Masiosare, domingo 7 de marzo de 1999


La hora del PRD


Arturo Cano y Alberto Aguirre M.


Como en un juego de billar, Cuauhtémoc Cárdenas lanzó la bola de la candidatura única opositora y propició rebotes en todas partes. Además de escaparse del escenario estrictamente capitalino, el jefe de gobierno del DF obligó a otros actores nacionales a tomar una posición, acotó el activismo de Porfirio Muñoz Ledo y, de paso, armó ruido en otros momentos cruciales de su partido: la sucesión de Andrés López Obrador como presidente nacional, una ruda disputa por la dirección del PRD capitalino y el éxodo que, contra el ``fraude electoral'' en Guerrero, parte hoy rumbo a la capital del país

Recuerdos en la Costera Miguel Alemán de Acapulco. Hace una década nació el diputado Costales, luego del fraude electoral que hizo gobernador a José Francisco Ruiz Massieu. Hace siete días los perredistas que protestaban por la derrota del Frente Cívico Acapulqueño fueron reprimidos.

``Un aniversario de aniversarios'', resume Porfirio Muñoz Ledo.

El escenario ideal para iniciar el adiós de Andrés Manuel López Obrador como presidente nacional del PRD. Pero no. En el Mitin por la Dignidad -en el cual suenan de nuevo los tambores de guerra perredistas, ahora por el ``fraude'' en la elección guerrerense-, la figura central es Cuauhtémoc Cárdenas.

Un día antes, el sábado 27 de febrero, el jefe del Gobierno del Distrito Federal eligió a Cuernavaca para proponer una candidatura única de las oposiciones a la Presidencia de la República en el 2000.

La elección de esa ciudad es curiosa por varias razones.

En Cuernavaca, en 1996, el PRD se fue a tercer lugar en la elección de alcalde, con la candidatura externa del empresario Jorge Pérez Bello -de trayectoria priísta vinculada a la derecha-, designado candidato pese a las protestas del perredismo local. El PAN ganó la contienda.

Cárdenas hizo su anuncio, además, en un foro organizado por Causa Ciudadana, grupo cuyo animador es uno de los coordinadores de la campaña cardenista en 1994: Graco Ramírez.

Esta vez, el ex militante del Partido Socialista de los Trabajadores y ex diputado federal también tuvo que ver en el hecho de que Cárdenas eligiera ese foro y esa ciudad.

En la anterior contienda presidencial, sólo para recordar un dato, Graco Ramírez fue uno de los principales enemigos de la idea de que Cárdenas visitara la entonces sede de los zapatistas, el poblado de Guadalupe Tepeyac, ocupado por el Ejército en febrero de 1995.

Ese año, Ramírez presagiaba que el PRD se convertiría en ``el partido del 7%'' y prácticamente lo abandonó para dedicarse a las causas ciudadanas (en ese terreno tuvo un importante papel en las movilizaciones que precedieron la caída del gobernador Jorge Carrillo Olea).

Dos décadas atrás, Graco convencía a un joven estudiante del Politécnico de volverse político profesional: hoy, Jesús Ortega -coinciden casi todos los perredistas- es el aspirante más fuerte para suceder a López Obrador. Y, con Amalia García, el primero en sumarse sin reservas al planteamiento cardenista de una candidatura común.

Un dato más: un miembro de Causa Ciudadana, el diputado Demetrio Sodi de la Tijera, ocupa uno de los primeros lugares en la lista de la candidata Amalia García y va a disputar, el 16 de marzo, la coordinación de los legisladores que dejará vacante Porfirio Muñoz Ledo.

La primaria y las que siguen

En Acapulco, Cárdenas dio más detalles de su propuesta. Más importante que la candidatura única, explicó, es ``que se decida la sustitución del actual régimen político y coincidan una multiplicidad de fuerzas políticas y sociales para la regeneración que requiere el país''.

