La Jornada Semanal, 14 de marzo de 1999
Hace unos días, en los pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras, un amigo profesor me dijo que él siempre había respaldado la idea de que la red es un océano de información con dos centímetros de profundidad. Agregó que estaba a punto de escribir un artículo mofándose de esta circunstancia cuando por pura curiosidad se le ocurrió dar una navegadita por su campo de trabajo, que son los estudios culturales. Y fue tal la cantidad, calidad y actualidad de materiales que encontró que decidió en ese instante modificar su postura frente a Internet.
Yo creo que, como pasa en muchos otros aspectos de la vida, mi amigo tenía y no tenía razón. Internet, mientras se vea como un juego o un sitio de consulta informativa llana, se limitará a ser sólo eso. Pero en cuanto comencemos a explotar sus posibilidades en función de nuestros más inmediatos campos de interés mejor se nos descubrirán las otras caras, muchas de ellas inéditas, de la red. Y quizá lo más atractivo de este asunto de la prenavegación a voluntad que significa la creación de nuestros propios sitios, es que en Internet muchísimo, casi todo está por inventarse.
Uno de los terrenos donde mejor se puede apreciar la incipiente maduración del medio, pero sobre todo el amplísimo horizonte que abre, es el de la educación abierta o a distancia. Gracias a las posibilidades de almacenamiento de informaciones multimedia y, sobre todo, a que éstas se encuentran al alcance de uno en el instante deseado y desde prácticamente cualquier punto del planeta, ahora sí podríamos comenzar a hablar de una educación integral que no exija del estudiante una presencia física convencional dentro de las aulas. Por la brevedad de este artículo me referiré únicamente a algunos sitios vinculados con el tema desde el ámbito hispanohablante y dentro de la enseñanza de las humanidades.
La Universidad Nacional de Educación a Distancia de España (http://www.uned.es/) tiene un sitio en el que los estudiantes de este sistema de aprendizaje encuentran, además de las informaciones generales y estatutarias y las formas de evaluación, algunos de los programas acompañados con las respectivas bibliografías. También, en estas páginas, se consignan otros medios electrónicos de apoyo y se brindan audioconferencias impartidas por los profesores de cada especialidad. Con todos estos datos el alumno puede ya ir entrando de lleno en su tema de estudio. Lo que sí resulta claro es que tanto en la UNED como en la mayoría de las instituciones similares la asesoría se sigue impartiendo dentro de las instalaciones, con lo que gran parte de las posibilidades de la red quedan excluidas o seriamente limitadas. Otra institución que en su página informa de manera similar y que ha agregado mapas sensibles del país es el Sistema Hernandarias, de Argentina. Aunque, de nueva cuenta, en este caso el aprovechamiento de las nuevas tecnologías multimedia es limitado y sigue requiriendo del alumno una asistencia periódica a las aulas.
Pero hay sitios de la red o Malla Mundial, como hoy se le conoce en español, que han comenzado a explotar con mucha mayor efectividad las ventajas de información e intercomunicación que ofrece Internet. Uno de ellos es el Centro Virtual Cervantes (CVC), que cuenta con un aula interactiva (http://cvc.cervantes.es/aula(cursos/) ideada para la enseñanza del español. Este proyecto ha tenido desde su inicio la ambición de conseguir, sin ningún sacrificio de calidad, la tan pregonada formación integral a distancia. La efectividad de sus métodos es tal que el Cervantes puede ya garantizar la titulación oficial que avala el Ministerio de Educación y Cultura en España. En ``El aula de la lengua'', como se le llama en el CVC, el alumno cuenta con todos los apoyos necesarios: tutorías a través de correo electrónico, programas académicos, bibliografías, acceso a un sinfín de ejemplos multimedia y a hipervínculos de las mejores páginas dedicadas al idioma español. En este espacio el alumno, sin salir de su casa o de su lugar de trabajo, puede consultar algunos de los mejores diccionarios, enciclopedias, y gramáticas virtuales. Pero también leer o bajar un sinfín de artículos como los que impresionaron a mi amigo, el navegante de los estudios culturales.
Otro ejemplo de este aprovechamiento del entorno digital para la enseñanza son los cursos impartidos por Manuel Medina desde los servidores de la Universidad de Louisville (http://athena.louisville.edu/as/cml/spanish/tools.html) y de la UNAM (http://athena.louisville.edu/as/cml/spanish/unam/).
Y justamente en la UNAM, en la página de la Facultad antes mencionada, junto con Medina, algunos otros profesores hemos comenzado a experimentar con estos nuevos medios para la enseñanza a distancia. Invito al lector a visitar las páginas dedicadas a las ``Salas de cómputo'' y a ``La División del Sistema de Universidad Abierta'' (www.filos.unam.mx), donde se presentan nuestras modestas tentativas.