``Claro que un asunto como el de Chiapas me interesa'', acepta
César Güemes /I n El mito que se ha creado en torno suyo se desvanece con su sola presencia: Antonio Tabucchi, lejos de esconderse en una burbuja de cristal, es el tipo más sencillo de Italia y Portugal juntos. Y lo sabe, será por eso que no lo dice.
La noche de este martes, por ejemplo, cuando se aposentaron cámaras y micrófonos en el aeropuerto para trabajar sobre las celebridades que llegarían en el vuelo Madrid-México, Hugo Sánchez, veloz como es, ganó primero la salida y arrastró literalmente los reflectores, los flashazos, las grabadoras, las libretas de apuntes. Tabucchi, jalando una maleta rodante y con otra en la mano, salió indemne por los pasillos del sitio, con una sonrisa que no evidenciaba en lo más mínimo la travesía de la ciudad en donde vive a Roma, de ahí a España y luego a nuestro país. Generoso, hay que decirlo, hizo un espacio la mañana del miércoles para hablar sobre los temas que lo ocupan.
ųEn sus historias se percibe un sentido social en el que debió influir el encuentro que tiene con Portugal bajo el régimen de Oliveira Salazar. Quizá es en esa época cuando se finca en usted una postura civil concreta.
ųClaro. Tengo que decir que en aquella época, en el principio de los años sesenta, yo era un joven estudiante universitario y todavía en Europa se hablaba muy poco de Portugal. Era un país olvidado por el continente, que a su vez tenía olvidada a Europa. Prácticamente nadie hablaba de Portugal. Se comentaba mucho más del franquismo y de la España de entonces, pero siempre el extremo geográfico quedaba muy lejano. Cuando llego ahí descubro un espacio muy cerrado en todos los sentidos. Desde luego esto incluye el ámbito cultural, consecuencia de la cerrazón política. De manera que mi primer encuentro con ese país fue con intelectuales, artistas y escritores que se veían coartados por ese régimen. Como es de imaginar, nació un sentimiento de amistad y de solidaridad con esas personas que no se podían expresar libremente.
ųHa propuesto de forma pública que se instauren tribunales internacionales para los derechos humanos. ƑContinúa con la idea, ha hecho progresos al respecto?
ųEn este momento ya se ha formado un tribunal internacional, concretamente en Roma. Su funcionamiento auténtico, me parece, será hasta dentro de unos años. A este tribunal se han adherido muchísimos países y algunos otros no se han manifestado. Pero la mayor parte de la comunidad internacional representada en la ONU ha signado su cercanía con el tribunal. Por lo tanto me parece que la posibilidad de juzgar asesinatos u otros crímenes cometidos en cualquier país del mundo, desde un punto de vista internacional y con un tribunal que dé todas las garantías, no impedirá, pero sí contendrá la violencia de ciertas tiranías, de ciertos abusos de poder. Cuando un dictador es obligado a quedarse en su país porque si sale lo juzgan, me parece que es como dejar pasar los hechos. Ahora tenemos el caso de Pinochet, pero hay una lista muy larga de personajes que hoy no se ven ya totalmente libres de hacer lo que quieran.
ųEn los recientes cinco años varios artistas y escritores extranjeros que vienen a México visitan Chiapas. ƑEstá en su agenda?
ųƑPor qué no? Es posible. No sé si contaré por ahora con la forma de adecuar ese asunto a mis actividades, pero es muy probable.
ųEn todo caso, y más allá de los tiempos y los espacios, Ƒle interesa Chiapas?
ųSí, me interesa todo lo que pasa en el mundo. Soy escritor y tengo no sólo el deber, sino la necesidad personal de mirar. Ese es el oficio principal del que escribe. Los políticos y los militares actúan, mientras que el escritor mira. Y yo quiero ver para luego decir lo que he visto. Además, tengo el derecho de mirar lo que pasa en el mundo. Claro que un asunto como el de Chiapas me interesa de manera especial.
ųEn la amplia lista de escritores sobre los que ha trabajado o impartido clase hay dos que, sin embargo, no se mencionan comúnmente relacionados con usted y pese a ello lo están: Bernanos y Mauriac. ƑQué es lo que lo atrae de ellos, independientemente de la postura religiosa que mantenían?
ųEmpezaría por su cualidad estética. Son autores que han hecho una gran literatura. En segundo lugar porque ambos son los escritores católicos del siglo XX que me parecen más sensibles a los problemas de los derechos humanos, la violencia, el abuso de poder, y por tanto tienen una participación con las diferencias del hombre contemporáneo que me inspira mucha ternura, que me gusta. Como sabrás, no soy católico sino ateo, pero es imposible no sentir una fraternidad muy grande con autores como ellos que participaron de una manera muy emocional y muy fuerte en los grandes problemas de este siglo.
ųSe ha vuelto especialista en Pessoa y le preguntaría a partir de esto si escribe poemas, si ha sentido ese llamado.
ųNo, nunca escribí poemas. La única forma de expresión en que me atrevo a escribir es la ficción, la narrativa, la novela o el relato. Soy incapaz de trabajar la poesía. Me gusta leerla y aprecio mucho a los poetas, pero es un lenguaje que no me pertenece y no quiero tener la arrogancia de tratar de meterme en ese idioma que no conozco.
ųHa hablado sobre Ferdinando Nanneti, aquel personaje que pasó la vida escribiendo lo suyo sobre un muro que abarca considerables metros cuadrados. De modo que en realidad no hace falta contar con grandes recursos ni reconocimientos para decir lo que se necesita.
ųNanneti es casi el símbolo más evidente de la necesidad primaria, inmediata, genética, que tiene el hombre de escribir y de comunicarse con los otros. Prescindiendo de cualquier forma y expresión literaria, cuando al hombre se le impide hablar, ya hay ahí un primer delito muy grave sobre la persona como tal. Esto fue lo que me llevó a interesarme mucho sobre el caso de Nanneti. Hay alguien que quiere decir su verdad o su percepción del mundo, y lo hace aunque para ello tenga que usar en la época moderna una especie de libro de piedra. Eso significa que cuando una persona quiere serlo a través de establecer lazos con los otros, no habrá casi forma de impedirlo. Nanneti es en ese sentido un paradigma.
ųDiga si su vida cambia luego de publicar Sostiene Pereira, el momento en que se revalora su obra anterior y evidentemente se genera una avalancha de lectores y seguidores.
ųPor suerte mi vida personal no ha cambiado. Y aquí deseo decir lo siguiente: en ese momento, cuando aparece Sostiene Pereira, pude haber tomado el camino de ser un escritor profesional, dedicarme nada más a la pluma y olvidarme del resto. Pero no lo hice. Sucede que soy profesor universitario, he mantenido esa forma de vida, primero porque me gusta muchísimo dar clase, luego porque estar en contacto con los jóvenes me anima, me agrada el mundo que ellos me enseñan. Además, no quise correr el riesgo de ser un profesional de la escritura, porque ya no hubiera podido escribir cuando quisiera o tuviera ganas o necesidad de hacerlo, y no por encomienda o contrato. Así que después de Pereira mi vida ha quedado más o menos igual que antes.