Declara Martha Figueroa; "Pati Chapoy no me cae bien"
En Ventaneando nos pasamos; es hora de hacer un alto
Arturo Cruz Bárcenas n Los tiempos y las personas cambian. Rueda la feria de la fortuna. Lo sabe bien Martha Figueroa, otrora una de las conductoras estrella de Ventaneando, con su ex amiga Pati Chapoy. Eso quedó atrás. Ahora varios de sus compañeros ni le dirigen la palabra. Pero ella tampoco a ellos. "Me llevé y me aguanté", dice. Quedó en medio del espectáculo y ha sido víctima de lo que ella impulsó: el periodismo sustentado en el rumor, donde el dato muchas veces no indagado se suelta sin medir las consecuencias.
Martha eligió ser periodista, aunque en primera instancia quería cantar, ser fotógrafa e irse a National Geographic "para buscar lugares extraños con mi cámara"; pero un buen día comenzó a interesarse por los noticieros y se veía en cuadro, como suelen imaginarse muchos de los estudiantes de periodismo; también tuvo la pulsión de ser corresponsal de guerra: "en el primer semestre todos queremos ser aguerridos... eran los tiempos de las luchas en Nicaragua, El Salvador... ya sabes, eso de šJuan Francisco Castañeda!, šyo lo conozco!, šyo quiero ser como él! Y todos queríamos irnos a la guerra. šClaro que se me quitó ese deseo muy pronto! Yo qué iba a hacer ahí".
A los 16 años (ahora tiene 32) tenía claro que seguiría el periodismo, dice. "Empecé haciendo un poquito de todo, para aprender. Cuando hice mis prácticas en la prepa, en La Prensa, me pusieron en la nota roja, šera terrible! Luego ya me pasé al toro. Me sabía de memoria cada pase, pero sólo dos años trabajé en eso y me pasé a los espectáculos, que es donde mejor me encontré".
Miguel Espinosa Armillita y su apoderado José Manuel le dijeron que ella debería estar en los espectáculos y no en los toros. "Te vemos mucha vena para eso". La recomendaron con su amigo Jesús Gallegos, de TVyNovelas. Ya para ese entonces colaboraba para Revista de Revistas de Excélsior, con el señor (Enrique) Loubet, "uno de mis grandes maestros", quien furioso le reclamó cambiar "la catedral del periodismo por irte a escribir chismes de lavadero a una revista como TVyNovelas". En fin, "los últimos 12 años han sido dentro de los espectáculos".
--ƑQué son para ti los espectáculos?
--Pues, mira, hay quien los menosprecia como fuente dentro del periodismo. Yo creo que no debe ser así y he aprendido a tenerles cariño. Es una parte muy importante: la que le damos al público de noticias como para que se relaje. A veces no te relajas; te ríes o te enojas, pero, bueno, es todo como de a mentiritas, porque la verdad trabajamos con gente que sólo piensa en el yo, en qué guapo estoy yo; es como la hoguera de las vanidades... totalmente banal. Podríamos llamarles intrascendentes: si canto o no canto, si sale o no el disco, me tiene sin cuidado, švamos!, no va a pasar nada en el mundo por esas cuestiones, pero es algo necesario, con lo que la gente puede respirar un poco de las noticias diarias que sí mueven al mundo y que son importantes.
--Los espectáculos están en todo momento, inclusive en la intimidad. ƑSon un poder?
--Sí, pero son un poder con el que no pasa nada. No son fundamentales ni van a desestabilizar a la nación, por muy grande que sea la noticia. Si se murió Lola Beltrán, que era nuestra reina, no pasa nada. No es como hablar del asesinato de Colosio.
--ƑY en el caso de Lady Diana?
--Pues es otra cuestión porque ahí interviene la sangre azul, o sea que no era cualquier mortal. Era como la princesa de los cuentos y era un fenómeno, una gran personalidad. Aunque quizá su caso entre más en la política. ƑLos paparazzi? Es todo un emporio, sí, pues... creo que nada más es pan y circo.
--ƑQué piensas del rumor, tan en boga hoy en nuestros medios de comunicación? Dicen que en otros países la cosa está peor.
--šEn Argentina son terribles! Hay muchas vertientes. Este es un periodismo que a mí me gustaba... ya no me gusta tanto. El público lo empezó a pedir y se lo dimos, pero creo que se nos pasó un poco la mano, porque si nosotros nos íbamos hasta la cocina era porque el público quería saber más. Si te fijas, las revistas más vendidas son las que dicen con quién anduvo, que si es divorciado, que si se casó, que si lo cacharon, que si... ya sabes. El público lo pidió, pero creo que nos pasamos un poco de la raya y que sí nos brincamos el límite del respeto a la vida privada. Creo que eso no se vale.
--ƑEs tiempo de reflexionar sobre lo que se ha hecho con este tipo de periodismo y replantear su manejo?
--Sí, estoy convencida y de hecho es uno de los propósitos que apunté en mi lista de objetivos de este año. Hace tres años fue el momento de darle la vuelta a los espectáculos hacia eso, pero ya llegó el momento de darles otra vuelta y buscar por otro lado. Espero encontrar otro punto que sea interesante para el público, pero que no fastidie tanto al de al lado.
--ƑTienes algún remordimiento por haber soltado alguna noticia sin sustento, sin investigación?
--Creo que no. Yo me preocupé por checar siempre las notas, más cuando sabía que podían causar daño. Por supuesto que como al mejor cazador algunas veces se me fue la liebre, y si tengo remordimientos no es por alguna nota que dí y que no fuera cierta, sino por las que dí y que sí eran ciertas, pero que hicieron daño.
--ƑHay competencia entre los integrantes de un programa para ver quién da la nota más amarilla?
--Sí, es como todo. Yo creo que te engolosinas, te entra el ánimo por sobresalir, por ser el mejor de tu grupo. Eso nos pasaba en Ventaneando, donde se dio una lucha para ver quién se llevaba la mejor nota, aun cuando había un trabajo de equipo.
--ƑAbsorbe la vorágine? Acaba el programa... Ƒy?
--Sí, es como una plática en tu casa. Empiezas y se alarga, y blablablá, y se te salen unas cosas terribles. De repente teníamos tanta confianza y platicábamos tan agusto que perdíamos la noción de que estábamos en la tv y de que nos estaba viendo cualquier cantidad de personas. šY decíamos unas cosas tremendas! Ya cuando terminaba el programa y aterrizabas, ya que se calmaba el gallinero, decíamos: šqué dije, mano! Y a mí sí de repente me entraban unas paranoias y salía del canal e iba espejeando para ver si no me seguía aquel del que yo dije no sé qué. En un momento traté de bajarle el tono a mi participación y de fijarme más en lo que decía, en no ser tan inconsciente. Si estás en un medio como la tv debes de ser consciente... a veces sí te alocas y te vale, y te sientes muy seguro, muy dueño de la silla y crees que puedes decir lo que quieras, pero no. Hay que ser muy medido y aplicar la autocensura, siempre, no esperar a que alguien te la marque. Tú debes saber hasta dónde puedes llegar y conocer lo que pudiera ser intocable. Aprendí a no hacer lo que no me gustaría que me hicieran.
--ƑQué es la autocensura? ƑRespeto?
--Es un poco de todo; es respeto, y cuando entiendes a éste te cae el veinte. Te empiezas a decir que no tienes derecho a exponer algo, pero te cuesta trabajo llegar a ese punto y más cuando vas tan rápido y todo mundo va tras el escándalo. Es como una bola de nieve.
--Ahora tú estás en medio del espectáculo, digamos. Eres víctima del periodismo que ahora no te gusta. Inclusive tus ex compañeros hablan mal de ti. ƑQué se siente?
--Se siente raro. Pero lo aprendes tarde. Te tiene que pasar para que te caiga el veinte. Sin embargo, te puedo decir, y creo que a ti te consta, que yo siempre me aguanté. En esto el que se lleva se aguanta. Y que si la gorda no sé que... špues me aguantaba!, šy apechugaba! Yo no era de que šay!, yo no fui, špues lo dije y qué, pues tú estás peor, y me vale! Yo sí era muy contestona, pero nunca escondí la mano después de tirar la piedra y traté siempre de mantenerme en lo que decía. Me reí, pero también me llevé. Una plática con Luis Miguel me llevó a entender esto de la vida privada. A él le molesta esa cosa de los periodistas, de los paparazzi, que no te dejan vivir como gente normal, sino como un fenómeno. Cuando regresé del mundial de futbol en Francia me tomé unos días de descanso en una playa, pero no pude salir de mi cuarto porque la gente me abordaba mucho. Por un lado era de que qué bien había hecho mi trabajo, pero otros me decían que qué gorda me veía en traje de baño. Hubo quienes me dijeron oye, nada más te quería decir que qué fea estás, qué gorda, saludos a Pati, besos a Pedrito, por qué se fue Origel... Y eso es lo que yo le he hecho a un montón de gente.
--A estas alturas, Ƒte cae bien Pati Chapoy?
--...šNo! No me cae bien. Ya no me cae bien. Es una persona que no sé si quise o quiero, porque a veces los sentimientos no se te salen de un día para otro, Ƒno? Pero últimamente no me ha caído bien.
--ƑTe quedaste enmedio de Televisa y Televisión Azteca? ƑTe quedaste volando, en el aire (conduce un programa de radio)?
--(Contiene una risa) En el limbo. El programa de radio me ha ayudado un poco. Aunque ya no estoy en el candelero sigo en la mente del público. La tv es así: un día estás y de repente ya no y ya nadie se acuerda.
--ƑCrees que sigues de alguna manera en Ventaneando?
--Creo que mi espíritu sigue rondando por ahí y que les ha costado trabajo sacarme del estudio.
--ƑEl futuro?
--No me han ofrecido grandes cosas, pero creo que sí hice bien mi trabajo y que merezco una chamba buena. Me propusieron trabajar con El Gordo y La Flaca, en Miami, pero no me gustó. Las estrellas serían, son, ellos, Raúl y Lili.
--ƑQué piensas de la nueva camada de periodistas que tienen inclinación por el periodismo amarillista?
--Hay unos que hasta brincan. No sabes si son cómicos o qué. Yo sé que lograr algo cuesta mucho, como para que llegue alguien haciendo payasadas.