n Hoy se estrena en El Hábito; el recital, ''por puro placer'', dice la actriz


Hamaca Sutra, espectáculo en el que un ángel sueña con Ofelia Medina

n Desde el 94 mi vida es tan dura que mi regreso al escenario quiero tomarlo como premio, explica

Mónica Mateos n Un ángel llega al territorio libre y clandestino de El Hábito. Encuentra una hamaca blanca en medio del escenario y echa a dormir. En sus sueños aparece una juguetona Ofelia Medina que canta sus recuerdos de infancia con malicia y picardía. El ángel no quiere despertar, porque también sueña con un público que goza intensamente sus travesuras.

Por medio de la música que vive en la memoria de la actriz, el espectáculo Hamaca Sutra desplegará así sus alas de humor en el foro: "Es un relajo, me van a ver en mi habitación, en Mérida, Yucatán, como desde el año de 1953. Primero dedico una oración al ángel de la guarda, el poema Nocturno de los ángeles, de Xavier Villaurrutia, que termina diciendo que cuando los ángeles vienen no sueñan con éstos, sino con mortales. Entonces le pido al ángel que venga a soñar con nosotros y empieza un viaje por la música que he escuchado desde mi infancia hasta ahora".

Ofelia Medina disfruta la preparación de este recital escénico para cabaret, porque es puro placer, en contraste con la obra de teatro que presentó el año pasado, Más allá. Homenaje a Mathias Goeritz, en la cual "era brutal conmigo misma. Ahí pasaba por una lidia y terminaba muerta en cada función. Ese año fue tan duro que ahora que tengo el privilegio de volver a estar en el escenario quiero tomarlo como un premio, mostraré todas mis imperfecciones. No soy bailarina, no soy cantante, tampoco soy escritora, y ustedes vendrán a verme. Cuesta trabajo, pero trataré de hacer algo que me dé placer".

Ensayos por la mañana, conferencias por la tarde, grabación de promocionales para la consulta zapatista en los ratitos libres, recorridos por los centros de atención de su Fideicomiso por la Salud de los Niños Indígenas cada vez que se puede; actividades que la Medina realiza con entusiasmo.

-ƑCómo mantienes tal vitalidad?

-Muchas veces me siento como una antena o como una pluma de esas que los concheros se ponen en la cabeza para percibir o ser parte de una energía. Soy buena receptora y de ahí tomo mi propia energía. Cuando mi esperanza decae veo a las mujeres en las comunidades indígenas, con sus hijos enfermos, con hambre, pero que luchan y que al sentir que estamos con ellos no se sienten solos. Esa situación me da otro umbral. Desde 1994 para acá mi umbral de dolor y de percepción ha cambiado, incluso a veces no puedo creer todo lo que ahora soy capaz de hacer.

"El cansancio es mental. Uno a veces se programa diciendo ya trabajé mis ocho horas y con permiso, pero creo que por mi anárquica existencia no tengo un patrón de vida. Entonces a veces igual me duermo todo el día. Eso de cansarse después de hacer determinado número de cosas es una programación, porque somos capaces de relajarnos en unos cuantos minutos y seguirle".

-Hacer este viaje musical por tu vida, Ƒqué reflexiones te provoca en torno a la Ofelia Medina que se subió por primera vez a un escenario con respecto a la de ahora?

-Tengo menos miedo, porque conozco el miedo real, el que se siente al estar en medio de los paramilitares. Cuando trabajé con Alejandro Jodorowsky en la pantomima y luego cuando me volví famosa, por ejemplo cuando trabajé en el teatro Blanquita, tenía mucho miedo antes de empezar cada función. Ahora sigo teniendo miedo, pero de sentir que a la vuelta de la esquina están los paramilitares, después de eso ya no importa si un espectáculo como este no le gusta a los cuates. Ahora pienso que si eso pasa ni modo, les devuelvo su lana y les invito otra copa en otro lado... y ya.

Ofelia Medina fue concebida en una hamaca yucateca, al igual que sus padres y sus abuelos. En ella pasó su infancia soñando que era un murcielaguito o una capitana de barco, como lo recrea ahora en el espectáculo en el que canta lo que a sus oídos infantiles la hacía dormir, pero donde dice lo que a las conciencias alertas les hace despertar.

-Además de las canciones, Ƒcuáles son las sensaciones o ideas de tu niñez que permanecen contigo?

-Un amor muy profundo hacia mi mestizaje. Mi sangre maya ha reflorecido, mi orgullo de serlo. Tuve abuelos muy sabios que hablaban la lengua maya y amaban su cultura. Fui a Chichen Itzá en el vientre de mi madre y a todos miembros de la familia que venían los llevaban así. No sólo eso. Siempre lo indio afortunadamente lo tuvimos, de hecho los indígenas se llaman a sí mismos mestizos. Entonces, ser una mesticita, mae, men'canta -bromea con el típico acento yucateco.

-ƑY qué es lo que extrañas, qué se ha desvanecido con el tiempo?

-Tal vez que entonces nunca pensaba en la muerte. Ahora sí, y a veces de forma muy frecuente.

-ƑEres un ángel que recorre Chiapas?

-No. Soy el sueño de un ángel. Soy una imperfecta mortal que aspira a ser el sueño de un ángel, como diría Villaurrutia, ser las malas palabras, los juramentos, las canciones en que los hombres ponen el misterio de la carne, la sangre y el deseo... en eso sueñan los ángeles, porque ellos no son sólo seres alados que representan la bondad light. Ahí están Miguel y Gabriel, que son vengadores. El mismo Lucifer es un ángel. Desde niña tuve mucha fe en los ángeles, los miraba entre los pabellones que cubrían mi hamaca, que son como alas de ángeles. Nosotros, los cómicos, los que a veces venimos a entretener a los mortales, no somos ángeles, pero a veces tenemos ángel.

"Me gusta mucho la comedia y este trabajo es género chico, es albur. No será para nada como lo que hice anteriormente, en donde creo que utilicé lo que es un antiguo método de actuación que consiste en transformarte en el personaje, y morirse a diario está cabrón.

-ƑQué opinas cuando te llaman la última diva?

-Pensar en divas me parece antiguo, somos algo nuevo. Las divas estaban distantes del público y yo pretendo ser un reflejo muy cercano. Por ejemplo, en este espectáculo estoy muy cerca de la gente. A las divinas no las puedes ni tocar ni oler. Mis cogeneracionales y yo no somos ese tipo de actrices, porque damos nuestro olor, nuestro sudor, aunque la reguemos. Prefiero que me digan que soy una exagerada y excesiva a no dar nada. El acto escénico debe ser muy generoso y pienso que las divas no lo eran.

Ofelia Medina presenta introducción al Hamaca Sutra, espectáculo del género chico en un solo acto. Se estrena este viernes 12 de marzo, a las 22:00 horas. Funciones: viernes y sábado en El Hábito. Madrid 13, Coyoacán. Reservaciones al (5) 659-11-39 y (5) 659-63-95.