n Llama Zedillo a sus correligionarios a no caer en la "violencia verbal"


El tricolor debe llegar al 2000 "profundamente progresista"

Rosa Elvira Vargas n En una rotunda defensa de las que calificó como contribuciones del PRI y de su vigencia en la vida política mexicana, el presidente Ernesto Zedillo aseguró que los adversarios de su partido que hoy ''se dicen democráticos'', hasta hace poco ''no les importaban las libertades'' y consideraban a la democracia como ''dominación burguesa''. Además, resaltó que hay organizaciones ''que sólo son capaces de ganar postulando candidatos formados'' en el Partido Revolucionario Institucional.

El mandatario fustigó también a aquellos que consideran, y ''suelen atacarnos con ligereza'', que el PRI no ha contribuido suficientemente a la democracia en el país. Ellos, acusó, ''o no saben lo que dicen o no quieren decir lo que saben''.

En el arribo a siete décadas de existencia del tricolor, el mandatario dijo a sus correligionarios reunidos en la sede nacional partidista, que el PRI debe arribar al próximo siglo, ''francamente democrático y profundamente progresista'', trabajando por el futuro del país.

Destacó que en el plano económico, el Revolucionario Institucional debe ser el partido que más cabalmente asuma las condiciones del mundo contemporáneo para aprovechar las ventajas de la globalización y minimizar sus riesgos.

''Estoy absolutamente convencido de que el siglo XXI será de los partidos verdaderamente progresistas... desde los inicios del próximo siglo, la población marginará a los partidos que cometan el error de ser autoritarios en lo político, o populistas en lo social, o irresponsables en lo económico''.

Y es que hoy, afirmó después, los mexicanos están más atentos a ver quién cumple lo que promete, quién gobierna sin distingos, quién trabaja constructivamente para lograr los acuerdos que necesita el país, y quiénes respetan dichos acuerdos.

La ciudadanía, resaltó, ''prefiere y apoya a quienes le presentan respuestas, no sólo problemas; a quienes se suman a favor de México, no a quienes se restan de las soluciones o las obstruyen''.

Añadió que en los dos propósitos de la violencia verbal: el adjetivo siempre exagerado y la provocación, los priístas nunca deben caer, sino trabajar siempre, ''más y mejor'' en la democracia, con respeto y tolerancia, y con todos aquellos que deseen aportar un esfuerzo por el país.

Igual reacción debe tenerse, agregó, ante aquellos que sólo usan la democracia como bandera para promover sus intereses personales o de grupo, pues los priístas saben que deben luchar por una democracia que sea factor de orden y gobernabilidad, de concordia y de consenso, de progreso y de justicia.

Apuntó que si bien ''no esperamos que nuestros adversarios lo reconozcan'', el ánimo ''verdaderamente democrático y generoso'' del PRI se ha traducido incluso, en su cesión de ''importantes ventajas'' que le confería la ley, en aras de ampliar y fortalecer la democracia. ''Ningún partido más que el PRI, puede ufanarse de esto''.

Interrumpido por frecuentes aplausos, Ernesto Zedillo señaló enfático que ''sin triunfalismo ni autocomplacencia'' y conscientes de que falta mucho por hacer y de que se han cometido yerros ųen ocasiones muy gravesų, ''los priístas siempre tendremos absoluta razón de sentir gran orgullo por lo que nuestro partido ha contribuido a edificar. El pueblo de México también lo aprecia y lo sabe reconocer''.

Se detuvo también en el recuento de los logros electorales del PRI en los más recientes procesos y en los que, aseguró, se ha obtenido un porcentaje de votación ''similar al que me llevó a mí, gracias a ustedes, a la Presidencia de la República''. Inclusive si se toman en conjunto ųabundóų los cuatro estados donde el PRI no triunfó, del total de votos emitidos, recibió 39 por ciento más que cualquier otro partido''.

Desde la perspectiva presidencial, el PRI sigue siendo mayoría por las siguientes razones: ''propone y aplica políticas responsables; promueve principios que unen e identifican a los mexicanos; sabe combinar vigor y madurez, transformaciones y estabilidad en programas y políticas de largo aliento y para un mejor porvenir; actúa con visión de largo plazo, y piensa siempre en lo que es mejor para el futuro de México''.

Asimismo y como lo expresara el pasado 5 de febrero en Querétaro, reiteró su compromiso de que su gobierno ''no perderá ni el paso, ni el piso''.

El mandatario dijo también que seguirá impulsando las reformas estructurales que prevengan los obstáculos al desarrollo del país, que hasta el último día de su sexenio tendrá rumbo claro, tareas por realizar, ''y energía para cumplirlas'', y que cumplirá siempre con apego a las facultades que le otorga la Constitución y para ello, utilizará ''las buenas herramientas de la política'': el diálogo, los argumentos, el convencimiento razonado, el liderazgo democrático.

A partir de tales atributos, el presidente Zedillo confió en que con el diálogo, ''sabré persuadir'' a los legisladores federales y locales, a los gobernadores y a los alcaldes del PRI y de la oposición, para que apoyen las tareas de su gobierno.

Y aunque siempre sus alusiones a la oposición fueron indirectas, el jefe del Ejecutivo habló del Partido Revolucionario Institucional (PRI) como defensor de perseguidos ''por la intolerancia de izquierdas y de derechas'' y pidió recordar, ''que no hace mucho que algunos de nuestros adversarios que hoy se dicen democráticos, no les importaban las libertades.

Despreciaban la democracia, a la que tildaban de dominación burguesa. Pasaban por alto hasta los horrores del gulag y ansiaban para México el sistema que los propició''.