Astillero Ť Julio Hernández López
En vísperas de que el PRI cumpla 70 años, dos personajes emblemáticos sufrieron peculiares tropiezos.
El primero de esos accidentes lo tuvo el doctor Juan Ramón de la Fuente, miembro del gabinete zedillista que ha sido mencionado con insistencia como un posible candidato presidencial del tricolor, a pesar de no ser militante de este partido (como no lo es tampoco de ningún otro).
El segundo incidente le tocó al licenciado Manuel Bartlett Díaz, ex gobernador en busca de ser postulado para el principal cargo que se elegirá en el 2000 y que encabeza la línea dura de su partido, la de los militantes a ultranza.
Un mal paso, una mano amiga, una indiferencia
De la Fuente tuvo el pasado martes un traspié que le hizo caer al suelo por un instante. Tal infortunio se produjo luego de la clausura de una asamblea general del Seguro Social.
El secretario de Salud seguía al presidente Zedillo, con quien había mantenido una alegre comunicación durante el acto oficial realizado en el Centro Médico Nacional Siglo XXI.
Como ha sucedido en anteriores ocasiones, el Presidente y el secretario de Salud han dado muestras públicas de la camaradería que les une. En el acto en el que Genaro Borrego rindió su informe, hubo más de una docena de veces en que los doctores Zedillo y De la Fuente mantuvieron comunicación mientras se desarrollaba el acto, coronando sus comentarios a veces con una sonrisa amplia, otra con una risa contenida.
Cuando el grupo se encaminaba a que el Presidente de la República entregase las llaves de unas ambulancias nuevas, De la Fuente se tropezó, con tan rápidos reflejos que sólo tocó suelo con las palmas de sus manos y con la rodilla derecha.
Borrego, que iba dos pasos atrás, se apresuró con gesto sincero de preocupación a ayudar a su colega. José Angel Gurría, que iba un poco más atrás, apenas se dio por enterado del fugaz incidente. En cuanto supo del asunto, el presidente Zedillo bromeó diciendo que De la Fuente había dado un mal paso, y confesó que había pensado que el accidente le había sucedido al secretario Gurría.
Dos diarios distintos, una sola foto verdadera
El mal paso generó de inmediato bromas políticas diversas.
Y al otro día, cuando fue publicada la gráfica del tropiezo en dos diarios capitalinos, hubo suspicacias.
Exactamente la misma fotografía fue publicada en primera plana en dos medios distintos, como si hubiese sido tomada por dos fotógrafos también distintos. Reforma la adjudicó a Julio Candelaria y El Economista a Daniel Mendoza.
Quienes creen encontrar en tales publicaciones la expresión de intereses y puntos de vista de ciertos grupos empresariales, tuvieron en esa circunstancia fotográfica buen material para tejer teorías respecto a una orquestación deseosa de desgastar al secretario De la Fuente, que tan buena relación tiene con el Presidente de la República.
Tal suposición conspirativa contra don Juan Ramón sería, en dado caso, absolutamente innecesaria si se le enfocase hacia la elección presidencial del 2000.
El doctor De la Fuente no puede ser candidato priísta ni siquiera en caso de que se retirasen los famosos candados estatutarios, como se ha prefigurado ampliamente (con el propio titular de la Ssa como virtual vocero presidencial en una gira por Campeche, en la que anunció como una verdad bíblica la apertura de los tales candados).
No es priísta, pero podría serlo
De la Fuente ha dicho en público, con todas sus letras, que no es priísta. Por tal circunstancia, no puede ser candidato aun cuando detonasen los polémicos candados estatutarios. Es falsa la versión de que en la CNOP se le hubiese acreditado militancia partidista. Elba Esther Gordillo sólo esbozó que De la Fuente tiene el tipo, el perfil del cenopista deseable.
Y el propio Juan Ramón reiteró ayer, para no ir más lejos, su condición apartidista, misma que en todo caso, dependiendo del giro que tome la batalla priísta por la candidatura presidencial, podría abandonar para afiliarse al partido tricolor, con el que en todo caso sí reconoce coincidencias y afinidades.
Hasta hoy, cuando en la sede nacional del PRI se anuncien tiempos y formas de la elección de su abanderado presidencial, De la Fuente ha sido una figura emblemática de las posibilidades de que esa postulación recayese en un personaje de la sociedad civil, apartidista.
La exploración ha terminado: hoy el doctor Zedillo y Mariano Palacios habrán de expresar los resultados de sus indagaciones, y anunciarán lo ya conocido, que los candados entrarán a un proceso de discusión que seguramente llevará a su derogación, y definirán el método de selección de su candidato.
Los imborrables fantasmas del pasado
Del otro lado, Manuel Bartlett se tropieza de nuevo con las cuentas de su agitada historia personal. El no tiene problemas ni con candados ni con estatutos. Es un priísta de pura cepa. Orgullo de los priístas del ala dura. Ortodoxo, fiel al sistema, conocedor de las reglas del juego priísta.
Pero ayer, en la unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana, se topó con jóvenes que no han sido nada sutiles para decirle de frente lo que muchos priístas dicen en privado o de manera sesgada. La caída del sistema y su pasado autoritario y antidemocrático le fueron enérgicamente recordados al ex secretario de Gobernación, que fue por tal causa silbado y abucheado por estudiantes.
Bartlett, impugnado con escándalo entre jóvenes, podría recibir hoy una estruendosa ovación entre sus colegas de la clase política priísta. Bartlett y Roberto Madrazo son héroes salvadores del priísmo viejo, paladines de las prácticas del pasado que no acaba de irse, ejecutores del libreto que ha usado el PRI toda la vida para mantenerse en el poder.
Entre esas dos figuras en tropiezos se mueve el PRI: entre la opción de abrirse a ciudadanos sin partido, o a candidatos sin militancia, es decir, liberar al septuagenario partido de las cárceles construidas por sus propios militantes excluyentes, o bien la conservación de los rituales, las reglas y los resultados tradicionales, en esos juegos de palabras y gestos que tan buen resultado dan a los oradores en fiestas de aniversario como las de hoy pero que afuera, entre la gente que vota, entre los ciudadanos de a pie, poco dicen si no es que, diciendo mucho, le ayudan poco a los intereses del cumpleañero de hoy.
Astillas: Martí Batres, coordinador de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, ha eludido manifestar en público sus preferencias en los procesos electorales perredistas en curso. En el plano nacional, sin embargo, votará por la senadora zacatecana Amalia García.
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