Aunque mediatizadas por la fuerte presencia de los grupos clientelares, cuyo peso es grande en el PRD, las elecciones internas de dirección nacional y local del DF en esta organización política pueden ser mañana un buen ejercicio de democracia interna. Será así, si los miembros de este partido no sometidos al control de los grupos (que son mayoría) y los simpatizantes acuden masivamente a ejercer su derecho a elegir con su voto a los dirigentes de esta formación política de izquierda.
Sin embargo, la debilidad o generalidades de los discursos de los candidatos nacionales o su incapacidad para difundirlos y la presencia de todos los jefes de las corporaciones en las planillas impusieron un bajo perfil al proceso, que no despertó demasiado interés más allá del aparato partidario y los grupos.
Además, quien resulte electo o electa presidente del partido, por encima de sus convicciones y buenos deseos, llegará a la dirección con demasiados compromisos con los grupos, que le pasarán las facturas por su apoyo. Le será difícil sacudirse su influencia negativa y sus presiones si no consigue el respaldo de franjas anchas de la militancia perredista no sometida al control de los grupos. Si Andrés Manuel López Obrador pudo, hasta cierto punto, cumplir sus ofrecimiento políticos e impulsar al partido hasta convertirlo en una importante organización representativa de la democracia de izquierda, fue gracias a que llegó a la dirección con un fuerte respaldo de la militancia. Sus limitaciones en gran medida le fueron impuestas por los intereses de los grupos y dirigentes sólo interesados en que el PRD sea una maquinaria electoral y no un partido que lucha por la hegemonía política para transformar al país. López Obrador trabajó por conjugar eficacia partidaria con proyecto político; otros dirigentes mostraron con harta frecuencia su inclinación a sacrificar proyecto político en aras de hipotéticas o reales ganancias electorales.
En el DF, donde también se elegirá presidente y consejo de este partido, los fenómenos negativos que traen consigo las practicas clientelares han llegado o están llegando a un punto crítico. El poder de los grupos de interés se ha convertido en un lastre para el gobierno de Cárdenas y el obstáculo principal para el desarrollo de este partido que aquí tiene responsabilidades de gobierno. Unicamente interesados en ocupar espacios y posiciones, estos grupos han impedido que el PRD cumpla debidamente con esas responsabilidades. No ha podido enfrentar con iniciativas políticas y movilización social a la virtual alianza PRI, PAN, Antorcha Popular, charros del SUTGDF y algunos medios de comunicación empeñados en hacer fracasar a toda costa al gobierno del PRD encabezado por Cárdenas.
El enorme peso de esos grupos en el aparato y la actividad partidaria margina y desalienta a decenas de miles de perredistas: obreros, empleados, estudiantes, profesionistas, académicos, inte- lectuales, que no se sienten representados ni en la política del partido, ni en su mayoría en la Asamblea local, ni en la práctica de sus dirigentes.
Los principales de esos grupos tratan de prolongar su poder en las elecciones de mañana. Tiene varios candidatos, aunque la más representativa es la candidata de la llamada Corriente de Izquierda Democrática, encabezada por un hombre ambicioso, sin principios y de sinuosa trayectoria.
Sin embargo, como expresión de la necesidad, surgió la candidatura de Carlos Imaz. Con formación universitaria y en la actividad social y política cuando menos desde la lucha del CEU, representa una posibilidad de cambiar la situación del PRD en el DF, de reconstruirlo sobre nuevas bases, darle sentido político democrático y de justicia a su actividad, además de enfrentar las perversiones clientelares en las relaciones con la sociedad.
Es una posibilidad, pero su realización depende sobre todo de la participación de miles de miembros de este partido, de su actitud vigilante, del control democrático que debe ejercer la base sobre sus dirigentes, quienes, dice bien el EZLN, deben mandar obedeciendo. En todo caso, mañana el PRD tiene una oportunidad y esta depende de la participación de la gente. Mi voto es por Carlos Imaz.