Y se dirigió directamente al principal destinatario: ``Este es un mensaje en particular al PAN y sus candidatos: participen, atrévanse a someterse al voto de todos aquellos que quieren un cambio en el país''.

A punto de dejar la coordinación de los diputados, Porfirio Muñoz Ledo aprovechó para seguir su batalla con Cárdenas. Dijo, por ejemplo, que la definición de la candidatura presidencial debe ser una batalla de ideas y programas y no ``de caudillos o de aprendices de caudillos''.

Encarrerado, rechazó la idea de elecciones internas de los partidos para dar paso las primarias entre varias fuerzas: ``Sería (una elección) primaria, secundaria y preparatoria''.

Y, sobre todo, subrayó su desconfianza: ``Si primarias significa disimular unas elecciones internas amañadas no estoy de acuerdo. Ojalá que esto no se convierta en plan con maña, y vaya a ser que si el PAN no participa no hay primarias''.

* * *

La propuesta de Cárdenas también obligó a que los aspirantes a la presidencia nacional se definieran.

Mario Saucedo habló, por ejemplo, de la importancia del programa y rechazó una alianza ``cupular, entre cuatro paredes''

Rosalbina Garavito estableció como condición que el PAN congele la iniciativa para privatizar el sector eléctrico y suscriba un acuerdo más allá de lo electoral.

Amalia García propuso que en la primera quincena de noviembre se realice una primaria con Cárdenas, Muñoz Ledo, Vicente Fox y Jesús Silva Herzog como candidatos.

Una semana antes, Felipe Calderón -a punto de abandonar la presidencia nacional del PAN- propuso al PRD alianzas en el estado de México y en el 2000.

``No es conveniente abrir un debate sobre el tema, porque puede contaminar el proceso de elección interna del PRD'', respondió Jesús Ortega.

En términos similares se expresó López Obrador, quien además consideró que después de la experiencia del Fobaproa, que reunió los votos PRI-PAN, era poco viable pensar en un frente común: ``Que con su pan se lo coman'', dijo apenas el 22 de febrero.

Pero la jugada de Cárdenas los hizo replantear sus respuestas a Calderón.

Y no sólo a ellos. El PRI y sus precandidatos salieron al paso. Fuerzas como las de Manuel Camacho y Dante Delgado han tenido que manifestarse al respecto, y quizá pronto deban definirse.

Cuando el 4 marzo, en ocasión al 70 aniversario de su partido, los priístas tuvieron que hacer duras arengas contra la imposición de tiempos políticos por fuerzas ajenas, ya no sólo se referían al desbocado gobernador de Guanajuato.

Mientras, con asuntos como la propuesta de Cárdenas y el éxodo guerrerense en el candelero, seguía la contienda por el relevo de la dirección nacional del PRD. El tono, para decir lo menos, ha sido modesto.

Enseguida, el balance preliminar.

El puente

¿Había que ir a Bucareli a hablar con los muchachos de Emilio Chuayffet o de Francisco Labastida? Chucho. ¿Una candidatura externa se trabó? Pues ahí está Chucho. ¿El comité de Baja California trae broncas internas? Claro, pues quién más.

Jesús Ortega cosechó los frutos de un acertado cálculo político que hace tres años lo llevó a sumarse a la campaña de López Obrador a la presidencia del PRD.

Siempre disciplinado con el tabasqueño, en una primera etapa Ortega se hizo cargo de ser el puente con la Secretaría de Gobernación y se encargó de resolver conflictos internos del perredismo en diversos estados, que no son pocos.

``López Obrador y Jesús siempre resolvieron sus diferencias a puerta cerradas y éstas nunca trascendieron negativamente hacia el partido'', explica la diputada Angélica de la Peña, parte del equipo y esposa de Ortega.

Tras las fallidas experiencias de Campeche y (sobre todo) Veracruz, que estuvieron a cargo de Amalia García, Ortega comenzó a tomar las riendas de los procesos de selección de candidatos externos.

