Julio Boltvinik
El PRI y la política económica
El anciano que ayer cumplió 70 años en el poder, el PRI, está en crisis. Detenta formalmente el Poder Ejecutivo federal, pero la mayor parte de sus militantes están en desacuerdo con las políticas implantadas por los tres últimos presidentes. El desacuerdo fue durante mucho tiempo soterrado. Hoy ya no es así. Los grupos y corrientes disidentes del PRI expresan abiertamente su opinión; al menos cuatro grupos así lo han hecho: el grupo Galileo, el grupo Reflexión, la corriente Crítica y la corriente Renovadora.
Esta, formada por destacados militantes, publicó el día de ayer en El Universal un desplegado en el cual se opone al neoliberalismo, a la alianza con la derecha, a la privatización eléctrica, a la sumisión y a la obediencia; exigen reglas estatutarias claras para la postulación del candidato a la Presidencia, así como autonomía del partido respecto de los gobernantes, entre otras muchas cosas.
Por su lado, Pablo Salazar Mendiguchía, destacado integrante del Grupo Galileo, declaró que ``la privatización del sector eléctrico pone en peligro la soberanía nacional y hace manifiesta la crisis de identidad que hay en el PRI, ya que está avalando una propuesta que forma parte de la plataforma electoral de Acción Nacional'' (La Jornada, 04/03/99).
La Corriente Crítica ha estado demandado la expulsión de Téllez, Elías y Zedillo del PRI, ya que su iniciativa de privatización eléctrica viola los estatutos del partido.
El grupo Reflexión, por su parte, en un desplegado publicado ayer en Reforma, se declara en contra de las posturas del ``todo o nada'' sobre la privatización eléctrica, y sostiene que la pregunta central no es cómo se va financiar la modernización del sector, sino cómo se van a pagar esas inversiones, poniendo el acento en la necesidad de evitar que ``el costo de esta reforma sea cargado a las clases más desprotegidas'' mediante alzas en las tarifas.
El desplegado de la Corriente Renovadora es una secuela del documento que esa corriente puso en circulación a finales del pasado año, titulado Hacia una política económica con sentido social. Se trata de un interesante planteamiento de política económica alternativa.
El texto presenta una aguda crítica del modelo neoliberal centrado en el concepto de asimetría entre individuos y entre países: ``La petición de principio en el paradigma neoliberal consiste en suponer que todos los actores participantes en el mercado tienen la misma oportunidad en todo momento''. Es induda- ble, continúa, que ``la lógica de los mercados no se compadece de la justicia y la equidad, que es ciega respecto a las asimetrías entre los actores participantes en los mismos, y que no existe ningún elemento interconstruido en ella que permita compensar de manera automática dichas asimetrías. Lo usual es que suceda lo contrario, o sea que las asimetrías tiendan a acentuarse'' (p. 25).
Esa idea se aplica también a las relaciones económicas internacionales: ``El TLC se firmó sin una plena incorporación al mismo de los fenómenos asociados a la asimetría existente entre México y sus socios. Una omisión fundamental fue no haber incluido la fuerza de trabajo en el tratado y sí, en cambio, al sector agropecuario y al financiero'' (pp. 22-23).
Las propuestas, en consonancia, tienen como uno de sus hilos centrales las intervenciones del Estado para compensar las asimetrías entre los individuos, y la negociación internacional para compensar las desigualdades del país en las relaciones económicas internacionales.
En el primer aspecto destaca la propuesta de precisar las bases fundacionales de la solidaridad entre los mexicanos. Lo que implica, según el texto, definir un conjunto de garantías exigibles para todos en materia de alimentación, salud, vivienda, etcétera. (p. 38). Además, contiene propuestas para superar las asimetría entre las actividades rurales y las poblaciones indígenas, por una parte, y el resto de la economía y de la población por la otra (p. 45).
En materia del TLC el planteamiento es directo: evaluarlo y renegociarlo, ``aplicando las disposiciones existentes sobre salvaguardias y efectos de largo plazo, para que se tome en cuenta la asimetría existente entre los países asociados'' (p. 12).
Resulta paradójico que esa propuesta, de la que sólo he abordado su idea central, surja en las filas del priísmo. La Corriente Renovadora y las demás corrientes críticas del PRI, a menos que ganen en la postulación del candidato presidencial, o decidan abandonar su partido, enfrentarán la trágica situación de enfrentarse al PRD, que ha venido sosteniendo ideas muy similares a las que defienden.