Mañana será un día histórico para la ciudad de México. En horas de la tarde (aunque muy probablemente de la noche), llegarán al Zócalo, en largas caravanas de autobuses, los delegados del Ejército Zapatista de Liberación Nacional que a partir del lunes recorrerán las 16 delegaciones capitalinas y visitarán las principales universidades, para invitar a todas las personas de 12 años en adelante a exigir el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés.
El Centro Histórico del Distrito Federal recibirá, asimismo, a los representantes de la rebelión indígena del sureste que el lunes continuarán su viaje a los estados de la costa norte del Pacífico, el centro-norte de la república y el norte del Golfo de México. Serán, por ello, alrededor de tres mil cuadros políticos --armados tan sólo de su peculiar elocuencia para escuchar, dialogar y tratar de convencer--, los que bajarán de los camiones para tomarse un breve descanso y proseguir su trayecto al día siguiente, cuando amanezca.
Según los reportes más frescos, viajarán desde aquí, por tierra, los que tienen como destino los estados de Guerrero, Michoacán, Jalisco, Colima, Nayarit, Sinaloa, Sonora y las Baja Californias, así como los que son ya esperados en Querétaro, Hidalgo, el estado de México, Guanajuato, San Luis Potosí, Aguascalientes, Zacatecas, Durango, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, mientras, por cuestiones típicas del dinero, únicamente se desplazarán en avión los que se dirigen a Chihuahua.
En Chihuahua, por cierto, habrá actos muy importantes en la Sierra Tarahumara, donde el Consejo de Ancianos de ese pueblo indio brindará a los zapatistas una gran recepción en las rojas montañas de Baborigame. Por otra parte, se calcula que en Guadalajara-Zapopan-Tlaquepaque, al igual que en Tijuana, se desbordará el entusiasmo ciudadano por la presencia de los rebeldes.
Aquí, en el Distrito Federal, una de las primeras actividades que ha suscitado grandes expectativas es el partido de futbol que, también el lunes, sostendrá un equipo de zapatistas --calzoncillo blanco, medias rojas, playera negra con una estrella roja de cinco puntas y la sigla EZLN al frente--, y un combinado de ex jugadores profesionales, convocado por Javier Aguirre, que lucirán prendas en colores azul y oro. El cotejo tendrá dos tiempos de 20 minutos, dos tiempos extra de 10 minutos cada uno si hay empate, y si éste persiste, se resolverá en penales.
Los dos mil delegados zapatistas restantes viajan ya, desde Chiapas, a los estados de Oaxaca, Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintanna Roo, y se espera que en Mérida realizarán un acto especial para demandar la libertad del estudiante yucateco Luis Menéndez, del profesor chilango Sergio Valdez y de todos los indígenas presos injustamente en Tuxtla Gutiérrez, que mantienen callada pero firme su heroica determinación de quedarse en la cárcel --pese a que podrían salir bajo fianza--, hasta que la ``justicia'' les retire los estúpidos cargos que les inventó para enjaularlos.
Mañana, sin embargo, también aquí en la ciudad de México se llevará a cabo un proceso paralelo de no menor trascendencia. En más de cuatro mil casillas de votación, todas y todos los que muestren su credencial de elector y sean miembros de, o en ese momento se afilien a, el Partido de la Revolución Democrática, podrán intervenir en la elección de la nueva dirigencia capitalina de esa organización política.
Esto sucederá, desde luego, en el contexto de la contienda por la nueva dirección nacional del PRD, donde los principales competidores son Jesús Ortega, Amalia García y Rosalbina Garavito, en ese orden, tal como lo señalan las tendencias que se definieron claramente a principios del mes pasado, cuando la senadora Garavito --que iba en primer lugar-- cayó al tercer puesto al anunciar que llevaba en su planilla a dos figuras indeseables: el senador Héctor Sánchez, un viejo cacique de estilo priísta, que fue candidato al gobierno de Oaxaca, y René Bejarano, distribuidor en jefe de la leche Betty en esta capital.