En varios casos se ganó duras críticas de los medios y de militantes de su propio partido -por ejemplo, de Laura Itzel Castillo quien ahora lo acompaña en el segundo sitio de la planilla-.

El caso es que las responsabilidades que le fueron derivadas por López Obrador permitieron a Ortega consolidar su propia corriente (conocida como Los Chuchos, por su nombre y el de su tocayo Jesús Zambrano, delegado en la Gustavo A. Madero) y crear una extensa red de relaciones en los estados.

Una ojeada a su planilla da cuenta de esa situación: es la que cuenta con mayor número de funcionarios del gobierno capitalino y dirigentes importantes de los estados. El aparato partidista, pues.

De los primeros 55 lugares, sólo 15 de los enlistados pueden ser considerados de la corriente de Los Chuchos. El resto son alianzas. Por ejemplo, en los primerísimos lugares aparecen los operadores de Félix Salgado, ex candidato en Guerrero, y de Higinio Martínez, candidato a la gubernatura del estado de México.

Puede ser que Ortega sea el aspirante que dedicó más tiempo a hacer campaña: visitó en plan de candidato todas las entidades de la República y su equipo presume que estuvo en contacto con 100 mil militantes del PRD.

``Siento que tenemos amplias posibilidades de ganar la elección, no por la campaña que hemos hecho, sino por la composición y el contenido de nuestra planilla. Es la más representativa de lo que es el partido'', sostiene Ortega.

¿Con qué números puede ganar?

Las primeras cifras de su equipo se disparaban a 60%. Con el paso de las semanas, la estimación ha variado: Jesús Ortega ha dicho a los suyos que ganará con por lo menos 45% de los votos.

En la oficina de Amalia García la visión es distinta: ahí creen que la disputa real es sólo entre Jesús y la senadora, y que entre ambos no habrá más de cinco puntos de diferencia.

En ambos equipos hay, sin embargo, coincidencias: Convergencia tendrá sólo un cuarto de los votos totales. Y Mario Saucedo quedará en cuarto lugar, con un máximo de 10 puntos.

En sus cuentas pesimistas, Convergencia calcula un triunfo del ex secretario general por una diferencia de entre 8 y 15%.

Un asiento incómodo

Domingo 28 de febrero. Muy temprano, la plana mayor perredista se reúne en la sala B del aeropuerto Benito Juárez para salir rumbo a Acapulco

La senadora Amalia García llega tarde y es la última en subir a la nave de Aeroméxico. Tiene el 7B. Los otros dos lugares corresponden a Porfirio Muñoz Ledo y su asistente.

En el pasillo del avión la senadora se da cuenta de que le toca compartir el asiento con Porfirio. Y se cambia de lugar.

En diciembre pasado, la senadora declaró abiertamente su respaldo a la candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas, e incluso propuso que el jefe del gobierno capitalino comenzara su precampaña.

Muñoz Ledo la criticó groseramente.

Pero el alejamiento de Porfirio y Amalia ya no debería sorprender a nadie, comentan miembros del CEN del PRD.

La ruptura de los pescados con Muñoz Ledo data de hace tres años, precisamente cuando Amalia compitió por la presidencia del partido y apenas obtuvo 11% de la votación.

Muñoz Ledo faltó a su promesa de apoyar la candidatura.

``Que Porfirio se vaya buscando una base que lo respalde, porque nosotros ya no'', decía entonces Raymundo Cárdenas, hoy secretario de Gobierno de Zacatecas.

A Amalia García se le reconoce como una de las dirigentes perredistas con mayor presencia en los medios de comunicación (como asambleísta se destacó en asuntos de mujeres y de defensa de los derechos humanos).

También ha sido una de las principales impulsoras de que el PRD se convierta en un motor de las alianzas que, eventualmente, den vida en México a una coalición olivo a la mexicana. En esa ruta se ha anotado éxitos, como las candidaturas de Ricardo Monreal y Leonel Cota, pero también rotundos fracasos, como sucedió con Ignacio Morales Lechuga y Mauricio Valdés.

