n Plantean pedir la renuncia de Barnés de Castro
La huelga, el último recurso, dicen organismos estudiantiles
Alma E. Muñoz y María Esther Ibarra n La posibilidad de una huelga en la UNAM quedó de manifiesto. Los estudiantes inconformes con las reformas al Reglamento General de Pagos nada pudieron hacer ųpese a los golpes y forcejeos que sostuvieron con personal de vigilanciaų para impedir la sesión del Consejo Universitario donde ''de manera ilegítima'', según la asamblea de alumnos, se aprobó el incremento a las cuotas sin la presencia de 35 consejeros, 28 de ellos estudiantiles, quienes se deslindaron de la violencia que se generó afuera del Instituto Nacional de Cardiología y acordaron que estallar el paro debe ser el ''último recurso''.
En un mitin de protesta por el incremento a las cuotas, unos seis mil estudiantes acordaron efectuar paros escalonados en las diversas escuelas y facultades, hasta alcanzar el consenso suficiente para la huelga, y buscar los mecanismos adecuados para exigir la renuncia de Francisco Barnés y desconocer al Consejo Universitario.
De nada valió el plantón que desde el domingo acordaron realizar para impedir el acceso de consejeros a la sesión. Desde las primeras horas de ayer, por brigadas, los universitarios acudieron a todos aquellos sitios externos en donde presumiblemente podría efectuarse la reunión, como el Estadio Azteca y el Colegio de Ingenieros Civiles de México. Y cuando comprobaron que los consejeros sesionarían en el Instituto Nacional de Cardiología, fue demasiado tarde: 98 de 132 consejeros se encontraban ya dentro de las instalaciones para apoyar por mayoría la propuesta de Barnés de Castro.
Entonces se dio el primer enfrentamiento. La llegada de los medios de comunicación confundió a los estudiantes e intentaron bloquearles el paso. Sólo consiguieron romper un cristal de la puerta de ingreso, intercambiar algunos golpes y jaloneos con el personal de vigilancia y retrasar por unos momentos la sesión. Ya el rector daba la bienvenida ųalrededor de las 9:30 horasų a la prensa para, inmediatamente, dar entrada al acontecimiento que para los universitarios es el inicio de la ''privatización'' de la UNAM.
Unos minutos marcaron la diferencia. Cuando por la calle Vasco de Quiroga los alumnos lograron derribar vallas con púas, romper otro cristal y estar prácticamente dentro del hospital, prefirieron regresar sobre sus pasos y pocos minutos después conocer que el Reglamento General de Pagos se aprobaba en lo general, lo cual dio entrada al análisis para los preparativos de la huelga. De nada valió que se deslindaran de los acontecimientos, ni tampoco que acusaran sobre la presencia de porros y la llegada de unos 500 elementos de Protección a la Comunidad y Seguridad Pública para, en caso de violencia, alejar a los estudiantes.
Para entonces, los consejeros estudiantiles que no lograron ingresar lanzaban acusaciones por no haber sido enterados a tiempo del lugar donde sesionar y preparaban el camino para realizar un Consejo Universitario de Rebeldía, pero sin llegar a concretarlo.
A las 10:45, el grueso de los estudiantes acordó movilizarse hacia la explanada de rectoría para informar al resto de sus compañeros sobre las medidas adoptadas en el interior de Cardiología. Casi tres mil alumnos marcharon desde San Fernando; en el trayecto encontrarían a otro número similar de sus compañeros, quienes previo al mitin se desplazaron por el Circuito Universitario para informar al resto de los alumnos sobre las medidas aprobadas e invitarlos a sumarse a la inconformidad. Desde ayer mismo, en facultades y preparatorias se organizaron asambleas locales.
Higinio Muñoz, líder del Comité Estudiantil Metropolitano, reconoció que hablar de huelga requiere del consenso general de la comunidad y allí, en rectoría, acordaron prepararla para antes de finalizar el próximo mes. ''Nosotros podemos echar atrás las reformas'', fue el clamor generalizado de los universitarios quienes, no obstante considerar la sesión del Consejo como ''ilegítima'', acordaron no dar marcha atrás en la nueva etapa del movimiento estudiantil, alentados porque en la rectoría de Jorge Carpizo se logró detener el aumento a las cuotas.
Así, dieron a conocer las próximas acciones a seguir: este martes habrá asambleas locales; mañana miércoles, asamblea universitaria en Filosofía y Letras, y el jueves se sumarán a la marcha del Sindicato Mexicano de Electricistas, buscando la unión con aquellas agrupaciones sociales en contra de las políticas privatizadoras del gobierno.
Por otra parte, los 28 consejeros universitarios que no pudieron ingresar a la sesión también se deslindaron de la violencia ocurrida en Cardiología, y acordaron no entrar en un debate para identificar y articular el reglamento. Buscamos, señaló Ernesto Armendáriz, un debate más amplio y más trascendente, con reformas públicas y proyectos a largo plazo.
Además, refrendaron su apoyo legal, moral y político para aquellos estudiantes que puedan ser sancionados por el Tribunal Universitario y, de ser posible, recurrir a instituciones judiciales externas para evitar medidas de represión, así como denunciar la presencia de grupos de choque en la sede del Consejo Universitario. El único responsable de los acontecimientos, dijo Bernardo Bolaños, es Barnés de Castro, y ante esto nos deslindamos en términos absolutos de cualquier acto de violencia.
Finalmente, acordaron apoyar el movimiento estudiantil, no sin antes reiterar que la huelga debe ser ''último recurso'' para dar marcha atrás a las reformas al Reglamento General de Pagos.
La torre de la rectoría permaneció cerrada y custodiada por elementos del cuerpo de seguridad de la UNAM.