Arturo Santillana Andraca *
De solidaridades, resistencias y violencias

En días pasados miles de estudiantes desbordaron una vez más las calles de la ciudad por dos motivos fundamentales: la solidaridad y la resistencia. Solidaridad con las próximas generaciones de jóvenes que hoy corren el riesgo de ver vulnerado un derecho social, indispensable para el desarrollo de todo Estado, como es la educación. Solidaridad con quienes no deben permitir trocar la libertad de continuar sus estudios por la función social que intenta prescribirles una administración. Solidaridad con aquellos que, por su temprana edad -tercero de secundaria-, no están en posibilidad de articular por sí mismos un movimiento organizado para mantener su esperanza de llegar a ser profesionistas. Solidaridad para impedir en los ahora ``adolescentes'' el trato de súbditos y no de ciudadanos potenciales dignos de ser tomados en cuenta en decisiones de esta naturaleza. Solidaridad con la libertad de elegir un proyecto de vida propio.

Solidaridades diversas y diferentes han aflorado en los rostros de estudiantes que se saben defensores de una identidad, de una etapa insustituible de la vida, de una cotidianidad libertaria.

El otro motivo y el otro rostro de los estudiantes, quienes interrumpieron sus clases y tareas para marchar en comunidad, es el de la resistencia. Resistencia frente a un régimen cuyas estructuras autoritarias se ven reflejadas en la actuación de las ``autoridades'' universitarias. Esto es, estructuras que impiden el diálogo y optan por la imposición, que apelan al espíritu de una raza mexicana y sirven a otra raza con otro espíritu. Resistencia a una política económica que ha castigado el goce y el disfrute de sus familias. Resistencia a un gobierno -federal- que no respeta autonomías y trata al rector de su Universidad como un mendigo. Resistencia, en fin, a la falsa retórica que confunde responsabilidad con irresponsabilidad y solidaridad con sacrificio (esto último a propósito del título del documento presentado por Barnés, Universidad responsable, sociedad solidaria).

La solidaridad estudiantil va seguida de resistencia, como al entusiasmo le sucede la organización. Por ello, la propuesta del rector Francisco Barnés tiene la gran virtud de haber despertado un motor prioritario de la organización social que hoy se requiere para articular las distintas resistencias a un gobierno que ha optado por los banqueros a costa de olvidar al resto de familias que lo eligieron.

La lucha de los pueblos indios por decidir libremente sus formas de gobierno y desarrollo; la lucha de los ciudadanos por abrir el camino a la democracia (tal y como se cristalizó en el primer gobierno de la ciudad de México electo democráticamente); la lucha de los trabajadores de los más diversos sectores que han visto castigados sus salarios o sus fuentes de empleo, bien se pueden conjugar con la presente lucha estudiantil, para demostrarle al Dr. Ernesto Zedillo de qué lado está la democracia y de qué lado se construye la legitimidad que se ha empeñado en extraviar.

Al rector Barnés le indigna la supuesta ``violencia'' de estudiantes solidarios que se empeñan en dialogar de forma clara y transparente. Le molesta de igual manera la violenta amenaza de paros ``activos'' en escuelas y facultades y le parece un exceso increíble el emplazamiento a huelga para defender derechos. (Como le debe parecer increíble al Dr. Ernesto Zedillo que los trabajadores utilicen el recurso de la huelga para protestar, o se inconformen por la privatización de la industria eléctrica). Y mientras tanto, habría que preguntarle al rector Barnés ¿cómo le llama al rescate bancario y al olvido de la educación por parte del gobierno Federal? o ¿cómo le denomina a su negativa por atender a esos estudiantes ``violentos'' que le piden dialogar? En fin, una paradoja más del régimen que institucionalizó una revolución.

*(Politólogo. Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. Estudiante del Doctorado en Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM)