Violó normas la Amprofon; favoreció a trasnacionales: disqueras independientes
Arturo Cruz Bárcenas n El disco gira. En una carta abierta publicada en algunos diarios el pasado 24 de febrero, cinco disqueras: Compañía Fonográfica Internacional, SA de CV (que distribuye el sello IM), Musart, SA de CV, Discos Sabinas, SA de CV (Disa), Orfeón Video Vox, SA y Paramúsica, SA de CV, notificaron su separación y renuncia irrevocable a la Asociación Mexicana de Productores de Fonogramas y Videogramas, AC (Amprofon).
Señalan como causales la "falta de cuentas claras y oportunas en relación con la aplicación de los recursos obtenidos por la Amprofon por concepto de cuotas antipiratería --unos 8 millones de pesos, manejados por la mesa directiva--", la "celebración de asambleas generales ordinarias y extraordinarias de asociados (...) convocadas en contravención a los dispuesto por los Estatutos de la Amprofon (...), en las cuales se tomaron, de forma por demás ilegal, resoluciones en las que no participaron las compañías de capital nacional y en las que no están de acuerdo, por ser contrarias a la naturaleza de las asociaciones civiles, así como a los intereses de la industria fonográfica nacional".
Asimismo, "la falta de representatividad de las compañías de capital nacional ante Amprofon al haber sido modificado de forma unilateral por las compañías trasnacionales". Se violó también, precisan, "el sistema de votación de un voto por asociado, al sistema de correlacionar los votos contra la participación en el mercado". Por último, añaden, debido a la "ilegal manipulación de que las empresas nacionales fueron objeto en el proceso de formación de la 'Sociedad Mexicana de Productores de Fonogramas, Sociedad de Gestión Colectiva', en donde fueron utilizados sus nombres para solicitar autorización ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor para operar con tal carácter". En cada caso se precisan las normas y artículos que fueron violados.
La misiva está dirigida a los titulares de la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial, Herminio Blanco Mendoza; Miguel Limón Rojas, de la SEP; Jorge Amigo Castañeda, director general del Instituto Mexicano de Propiedad Intelectual; Fernando Serrano Migallón, director general del Instituto Nacional del Derecho de Autor; Fernando Sánchez Ugarte, presidente de la Comisión Federal de Competencia, y a las federaciones Internacional de Productores de Fonogramas, y Latinoamericana de Productores de Fonogramas, así como a la opinión pública.
Las compañías que suscriben están dirigidas por gente con más de 40 años en el negocio de la música y ahora se han propuesto crear una nueva sociedad que defienda a las disqueras independientes y nacionales de lo que señalan como un embate de las poderosas disqueras trasnacionales, con amplios recursos económicos y fines monopólicos manejados desde Miami.
El proceso de mayor dominio de las trasnacionales en México comenzó hace unas tres décadas (los porcentajes de separación no eran tan abiertos, en ese entonces, pero las cifras de 1997 otorgan a las nacionales 27 por ciento del mercado; sin embargo, esto último puede ser menor, pues discos Mélody fue absorbido por Universal; también adquirió a parte de su elenco artístico (algunos fueron comprados por PolyGram); MCM fue adquirida por Warner, y hubo movimientos que dejan a Fonovisa, Musart, Orfeón, Compañía Fonográfica Internacional, Multimusic y Paramúsica, entre otras, con 17 o 18 por ciento del mercado. Si acaso, 20 por ciento, si se toma en cuenta que las nacionales reportan las ventas netas, totales. En el caso de las trasnacionales, señalan las compañías también autodenominadas independientes, podría sospecharse de una alteración de sus reportes. Se sustenta lo anterior en que en 1998 y 1999 ellos tuvieron 30 por ciento de devoluciones, por la difícil circunstancia económica del país, y en que aquéllas quizá no informen sobre el material que regresa.
Un funcionario de una disquera independiente mencionó inclusive amenazas de que las trasnacionales utilizarán su potencial para "arrinconar" a las independientes y quitarles lo poco que les queda del mercado. El riesgo es que a la industria nacional del disco le pase lo que a la cinematográfica.
Para llevar a cabo su "plan", agrega el alto ejecutivo, lo primero que hicieron las trasnacionales fue quitarles el voto unitario en la Amprofon, que es una asociación civil y, como tal, según las leyes mexicanas, debe ser no lucrativa y en la cual cada socio tiene un voto. Impusieron, agrega, el voto según el mercado de venta (market shares) de cada quien. Hubo oposición, pues el voto unitario fungió durante 25 años. La Amprofon no es una sociedad anónima, sino civil, y no puede hacer negocio. Hubo, señala, presiones y los obligaron a entrar en el market shares, como ya lo hacían en otros países.
Cuando una empresa de capital foráneo llega a un país de Latinoamérica compra a sus similares pequeñas, lo cual encarece todo: la producción, promoción, distribución.
Puntualiza que los independientes lucharán por sus intereses, por la música y costumbres nacionales. Buscarán, precisa, una competencia horizontal, porque tampoco puede darse el caso de erradicar a las trasnacionales, que incluso con un solo artista pueden vender más que todas las independientes.
La agrupación que crearán planea establecer contacto con legisladores para exponer lo anterior, así como unirse a sus similares de otros países. La unión hace la fuerza, dicen.
Por lo pronto, la oposición ya comenzó.