Tras su ruptura con Muñoz Ledo, García reconstruyó su relación con Cuauhtémoc Cárdenas, en buena parte gracias al hijo mayor de éste, Lázaro, quien ha realizado proselitismo a favor de la senadora en tierras michoacanas.

Amalia ha logrado apoyos importantes (ejemplos: la incorporación a su planilla, desplegado de por medio, de Leonel Godoy, Ricardo Pascoe y Adolfo Gilly, tres cardenistas ``químicamente puros,'' y el desplegado de apoyo de destacados intelectuales).

Curada de voluntarismo

En una breve autobiografía que distribuyó al arrancar su campaña, la senadora Rosalbina Garavito cuenta su aprehensión en enero de 1972, cuando participaba en un grupo guerrillero: ``El gobierno no lo sabe, pero ayudó a curarme de mi voluntarismo y radicalismo, no con el balazo que me dieron, sino con la sentencia de 24 años de prisión dictada en segunda instancia el 8 de marzo de 1978... Ni tarda ni perezosa puse pies en polvorosa y al mes siguiente llegué a Italia''.

A su regreso de aquel país, donde tuvo ``la vivencia cotidiana de un país con instituciones democráticas'', Garavito se dedicó a la vida académica, y en 1988 -cuando ocupaba un cargo en el ISSSTE- se sumó a la campaña de Cárdenas.

Como académica y política, describen en su equipo, se ha empeñado en ``presentar racionalmente el pensamiento radical de izquierda''.

Como candidata a la presidencia nacional del PRD, sostienen perredistas de todos los bandos incluido el suyo, ``se tardó en tomar la decisión'', y ese hecho complicó la integración de la planilla.

Pasado el trance de su elección como candidata de Convergencia Democrática, Rosalbina Garavito se vio atrapada por los grupos que la apoyan, especialmente por la alianza entre el senador Héctor Sánchez y René Bejarano, director de gobierno del DF, quienes ``no le dejaban pasar ninguna de sus propuestas''.

Finalmente, tras muchos jaloneos y luego de que Garavito hiciera pública su renuncia ``irrevocable'' a la candidatura, la planilla integró algunas de sus propuestas.

La negociación fue posible debido a que Sánchez y Bejarano no encontraron eco en las planillas de Jesús Ortega y Amalia García. ``Nos llegaron con una listota, pero ¿dónde la metíamos?'', recuerdan en el equipo de Ortega.

Pese a los conflictos y contra los cálculos de los otros equipos, los seguidores de Garavito aseguran que están en la disputa de, cuando menos, el segundo sitio.

Porfirio no le daba ni boletos

Con el paso de los años, la marca de origen de muchos perredistas se ha ido perdiendo en virtud de las alianzas, el acercamiento con nuevas experiencias políticas o la llegada a cargos gubernamentales. Sólo algunos grupos han mantenido su espíritu de cuerpo.

Quizá el mejor ejemplo son los ex miembros de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria. ``Ellos nunca han dejado de ser ACNR'', coinciden integrantes del CEN perredista.

A esta contienda, los cívicos van, pues, con una candidatura propia, la del senador Mario Saucedo.

Egresado del ITESO, Saucedo fue uno de los principales impulsores de la corriente conocida como trisecta, que en 1993 obtuvo el segundo lugar en la contienda por la presidencia del PRD -el primer sitio, con poco más de la mitad de los votos, lo obtuvo Porfirio Muñoz Ledo, al frente del conglomerado Arcoiris, hace mucho tiempo disuelto-.

Pero Saucedo nunca pudo ser un verdadero secretario general del PRD.

``Le faltó visión para aprovechar el espacio que tuvo'', dicen unos.

