n José Cueli n
Poco padre, mucha madre
Jesús Alveano, médico psicoanalista de Morelia, Michoacán, ha publicado un libro de sugerente nombre: Poco padre, mucha madre, máxime en este México en que el número de madres solteras, viudas y divorciadas es alarmante. Según cifras del INEGI, más de la mitad de la población sufre "orfandad de padre". Ello sin contar la falta de padre sociológico.
Alveano tiene como objetivo la divulgación científica de un hecho psicoanalítico conocido. El vacío de padre deja secuelas en la personalidad de quien la ha sufrido. Tanto más grave cuanto más temprano sucede la perdida. La gravedad de la carencia y la multitud emergente de los que sufren esta ausencia de padre hace necesario retomar la discusión actualizada del tema paterno.
Ya el inolvidable Santiago Ramírez había sintetizado la psicología del mexicano en la frase que da nombre al libro de Alveano. A la silenciosa tragedia que viven millones de mexicanos, exacerbada más allá de los límites, las normas, las tradiciones, las leyes. Dado que en nuestro medio la responsabilidad del hijo suele ser de la madre, los conflictos internos entre ellos son dramáticos al no haber padre disponible para el desplazamiento y descarga de las tensiones interpersonales.
Alveano en la línea de Ramírez y otros estudiosos de lo mexicano nos narra como la separación del padre al hijo y a la madre ocasiona un sufrimiento emocional en ambos. La ausencia real del padre en el niño.
En otra línea de pensamiento ųdesde mi punto de vistaų el tema de la orfandad, sin negar el elemento de la ausencia en el exterior de la figura parental, pienso se presta de manera privilegiada para la revisión de conceptos fundamentales en la metapsicología freudiana y que ocupan lugar privilegiado en el pensamiento contemporáneo: el sujeto y el objeto.
Creo será útil y pertinente para el tema que hoy nos ocupa hacer una somera revisión de algunos aspectos relacionados con los conceptos metapsicológicos freudianos y las posteriores escuelas psicoanalíticas. Las teorías posfreudianas, particularmente la de las relaciones de objeto ųcon que se basa Alveanoų pretendieron alejarse del postulado freudiano que coloca a la pulsión en los destinos de éstas. Al colocar con las nuevas teorizaciones el acento en el objeto, se deja de lado a la pulsión, creyendo poder prescindir de una conceptualización freudiana fundamental: el sujeto es sujeto de la pulsión y es a pertir de allí que se crean y recrean tanto el objeto como el sujeto. El asunto se puede corroborar en el proceso analítico, donde sean cuales sean las vicisitudes y avatares del objeto, no existe sino el psicoanálisis del sujeto, mientras que el objeto es siempre contingente. Por tanto, la subjetividad se despliega y manifiesta en razón de una meta pulsional y en función de un objeto (o su ausencia); así, la pulsión, y no tanto el objeto, es el determinante del sujeto. Del lado del sujeto, y con un anelaje corporal, emerge la pulsión y a partir de esta energía el sujeto invertirá al objeto con toda fama de propiedades, las posea o no, y en cierta concordancia entre el objeto y la imagen idealizada interna al sujeto.
Alveano S. Poco padre, mucha madre. México: Plaza y Valdés, 1999.