n Gira de trabajo del mandatario por SLP
Ofrece Zedillo a pames "iniciar el pago de la enorme deuda social"
Rosa Elvira Vargas, enviada, Santa María Acapulco, SLP, 9 de marzo n Los hados de la ironía pusieron por nombre Acapulco a este miserable caserío, donde los indígenas pames apenas sobreviven con el tejido de palma de las mujeres y la emigración permanente de sus hombres a trabajar en lo que sea, porque aquí las tierras, "son muy pobres, no sirven ni para sembrar''. Su paupérrima vida transcurre entre paredes de palo que se cubren con piedras y se ocupa en mantener en pie lo que queda de la iglesia que construyeron los franciscanos en el siglo XVIII y que sirve como gran centro ceremonial de la región.
Hoy visitó a los pames el presidente Ernesto Zedillo. Ofreció "iniciar el pago de la enorme deuda social que tenemos con ustedes'', y les aseguró que cualquier programa que se realice tendrá como base la participación comunitaria, pues sólo así puede construirse la nueva relación de los pueblos y comunidades indígenas con el gobierno.
El tamaño del rezago de esta zona tiene dimensiones que acaso puedan medirse con el tipo de acciones que contempla el programa de desarrollo para las 143 comunidades pame: dotar de pisos, techos y letrina a las viviendas; introducir el agua potable y apoyar para que las familias construyan pilas y tanques en sus casas, y electrificar las comunidades de más de cien habitantes.
Aún más claros, sin embargo, en la descripción de la penuria del diario vivir de los pame fueron Santos y María del Carmen Montero: "Nos levantamos ųdijo élų a la una de la mañana; caminamos siete horas para ir a buscar la palma y traerla, en ocasiones en burro y a la vez en lomo... estamos sufriendo, nuestros hijos sufren por no tener con qué mantenerlos. El petate que nuestras mujeres están haciendo, lo venden a 15 pesos por pieza. Así es que le pedimos nos ayude a buscar un futuro para nuestros hijos''.
Ella, por su parte, pidió escuelas, talleres, un hospital general y una "carretera más transitable, ya que con la que tenemos nos quedamos incomunicados en tiempos de lluvia''. Entonces sus palabras, dichas en un difícil español, tuvieron la contundencia de su dignidad ancestral: "Lo que queremos ya no son centavos, porque centavos después de un ratito ya no se encuentran en nuestro bolsillo; se cae como lo recibimos y se va. Lo que nosotros queremos es producir''.
Eso de la carretera, y dicho por el propio mandatario, demuestra que aquí no sólo se ha olvidado a la gente, también se le ha usado para adornar estadísticas. Refirió que por comentarios del gobernador Fernando Silva Nieto supo que en cuatro informes de gobierno se anunció la conclusión de la carretera que va de la cabecera municipal, Santa Catarina, a este lugar. "La verdad es que esa carretera todavía no existe'', admitió Zedillo, y enseguida dijo tener el compromiso del mandatario local de que este año esa vía estará construida, "aunque no lo anuncie en su informe''.
El Presidente afirmó que llegó aquí "a comprometerse, a escucharles y a cumplirles'', y destacó que las tareas que incluye el programa de desarrollo para la zona "nacen de las propuestas, de las preocupaciones, de las demandas de ustedes''. No podría ser de otra manera, aclaró, pues la nueva relación que el gobierno busca con las comunidades indígenas debe tener como base el respeto total a sus culturas, a sus costumbres y a sus tradiciones.
Añadió que el gobierno debe respetar también sus formas de organización y de trabajo; debe ser una relación de cooperación en la que se tomen en cuenta las decisiones de los indígenas, "pues ustedes conocen mejor que nadie sus necesidades, sus demandas y la manera de atenderlas''.
Luego dio a conocer otros apoyos para ésta, la zona "de mayor pobreza en San Luis Potosí'', tales como impulsar el desarrollo productivo con la siembra de zacate guía en las praderas y fomentar la crianza de ganado; apoyar la producción de sábila, nopal y verdura, y poner a disposición de los indígenas las bodegas Conasupo para que se comercialice mejor su artesanía de palma y compren a precios óptimos sus insumos. De igual modo dijo que se construirán nuevos centros médicos y se aumentará el número de brigadas móviles para la salud, al tiempo que se intensificará el trabajo de alfabetización.
La realidad de un poblado con niños desnutridos que sobreviven entre piedras y tierras secas llevó también al mandatario a establecer que se aumentarán los apoyos familiares por medio del Programa de Educación, Salud y Alimentación (Progresa).
Antes de salir de Santa María Acapulco, Zedillo caminó entre aquellos cientos de personas que, venidas de toda la región, verbalmente y por escrito pedían agua, luz, caminos, educación, clínicas. Todo. Y en esas iba cuando Estela Maldonado, diminuta y con gesto de perenne tristeza, salió al pasó para darle las gracias porque con la intervención del mandatario "logré que me hicieran caso cuando denuncie en una carta que habían matado a mis padres. Me hicieron justicia''.
Hasta este lugar llegó hoy también, para la visita presidencial, un enorme cargamento de coca cola con su inconfundible propaganda que incluía una gigantesca lata inflable. Ningún lugar le resulta inaccesible para los vendedores de este refresco, pese a que, aseguraron, aquí sólo lo regalarían.
El mandatario visitó la iglesia de Santa María Acapulco, construida por franciscanos en 1745, cuando iniciaron su labor evangelizadora. Se trata de una construcción que los expertos definen como barroco primitivo, pero que a los ojos de cualquiera es una ruina de adobe y barro, con retablos exteriores carcomidos por el tiempo. Su lúgubre interior impresiona y sobrecoge. Santos sin ojos y en actitud de perenne sufrimiento, adoratorios y confesionarios en ruinas, un Cristo que yace sobre un tapete de palma dentro de un ataúd de palos de madera que tal vez perdió su recubrimiento o nunca lo tuvo. Cuadros antiquísimos de imágenes religiosas y, en el piso, delgadas velas como única, tenue iluminación.
Muy temprano el presidente Zedillo había estado en una no menos yerma tierra potosina: la región del altiplano, en el ejido El Peyote, del municipio de Guadalcázar, al centro de la entidad.
La gira, que concluyó antes de las tres de la tarde, tocó también el municipio de Graciano Sánchez, donde el mandatario inauguró la segunda etapa de la Universidad Tecnológica y siguió a la capital, San Luis Potosí, donde puso en marcha el nuevo Laboratorio Estatal de Salud Pública y una nueva clínica de medicina familiar del ISSSTE.
En este lugar recibió un planteamiento que, expuesto más tarde a la prensa, ilustra que no sólo en las lejanas y yermas tierras, la gente padece. Un grupo de trabajadores suplentes del ISSSTE, algunos con hasta ocho años de servicio, denunciaron su pésimas paga, las lamentables condiciones de trabajo en que laboran y la escasa valoración a sus servicios. Lo de menos es que no reciben uniformes para hacer sus suplencias, lo paradójico es, denunciaron, que no tienen derecho a recibir servicios médicos.