Uno de sus ex colaboradores afirma que, además, el trabajo de Saucedo fue siempre bloqueado por Muñoz Ledo: ``En los tres años que duró ese comité, Porfirio nunca entró a la oficina de Mario y hubo muchas veces que no le autorizaban ni un boleto de avión, porque Porfirio no había firmado el cheque'', recuerda un miembro de aquel comité.

Más allá del bloqueo porfirista, Saucedo -a quien en el PRD se reconoce ``rectitud, honestidad'' y disposición ``para escuchar a la gente''- no fue precisamente un secretario general conciliador o abierto a la amplia gama de corrientes del partido.

Al final de su gestión, en broma, se le conocía como el compañero sectario general.

Durante varios años Saucedo y Rosalbina Garavito fueron considerados parte del mismo equipo. Cuauhtemistas ambos, tenían además cercanía por la participación de varios cívicos en la Liga Comunista 23 de Septiembre (por ejemplo, Humberto Zazueta, segundo de a bordo de Saucedo). Pero esta vez no lograron la unidad.

Hay rumores sobre un conflicto personal entre Saucedo y Garavito, pero lo cierto es que él se empecinó y puso un alto precio a una posible planilla única, lo que dio al traste con las negociaciones.

Poco antes del cierre del registro, la Convergencia de Garavito ofreció a Saucedo un tercio de los lugares en su lista. Pero ni así lograron convencerlo.

Los cálculos de sus adversarios indican que la planilla de los cívicos alcanzará alrededor de 10% de los votos. Eso, ha repetido Saucedo a la largo de su campaña, ``es porque no han visto quienes están en mi planilla''.

Guerrero en el centro

La convocatoria al mitin en Acapulco había levantado grandes expectativas: sería la primera vez que se reunirían todos los regidores, alcaldes, legisladores y gobernadores del PRD.

Aunque los senadores y los diputados fallaron, estuvieron Ricardo Monreal, Alfonso Sánchez Anaya y Leonel Cota Montaño, en su debut frente a la militancia perredista. La mayoría de los invitados especiales tampoco llegaron, quizá por las invitaciones de última hora. Y el broche de oro, un video sobre el ``fraude electoral'' no se exhibió por falta de recursos.

Las fallas no atenuaron el tono duro de los jefes perredistas:

``Esta es nuestra última frontera de tolerancia. Hagamos todo lo que esté en nuestras manos para que no llegue a ocupar un cargo que no merece y que no le han otorgado los guerrerenses a un gobernador impostor. Defendamos el voto con las armas de la ley'', proclama Muñoz Ledo.

``Que quede muy claro allá en Los Pinos: al Palacio de Gobierno de Chilpancingo sólo podrá llegar quien el pueblo ha decidido. No caben las claudicaciones, vamos a ganar y tendremos a Félix como gobernador'', presagia Cuauhtémoc Cárdenas.

``No somos un partido de sumisos. Vamos a luchar por la vía política y la denuncia pública, vamos a movilizarnos masivamente'', adelanta Andrés Manuel López Obrador.

``Se lo advertimos al presidente Zedillo: lo que ocurra en será su responsabilidad, porque no vamos a claudicar en esta lucha'', remacha Félix.

Todo, en la despedida de López Obrador quien, paradójicamente, inició su gestión con triunfos electorales en importantes municipios guerrerenses y que no promovió la resistencia civil en ninguna de las 17 elecciones estatales que enfrentó como presidente del PRD.

Ahora decidió ``ir a fondo''.

Explica Félix Salgado: ``Si dejamos que el fraude se valide, lo mismo pasará en el 2000. El gobierno ha encontrado campo fértil en el hambre del pueblo. Hay 40 millones de mexicanos viviendo en la pobreza, ya empiezan a sacar sus cuentas. Les sobran votos, creen ellos''.

``El gobierno nos va a medir, va a probar qué tan serios somos, por eso no podemos aflojar'', completa Muñoz Ledo.

López Obrador va más allá: los fraudes cometidos en Guerrero y Quintana Roo son comparables al de 1988, cuando el antecedente del PRD decidió no encabezar una rebelión cívica y optó por salvar la estabilidad política.

