Luis Javier Valero Flores
El regreso del PRI a Chihuahua

El triunfo electoral del PRI en Chihuahua es el retorno del viejo priísmo. Lo hace con todos sus defectos, a los que se aúna el carácter autoritario y protagónico del nuevo gobernante. La consecuencia ha sido una inusitada ebullición política causada por la oposición ciudadana a tal forma de gobernar.

Nada quedó del discurso ``modernizador'' que tanto le elogiaron los más altos dirigentes panistas y empresariales. La forma de gobernar del ex dirigente empresarial revivió los esquemas autoritarios del partido del régimen. Los paralelismos entre el actual gobernante y el anterior panista crecen conforme pasan los días.

En la política económica no hay mayor diferencia: comparten el proyecto basado en la industria maquiladora; para el resto de las actividades no hay ni intención ni dinero.

A unos cuantos días del regreso del priísmo al poder, el gobierno anunció el ``replaqueo'' de los vehículos nacionales. Ante la oleada de protestas tuvo que desistir. No habían amainado aún las críticas, cuando anunció la expedición de un engomado de identificación, con fines de ``seguridad pública'', para los vehículos internados ilegalmente, cuyo número asciende en la entidad a cerca de 200 mil. Sin embargo, las altas tarifas propuestas produjeron una secuela de manifestaciones opositoras que obligaron al gobierno, nuevamente, a desistir de sus medidas y reducir las tarifas.

A las semanas, la Secretaría de Finanzas propuso la elevación del Impuesto Sobre Nómina, prácticamente de todas las empresas, lo que concitó la consabida protesta empresarial y la contrapropuesta de la Cámara de Comercio de la ciudad de Chihuahua, que lo disminuía a la mayor parte de las empresas y que finalmente fue aprobada por el Congreso local. A pesar de todo, en los días que corren, aproximadamente 200 empresas han recurrido al amparo.

En medio de una crisis agrícola sin precedente y ante la pasividad gubernamental a sus demandas de comercialización de las cosechas de maíz, frijol y algodón, las organizaciones campesinas más representativas de la entidad ``tomaron'' las casetas de peaje de las autopistas locales. Al no recibir respuesta, días después tomaron el puente internacional ``Zaragoza'' de Ciudad Juárez. Tal acción motivó la inmediata respuesta del gobierno del estado y la disposición de más de 40 millones de pesos en apoyo a la comercialización de los productos agrícolas.

Además, numerosos grupos derechohumanistas y parlamentarios del PAN y del PRD mantienen su oposición al programa de seguridad pública instituido por el gobierno estatal e intitulado ``Cero Tolerancia'', cuyos objetivos parecen circunscribirse a la prevención de delitos menores, sin ninguna repercusión en el combate al delito organizado y el narcotráfico.

Hay un ingrediente mayor: el reciente nombramiento, como presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, del ex secretario particular de Oscar Ornelas, cuando éste fue gobernador. El ahora defensor derechohumanista se desempeñaba como secretario de Derechos Humanos... en el PRI estatal.

Si alguna duda existía en cuanto a que Patricio Martínez reivindicaría al partido que lo llevó en una fulgurante carrera política a ser alcalde, diputado federal y gobernador en menos de seis años, los primeros cuatro meses de su mandato lo ubican como un ejemplar gobernante emanado del priísmo.

Se declara heredero y discípulo de anteriores gobernantes priístas y, al igual que ellos, decide los nombramientos en el PRI, en el Congreso del estado, en la Comisión de Derechos Humanos, y la de los nuevos integrantes del Supremo Tribunal de Justicia. Por si hiciera falta, ocasionalmente ha dirigido el tráfico vehicular en la fronteriza Ciudad Juárez.

Además, sólo la persistente presión ciudadana obligó a que el grupo gobernante revelara el monto de sus salarios que, por supuesto, se equiparan al de los funcionarios empresariales.

No entienden los gobernantes chihuahuenses: la sociedad no les entrega cheques en blanco. Deberán aquilatar a tiempo tal precepto. De lo contrario encontrarán, en proporciones crecientes, el rechazo de la ciudadanía y la búsqueda de otras opciones políticas.

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