La Ley de Herodes

thalia Fernando Figueroa n Cuenta la leyenda que, cierto día, Emilio Azcárraga Milmo reunió en su oficina a un roquero de apellido ilustre y a una baladista guapa; los presentó y le dijo a él (palabras más, palabras menos): "Quiero que hagas todo lo necesario para convertir a esta muchachita en una estrella". Y así fue. Ella partió rumbo a Estados Unidos para tomar clases de actuación, baile y canto. Regresó a México con un look impresionante de hawaiana y empezó a vender un buen número de discos como solista. Luego pensaron en ella para que trabajara al lado de Adela Noriega en Quinceañera y, entonces sí, ya estaba lista para el protagónico que el destino le tenía reservado. El Tigre era tan tigre que planeó, con muchos años de anticipación, el surgimiento de la sustituta de Verónica Castro en el papel de Cenicienta con acento ñerito. La Vero ya le había dado a ganar millones de dólares al consorcio con Los ricos también lloran (traducida a 25 idiomas) y Rosa Salvaje, pero los años no pasan en balde y había que crear algo nuevo para que todo siguiera igual. Ustedes ya adivinaron que los personajes iniciales de esta fábula eran Alfredo Díaz Ordaz (q.e.p.d.) y la ex Timbiriche Thalía, quien, a estas alturas, ya protagonizó la exitosa trilogía María la del barrio, María Mercedes y Marimar. Y como Thalía todavía está que se cae de buena, el emporio decidió darle otra vuelta a la misma tuerca: Rosalinda. Se trata de una chava que trabaja en un mercado de flores, que conoce a un galán milloneta y patatín patatán. La misma fórmula que le ha dado tantos frutos a Televisa, la misma fórmula que ha sido enterrada decenas de veces y que, una vez más, resurge de sus cenizas. Cómo estarán las cosas que en Televisión Azteca le leyeron la cartilla a los productores, quienes ya tienen la consigna de volver al redil de ovejas. Sí fue un gran éxito Nada personal, sí fue un gran éxito Mirada de mujer, pero, al parecer, sólo fueron un par de excepciones que confirman la regla: el público quiere soñar... y punto. Cada quien saque sus conclusiones. Bueno, nos faltó decir, aunque ustedes ya lo saben, que en la telenovela de la vida real Thalía se enamoró de su creador y productor, y fueron muy felices hasta que la muerte de él los separó. COMO EL TIEMPO pasa y nos vamos poniendo viejos, la siguiente generación ya está lista para matrimoniarse. Ahora ya le toca a Gustavo Díaz Ordaz, sobrino de Alfredo y nieto del ex preciso. Gustavito se casará en junio con Daniela Castro, la guapa actriz que el martes hizo esperar 90 minutos a la prensa antes de presentar su primer disco. En otros tiempos les diríamos que seguramente Televisa transmitirá ese bodorrio, pero Patricia Manterola y su galán ya nos hicieron quedar mal. Resulta que Televisión Azteca se agenció esa exclusiva porque, al parecer, también transmitirá la serie gringa, refrito de Los ángeles de Charlie, en la que participa la chica plástica mexicana. ALEJANDRO SANZ, el cantautor español a quien otras veces elogiamos por su sencillez y buena vibra, se pasó de lanza al aparecer, el martes pasado en el aeropuerto capitalino, rodeado por 10 guaruras que lo hacían ver más chaparro que de costumbre. En Televisión Azteca dicen que esos guardias agredieron a una de sus reporteras, a quien, por cierto, no es la primera vez que la tunden. SI USTED ESTA leyendo esta columna mientras devora unas suculentas quesadillas en el tianguis más cercano a su corazón, le sugerimos que empuje el último bocado y se lance, a la voz de ya, al Palacio de Bellas Artes, donde mañana termina la exposición Maestros del impresionismo. La mera verdad, es un pecado no verla. Come frutas y verduras .