta semana en todo el país, el encuentro en el CAAD estuvo contrapunteado por el llanto de los rebozos indígenas. Mañana, los zapatistas se reunirán con bachilleres, trabajadores, deudores de la banca, madres de desaparecidos y colonos. Asimismo, apadrinarán a una generación de graduados en sociología. Para el domingo, dicen, "Guadalajara será zapatista".


n Se identificaron a pesar de hablar lenguas diferentes


Huicholes de Jalisco dieron la bienvenida a tzeltales chiapanecos

Es lunes. La delegación zapatista comienza su recorrido por Guadalajara, y quienes irán a los distintos municipios esperan a que pasen por ellos las organizaciones o las autoridades que los habrán de acompañar.

Pese a que el pueblo wixárika está en plena asamblea, una representación de las cuatro comunidades huicholas baja a Guadalajara para darle la bienvenida a los "hermanos zapatistas". Debieron llegar ayer, pero para sacarse la espina los visitan desde temprano en los refugios donde descansan, repartidos en la ciudad.

La asamblea de wixaritaris en San Sebastián continúa, y será el primer punto que toque la delegación zapatista en su recorrido por la sierra huichola.

Por lo pronto, por la mañana, se reúne un grupo de jicareros y jicareras wixárika con los zapatistas (entre los primeros las mujeres sí tienen cargos comunitarios de orden, digamos, religioso).

Lo dicho entre ambos grupos se ha venido repitiendo estos últimos años, pero las palabras no reflejan todo lo que cruza entre ellos.

Una mujer zapatista intenta reproducir en castellano lo que su compañera dijo fluidamente en tzeltal. Los wixárika responden en huichol, y de nuevo alguien traduce al castellano.

En principio, ambos grupos estarían condenados a tener del otro una visión fragmentaria y deslavada por el frágil puente castellano.

La dificultad la saben y de ella hablan pidiendo disculpas por no "ampliar más", porque eso sólo lo podrán en el idioma propio. Así les dice Martín Carrillo, que también les expresa: "Seguramente han tenido algún dolor ustedes. Se siente", y se toca el pecho. "Allá en nuestra comunidad habrá quien les platique, quien les explique lo que hemos sentido nosotros en estos años de los que ustedes hablan".

Es decir, el reconocimiento es total. Se siente en los hilachos de palabras, la identificación de los problemas, la resistencia compartida sin saber que los otros existían, y el encuentro, cuando se sabe que otras piensan, sienten, viven igual, no necesita traductores ni hacen falta adivinos.

Uno de los indígenas tzeltales, base de apoyo zapatista, responde al recibimiento, a la mutua identificación, diciéndoles a los wixárika:

"Sabemos que hay que ir a todos los lugares, que no podemos vivir sin saber. Por eso, venimos a preguntarles, a saber si están de acuerdo con esa consulta que venimos proponiendo. Queremos saber si lo que vivimos en Chiapas es lo mismo que acá. Queremos saber si es importante lo que estamos haciendo".