Ahora, al cerrar la vía democrática, el gobierno abre la puerta a la inestabilidad.

Y así, cuatro días antes de que el presidente de la República afirme que no designará a su sucesor pero tampoco estará al margen del proceso de selección del candidato priísta y un día después de que Cuauhtémoc Cárdenas estableciera el plazo para la ``verdadera elección'', López Obrador sentencia: ``Será responsabilidad del presidente Zedillo si Guerrero o el país entran en una fase de inestabilidad, ahora, durante y después de las elecciones del 2 de julio del 2000''.

***

Con ese escenario, el PRD recibió la propuesta de candidatura única de Cárdenas. Y con ese escenario arranca hoy su éxodo guerrerense y en los próximos días renueva sus direcciones del DF y nacional y releva al coordinador de sus diputados. Así la hora del PRD.



El éxodo

Este domingo, con Félix y Andrés Manuel al frente, salió de Chilpancingo un ``éxodo'' de perredistas guerrerenses. Por la carretera federal, marcharán durante una semana -las escalas serán en Zumpango, Mezcala, Iguala, Puente de Ixtla, Cuernavaca, Tres Marías y Topilejo-, para luego plantarse a las puertas del Tribunal Electoral del Poder Judicial en espera de la resolución final.

Félix y Andrés Manuel establecieron una cuota mínima de 20 mil marchistas (sólo de Acapulco serían cinco mil).

Cuando se conozca el dictamen final del Trife, la estrategia perredista entrará en su segunda fase. Mientras, el PRD tendrá otras iniciativas: el Palacio de Gobierno de Chilpancingo será clausurado simbólicamente y se instalará la ``Expo Fraude 99'', donde los perredistas mostrarán a la ciudadanía las pruebas del fraude.

Tal vez los exodistas tengan que votar por su nuevo dirigente nacional en Tres Marías.


El reparto
de funcionarios

La siguiente es una relación de los funcionarios del gobierno del Distrito Federal integrados a las principales planillas que disputan la dirección nacional del PRD:

Con Rosalbina Garavito. Jorge Martínez y Almaraz, exsecretario de Transporte; Nuria Fernández, subprocuradora social; Alfonso Vaca Morales, director de Servimet; René Bejarano, director general de Gobierno; Saúl Escobar Tolero, subsecretario del Trabajo; Adriana Luna Parra, directora de Zoológicos; Patricia Ruiz Anchondo, subprocuradora social.

Con Amalia García. Leonel Godoy, subsecretario de Gobierno; Adolfo Gilly, asesor de Cuauhtémoc Cárdenas; Ricardo Pascoe, delegado en Benito Juárez; Ricardo Alvarez Arredondo, subdelegado en Coyoacán.

Con Mario Saucedo. Salvador Nava Calvillo, director de la editorial del GDF; Juan N. Guerra Ochoa y Eliseo Moyao Morales, subdelegados en Tlalpan; Iliana García Laguna, subdirectora de Cultura en Miguel Hidalgo.

Con Jesús Ortega. Javier González Garza, procurador social; Alejandro Encinas, secretario del Medio Ambiente; los delegados Jesús Zambrano (Gustavo A. Madero), Ramón Sosamontes (Venustino Carranza), Arnoldo Martínez Verdugo (Coyoacán), Salvador Martínez Della Roca (Tlalpan) y Graciela Rojas (Tláhuac); Patricia Olamendi, coordinadora de Promujer; Rosario Tapia, subdelegada en Tláhuac; Eduardo Morales , subdelegado en Alvaro Obregón; Andrea González, directora de Atención a la Juventud: Luis Gómez, subdelegado en Tlalpan.


Alianzas frustradas

Hasta hace un par de semanas continuaron los intentos de reacomodos en las fórmulas que disputan el sitio de López Obrador y su comité, las cuales habían iniciado tempranamente, en noviembre, cuando Amalia García propuso a Ortega una consulta nacional para que alguno de los dos fuera descartado. No pasó.