Pero el traspié de la Garavito --legisladora espléndida, que en la Cámara alta se distinguió por su brillante oposición al Fobaproa-- se hizo aún más profundo cuando, en un esfuerzo por equilibrar las fuerzas dentro del próximo Comité Ejecutivo Nacional del PRD, del círculo compacto de Cuauhtémoc Cárdenas se incorporaron a la planilla de Amalia García tres figuras prominentes: el doctor Adolfo Gilly, el delegado Ricardo Pascoe y el michoacano Porfirio Barbosa.
Gracias a este movimiento, la candidatura de Amalia --quien había causado sorpresas al romper con Porfirio Muñoz Ledo y acercarse a Cárdenas, antes de la elección--, se colocó automáticamente en el segundo lugar de las preferencias, sólo por debajo de Ortega, quien como secretario general de su partido se ha hecho de una vasta red de relaciones que sin duda, mañana, le darán el triunfo.
Visto con resquemor en el ámbito de los intelectuales que votarán por Amalia, Ortega es ante todo un político hábil en el arte de la negociación --una cualidad fundamental en esta hora de alianzas en ciernes--, que en otros tiempos, cuando era coordinador de los diputados del PRD, mantuvo óptimas relaciones con la bancada panista, pese a que los exponentes de uno y de otro bando se lanzaban dardos envenenados desde la tribuna.
Resuelta, en teoría, la disputa por el timón perredista en el plano nacional, queda en veremos la batalla por la estructura de ese partido en la ciudad de México, en donde, como bien lo planteó Miguel Angel Velázquez en su Ciudad Perdida del pasado miércoles, todos y todas podremos comprobar si en verdad existe una alianza subterránea contra Cuauhtémoc Cárdenas, formada por la escoria del PRI capitalino (Jorge Schiafino, Manuel Aguilera, Oscar Levín Coppel, Cuauhtémoc Gutiérrez y otros hampones de esa calaña) con los diputados perredistas de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal, que coordina Martí Batres.
Velázquez ha señalado que, dado el carácter abierto de la elección, mañana los priístas podrían movilizar a sus huestes de pepenadores y ambulantes, afiliarlas al PRD y hacerlas votar por la candidatura de Dolores Padierna. ¿Y esto? Hombre, dice el tonto del pueblo, para cerrarle el paso a Carlos Imaz, el ex dirigente estudiantil y ex coordinador de Participación Ciudadana del gobierno de Cárdenas, que ha congregado las expectativas de los perredistas que vieron con repugnancia el caso de la leche Betty.
Imaz no sólo se formó como político en el movimiento estudiantil de 1986-1987 --del que fue uno de sus líderes emblemáticos--, sino que ha realizado una sólida carrera profesional como investigador universitario, experto en problemas educativos. En sus presentaciones públicas ha exhibido profundos conocimientos en temas cruciales como la privatización de la industria eléctrica y la modificación del Reglamento General de Pagos en la UNAM. Y es que no podría no saber de esos problemas, puesto que ha pasado la mayor parte de su vida en el ámbito académico y en la lucha partidaria, y está casado con Claudia Sheimbaun, una especialista en cuestiones de energía eléctrica que se ha destacado por la precisión de sus juicios contra los despropósitos del ``gobierno'' federal.
Dolores Padierna, al igual que Rosalbina Garavito, fue una legisladora estupenda en la lucha contra el Fobaproa. Ahí demostró su capacidad para actuar en equipo, sostener una postura congruente con la línea política de su organización, desenvolverse con eficacia ante la prensa y ser una feroz adversaria a la hora del debate. Sin embargo, sus vínculos de pareja con René Bejarano y sus relaciones con la Unión Popular Nueva Tenochtitlan y con los diputados de la leche Betty, la desaconsejan como posible presidenta del PRD capitalino.
El grupo al que pertenece Padierna controla ya la Asamblea de Representantes del Distrito Federal, pero sus integrantes no llegaron a esos cargos debido a la fuerza de su arraigo en el electorado, sino a la aplastante victoria de Cárdenas en los comicios de julio de 1997. La Nueva Tenochtitlan, dicen quienes conocen al PRD capitalino por dentro, cuenta con unos 10 mil socios que mañana saldrán a votar disciplinadamente por Dolores Padierna, porque si no lo hacen, y si no lo demuestran, se pondrán en riesgo de perder sus viviendas, sus taxis, sus microbuses o sus puestos de vendedores ambulantes.
