n Lectura de Carlos Fuentes de su más reciente novela, en el Colegio Nacional
El público celebró las palabras de Santiago
"Desprecio a todo el jodido sistema que has contribuido a crear, ustedes están podridos de los pies a la cabeza y de la cabeza a los pies, del presidente al último gendarme están más podridos que una plasta de mierda seca que lleva cuarenta años entre todos y dándonos de comer a todos, ša la chingada, don Dantón López-Díaz, a la puritita chingada!"
Una ovación interrumpió a Carlos Fuentes de la lectura del fragmento de Los años de Laura Díaz, su más reciente novela. El Colegio Nacional fue el sitio donde las palabras del nieto de Laura, dirigidas al padre, tocaron el resorte emocional de 867 personas, que participaban de la lectura que Fuentes ofreció este miércoles como parte de las conferencias del 15 Festival del Centro Histórico.
El escritor calló conmovido. Entre el público, abundante de jóvenes, algunos intelectuales como Antonio Tabucchi, Juan Villoro, Carmen Boullosa, Enrique Serna, quienes por alrededor de una hora compartieron con Fuentes esa crítica al Partido Revolucionario Institucional, a la matanza de Tlatelolco, al sistema corrupto. La vida de Laura Díaz como hilo literario para pasar revista a las luchas y hechuras del México de este siglo. Laura Díaz, luchadora social, que tiene un nieto que heredó sus afanes de justicia y un hijo que se adapta a la corriente.
Fuentes leyó dos capítulos, el número 22 "Plaza Río de Janeiro 1965", y el siguiente "Tlatelolco: 1968". Por el auditorio del Colegio Nacional circularon volantes de una autodenominada Coalición Carlos Fuentes por la Presidencia de México. El mismo escritor se encargaría de negar las virtudes de esa opción: "podría ser un desastre como presidente", señaló a la prensa al terminar el acto.
La diatriba que Santiago le dirige a su padre Dantón la provoca la indignación que producen las palabras paternales que sentencian: "Lo tienes todo. Sé discreto. No te expongas. Apuéstale a todos, pero arrímate al bueno, cuando viene la grande, la sucesión presidencial. Las lealtades no valen, las obsecuencias sí. Aprovecha los primeros tres años del sexenio para hacer negocios. Luego vienen los declives, las locuras, los sueños por ser relecto o ganar el premio Nobel. Y a los presidentes se les bota la canica. Hay que acomodarse con el sucesor, que aunque lo escoja el presidente en turno, una vez en la silla, va a hacer pedazos al antecesor que lo nombró, a su familia y a sus amigos. Navega en silencio, Santiago. Nosotros somos continuidad calladas. Ellos son fragmentación ruidosa. Y a veces, ruinosa, cómo no".
Santiago, como su abuela, reniega del poder que busca su continuidad a cualquier precio y reacciona: "Me lleva la puta madre, lo que voy a hacer es luchar contra todos ustedes y si me pasa algo a mí, algo peor te va a suceder a ti, papacito lindo". En la novela es el año de 1965.
En la calle de Donceles, en el Colegio Nacional, la tarde del miércoles en el año de 1999, cuando los consejos de Dantón parecieran a punto de perder vigencia, varias centenas de personas quisieron celebrar las palabras de Santiago, como quien está a punto de hacer lo mismo. (Renato Ravelo)