Semanas más tarde, Mario Saucedo le hizo a García la misma propuesta. Y entonces fue ella quien dijo que no, sólo para después hacer una propuesta similar a los de Convergencia Democrática, cuya candidata es Rosalbina Garavito.

Amalia estuvo muy cerca de pactar con otros integrantes de Convergencia. Recibió ofertas de René Bejarano y Martí Batres.

En su oficina se lamentan de la institucionalidad de la senadora. ``Sabía que aliarse con ellos le hubiera dado votos, pero la habría alejado mucho del ingeniero Cárdenas. Y optó por ser institucional, más que pragmática. A ver si no se arrepiente''.

Aislado de este tipo de acuerdos, Ortega hizo alianza con Laura Iztel Castillo, quien inicialmente había participado en Convergencia.

En el auditorio de Monterrey 50, el jueves 4, Raúl Alvarez Garín rompió el cheque -por 66 mil pesos- que la oficialía mayor del CEN le había entregado a la planilla número 3 para financiar su campaña.

Fue el colofón de una serie de acusaciones que tanto Alvarez Garín como Carlos Bracho y otros aspirantes con nulas posibilidades han lanzado contra la dirección de su partido y los aspirantes más fuertes.

Ha habido de todo: la clausura de la sede nacional del partido y de la Comisión Nacional de Garantías y Vigilancia; la impugnación de la convocatoria y del reglamento de elecciones que rigen el proceso; la petición de una auditoría al padrón de militantes, ante las evidencias de su ``rasurado''; la petición de sanciones contra los diputados ``lecheros'' que podrían manipular el procesoÉ

Son los saldos de las polémica que generó la posposición de la aplicación del artículo 19 y su fracción tercera.

``Ha habido vicios de origen y una ilegalidad manifiesta en el proceso electivo. No queremos convalidarlo'', justificó Alvarez Garín, después de romper el cheque.

``Las cosas en el partido siguen sin tomar un cauce, sin establecer una disciplina, sin aclarar con precisión las controversias surgidas. Hay inequidades, verdades a medias, mentiras oficiales'', acusó Bracho, quien anunció que renunciará al partido si se consuma una elección fraudulenta.


El relevo
de Porfirio

Para dedicarse a su campaña por la candidatura presidencial, Porfirio Muñoz Ledo dejará la coordinación de los diputados perredistas el próximo día 15. Los principales candidatos a sucederlo son Pablo Gómez, Jesús Martín del Campo y Demetrio Sodi. Los tres se reunieron con Cuauhtémoc Cárdenas esta semana. Por separado.

Pese a los rumores de que sería una contienda de dos (Gómez y Sodi), todo parece indicar que será de tres. Aunque participó en las reuniones de Convergencia Democrática, Pablo Gómez terminó en alianza con Jesús Ortega y en la Cámara la diputada Laura Itzel Castillo hace campaña en su favor. Demetrio Sodi ocupa un buen lugar en la planilla de Amalia García, en tanto que Martín del Campo va con Rosalbina Garavito.


El corporativismo y el ventilador

Escena de la política posible. Noche del domingo 14 de marzo. Conferencia de prensa de una de las planillas que contienden por la dirección del PRD en el Distrito Federal. El candidato -o candidata- suelta el grito: ``¡Fraude!''

Sigue el rosario de denuncias que puede incluir, al gusto del lector, el clientelismo político de tal o cual organización de vivienda, la participación en bloque de militantes del PRI, la mano negra de funcionarios de las delegaciones, etcétera, etcétera.

No hay, por supuesto, un ejercicio de imaginación política, sino el escenario que los perredistas de la capital han dibujado en su contienda interna.

Las acusaciones que apenas ayer le hacían al PRI (fraude, clientelismo, corporativismo de Estado, uso de recursos públicos para favorecer a un aspirante) se enderezan ahora contra los correligionarios.