La opción es clara. Mañana, el corporativismo al estilo del PRI, apoyado soterradamente por el PRI, podría quitarle a la corriente de Cuauhtémoc Cárdenas la estructura partidaria del Distrito Federal y convertirse en un obstáculo más para el gobierno de la ciudad de México. De allí la generosa cobertura que los medios involucrados en la campaña permanente contra Cárdenas han dado estos días al proyecto político de sus adversarios internos.
Mientras tanto, las manos sucias que viven para tratar de desestabilizar no al gobierno de Cárdenas sino a la ciudad de México, esta semana colocaron una bomba en el edificio de la delegación Xochimilco, depositaron una granada de fragmentación a la puerta de los tribunales del Distrito Federal y dejaron otro artefacto en los juzgados del Reclusorio Oriente. Además, se divirtieron de lo lindo marcando los teléfonos de diversas oficinas y se murieron de risa después de anunciar atentados explosivos en todas partes, con el afán de sabotear el curso normal de las actividades burocráticas y crear psicosis entre los empleados.
Para cerrar la semana, ayer al mediodía, en plena contingencia ambiental, sacaron una vez más a las ``bases'' de Antorcha Popular, y las hicieron desfilar del Hemiciclo a Juárez hasta el Zócalo para bloquear el tránsito en una hora crítica. ¿Dijo algo al respecto el secretario de Gobernación, supuesto responsable del orden y la tranquilidad interna en el país? Cómo no. Usurpando las funciones del Tribunal Federal Electoral, Francisco Labastida Ochoa anticipó que los reclamos de los perredistas guerrerenses, que siguen caminando ahora por el estado de Morelos rumbo a la ciudad de México, ``son inútiles''.
También se burló de la consulta zapatista, al afirmar que las preguntas son ``amañadas y absurdas'', y puso ejemplos que lo pintan solo: ``¿Usted quiere ser pobre o rico? ¿Quiere estar triste o contento? ¿Feliz o infeliz?'' Además, echó una moneda al aire, que tarde o temprano le caerá encima, cuando vaticinó que la movilización del EZLN ``lo único que busca es influir en las elecciones del 2000 para apoyar a algún candidato'', y remató como los malos columnistas políticos al decir: ``Y si no, al tiempoÉ''.
A escasos 28 días de entregar la presidencia nacional del PRD, Andrés Manuel López Obrador hizo, a nombre de su partido, un donativo de 40 mil pesos para financiar la distribución de un video sobre los acuerdos de San Andrés, que fue realizado por un grupo de estudiantes universitarios con el fin de apoyar la Consulta Nacional sobre los derechos de los Pueblos Indios. La cinta fue reproducida en 2 mil 500 copias, de las cuales mil 800 viajaron la noche del miércoles rumbo a los cinco Aguascalientes de Chiapas, para irse con los 5 mil delegados del EZLN a todos los municipios de México.
En una declaración política, suscrita por el Comité Ejecutivo Nacional del PRD, ese partido lanzó un llamamiento a sus ``militantes y simpatizantes, así como a sus dirigentes, legisladores y funcionarios públicos en todos los niveles, para que se solidaricen en la organización de la consulta nacional que habrá de realizarse el próximo domingo 21 de marzo''.
La sociedad mexicana, afirma el documento, ``está consciente que el conflicto chiapaneco no se ha resuelto porque el presidente Ernesto Zedillo le ha apostado al sometimiento de los zapatistas, así como a la desarticulación de sus bases de apoyo mediante el asesinato y la derrama económica en supuestos programas sociales''.
Al margen de todo juicio de valor, pues el asunto está más que claro, la salida de los delegados zapatistas y la cobertura de sus actividades en todo el país durante los próximos 10 días, plantea un reto para el periodismo nacional. ¿Cómo reseñar un fenómeno de este tamaño? O por el contrario, ¿cómo ocultarlo? Los consumidores de noticias tendrán la oportunidad de confirmar quién es quién en materia de medios...