El proceso de elección del candidato presidencial del PRI será democrático y abiertoÉ pero no mucho.
El mensaje del presidente Ernesto Zedillo durante la ceremonia del 70 aniversario de su partido, el Revolucionario Institucional, dio paso a muchos comentarios acerca de la forma como se realizará la nominación del candidato a la primera magistratura y, sobre todo, reforzó la suposición de que será abierto no sólo a sus militantes sino a todos los ciudadanos del país.
Pero esto no es así. Es necesario revisar el texto presidencial con detenimiento y entonces se encontrará que el mecanismo propuesto se parece a las elecciones primarias de Estados Unidos. En ellas los ciudadanos expresan sus preferencias respecto de los precandidatos de los partidos, pero no entregan directamente sus sufragios, sino que en realidad eligen a los delegados que participarán en los comicios definitivos.
Este proceso se conoce como forma indirecta de representación y eso es lo que recomendó el presidente Ernesto Zedillo. Primero unas votaciones abiertas a todos los que deseen participar y en las cuales se elegirá a los delegados que irán a una convención. En esa asamblea nacional los delegados priístas, que serán militantes del partido, con trayectoria amplia, determinarán quién será su representante en la lucha por la primera magistratura del país.
Eso es un bosquejo a grandes rasgos. Faltan los detalles, que se conocerán en cuanto sesione el Consejo Político Nacional, que es el órgano colegiado con facultades para determinar las formas de postulación de candidatos a cargos de elección popular, incluida la Presidencia de la República.
Lo que se puede adelantar es que no será una sola jornada electoral en todo el país, sino que habrá comicios en diferentes fechas, en cada uno de los estados. Tentativamente, la convención será en octubre, pues se supone que el día 15 de ese mes ya habrá candidato oficial del tricolor.
Candados intocados
Este es el fondo de las cosas. Lo demás son prácticamente anécdotas, como por ejemplo lo relativo a los llamados candados de los estatutos partidistas que impiden ser candidato presidencial a quienes no tengan un cargo previo de elección popular.
En esta ocasión, los candados brillaron por su ausencia. No hicieron referencia a ellos ni el presidente Zedillo ni el dirigente nacional del PRI, Mariano Palacios Alcocer.
Una primera y apresurada conclusión llevaría a dar por descontado que los candados se mantendrán y que están eliminados los llamados ``tecnócratas'', es decir, los funcionarios de primer nivel sin antecedentes electorales. Sin embargo, como lo advirtió el secretario general del PRI, Carlos Rojas Gutiérrez --uno de los factores de poder no siempre apreciado en toda su dimensión--, siempre estará abierta la posibilidad de que se convoque a una asamblea nacional y allí se cambien los estatutos.
Los tiempos operan en contra, pero todo puede suceder.
En principio, de mantenerse los tan mencionados candados, el primer efecto es que la lista de precandidatos presidenciales del PRI se reduce a cinco: por el lado del gabinete, los secretarios de Gobernación, Francisco Labastida, y de Desarrollo Social, Esteban Moctezuma, y procedentes de otros cargos, el ex gobernador de Puebla, Manuel Bartlett Díaz, el mandatario de Tabasco, Roberto Madrazo Pintado, y el ex presidente del partido y ex líder de la Cámara de Diputados, Humberto Roque Villanueva. También se conceden posibilidades, en un plano menor, pues recientemente fue mencionado para dirigir al partido, al secretario del Trabajo, José Antonio González Fernández.
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