¿Los costos para el PRD y Cuauhtémoc Cárdenas?

``Serán altísimos'', reconoce Armando Quintero, el actual presidente estatal.

Pero cuando se le pregunta cómo contener los daños o cómo detener la espiral de acusaciones, no hay respuesta.

***

A media semana, la diputada federal Dolores Padierna aparece visiblemente cansada. Hace un recuento del día anterior, en que tuvo entrevistas de prensa escrita, radio y televisión por montones. ``En todos lados tengo que estar diciendo que no soy ratera'', dice, y va a las acusaciones que, filtradas o denunciadas directamente por los presuntos afectados, se han hecho contra ella y la organización que dirigió durante años junto con su compañero, René Bejarano.

Luego traza la ruta de los ``intentos de unidad'' que la Corriente de Izquierda Democrática (CID) hizo a lo largo de meses.

A Armando Quintero, argumenta, se le presentó una lista que incluía a los delegados Ramón Sosamontes y Jesús Zambrano, a Bernardo Bátiz y Leonel Godoy. ``Nos dijo que ellos ya tenían candidato''.

Aquí y allá, incluso en la oficina de Cárdenas, la CID presentó su propuesta para integrar el consejo estatal: 35% para ellos, 35% para el agrupamiento armado en torno a Carlos Imaz y 30% para ``personalidades e intelectuales''. Un reparto de cuotas.

Las ofertas no cuajaron. Aunque cuando las platearon René Bejarano ya había informado en la CID que Dolores Padierna sería candidata.

Desatada lo que ella llama la ``campaña'' en su contra, Padierna buscó la intermediación de López Obrador y Cárdenas, al parecer sin resultados.

Antes, había acusado a Rosario Robles, secretaria general de gobierno, de impulsar la candidatura de Imaz y más tarde se lanzó contra Quintero a quien señaló como aliado de Francisco Labastida para golpear al PRD. A Imaz lo calificó como un junior, un recién llegado que se cree bonito. Y así por el estilo.

A media semana matiza: ``Imaz es una persona digna, con curriculum, pero todo lo demás, su planilla, sus apoyos, es prestado''.

-¿Cómo será la elección?

-Vamos con nuestro voto duro y tenemos suficiente fuerza propia- responde la diputada, que ya dio por perdida la batalla en los medios.

Aunque, en realidad, ningún perredista salga ganando.

***

``El daño está hecho. Hemos tenido horario triple A en la televisión, a veces más tiempo que el caso Colosio'', reconoce Carlos Imaz, también a media semana.

Empeñado en ``no contestar'' los ataques de Padierna, en dejar ``que sean ellos los que echen la suciedad al ventilador'', Imaz va al frente de una planilla donde apenas integró, en uno de los primeros lugares, a una de sus propuestas.

-¿Por qué sólo uno (el escritor Paco Ignacio Taibo II)?

-No lo intenté. La dirección colectiva que requiere el PRD para los tiempos que vienen tiene que salir de los cuadros del partido.

-¿Un cambio de fondo en el PRD capitalino -dominado por el Movimiento Urbano Popular- es posible sin incluir gente de otros sectores?

-La mayoría de los dirigentes están en la lógica de abrir al partido, reconocen el fenómeno de la prevalencia de lo previamente organizado, y están dispuestos a impulsar la transformación.

***

Un PRD abierto a la sociedad y eficaz en sus tareas de gobierno, reto en el que coinciden los aspirantes, tendrá que pasar primero la prueba de su relevo.

En los grupos adversarios de la CID se cree que esta corriente, que desde hace años no ha perdido una sola elección en el PRD capitalino, podría recurrir al voto de grupos priístas ``como el de Cuauhtémoc Gutiérrez''.

La CID ha llegado a hablar de ``corporativismo'' perredista y de desvío de fondos públicos.

Los defectos del perredismo de la capital -condensados en la leche Betty- serán materia por buen rato.