La Jornada Semanal, 28 de febrero de 1999
Como los peregrinos de La vía Láctea, la película de Luis Buñuel, cientos de viajeros cumplirán nuevamente, como lo han hecho desde la antigüedad, el Camino de Santiago que los llevará al sepulcro del Apóstol Santiago, el Mayor en la ciudad de Santiago de Compostela, Galicia, en este año jubilar, el Año Santo Compostelano, que coincide con el fin de milenio.
La travesía de peregrinación a Santiago ha dejado luces en la historia, luces que hoy son los testimonios artísticos de este viaje del espíritu. El gobierno de la Comunidad Autónoma Gallega -la Xunta de Galicia- ha promovido, dentro del Plan Xacobeo '99 la exposición Huellas Jacobeas en la que, justamente, las luces del pasado nos permitirán apreciar el pulso que ha guiado el paso de los fieles en esa área septentrional hispana desde la Edad Media hasta el siglo XIX: Grabados, azabaches, réplicas de esculturas de la fachada de Platerías de la Catedral Compostelana y de obras de otras comunidades autónomas del Camino de Santiago, marfiles. Buenos Aires fue el punto de partida de esta exposición que se presentará a lo largo de este año en diferentes ciudades del mundo y que llega a México. La muestra se exhibirá hasta el 27 de febrero en las instalaciones ubicadas en Plaza Loreto.
La celebración del Año Santo Compostelano se produce cada vez que el día de Santiago, 25 de julio, coincide en domingo. El anterior fue en 1993. Este es un año de indulgencias plenarias dado que es el último del siglo que, según Francisco Singul, animador de la muestra y comisario de exposiciones para la Consellería de Cultura del Gobierno de Galicia, ``servirá de recapitulación y reflexión de lo que ha significado este interesante proceso histórico a lo largo de siglos''. El sepulcro de Santiago el Mayor se descubre hacia el año 820 d. C. y a partir de ese momento se construye el santuario y comienza, espontáneamente, el peregrinaje hacia él. En ese entonces no existía la ciudad, sólo el sepulcro y una comunidad monástica que atendía el culto, el cual era apoyado por Asturias, único reino en la península Ibérica que hacía frente al dominio del Islam. Según Francisco Singul, ``el Año Santo Compostelano, como consecuencia de la celebración del Año Santo Romano, se institucionaliza en 1434 en el siglo XV, a partir de una bula papal, no obstante que el esplendor de las peregrinaciones se dio en los siglos XI, XII y XIII''.
Santiago el Mayor, Apóstol de Cristo, que también recibió el nombre de Jacobo, fue hijo de María Salomé y Zebedeo y hermano de Juan el Evangelista. Fue de los principales apóstoles, junto con Pedro y Juan. Evangelizó los confines occidentales del mundo, que en ese entonces era el mundo mediterráneo y la India.
Tanto la ciudad de Santiago, ``conjunto notable de arte medieval, renacentista, barroco, eclesiástico y urbano'', según Singul, como el camino mismo, han sido declarados Patrimonio de la Humanidad. ``La cultura del peregrinaje a Compostela y el culto a Santiago el mayor es uno de los pilares fundamentales de Europa, porque los caminos de Santiago articulan grandes territorios europeos en la península Ibérica, hablo de España, Portugal, Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Holanda, Escandinavia. Es un culto occidental.'' Los puntos de partida de la peregrinación son diversos e involucran la mayor parte de países europeos. Hay una serie de rutas especiales, marcadas desde el siglo XI, son los caminos medievales. A lo largo de la ruta hay diversos servicios, como hospedaje, santuarios y puentes, muchos de ellos construidos en el medioevo. Desde tiempos antiguos, el peregrino sabe que en su camino será tratado ``como si fuese el propio Jesucristo'', porque la hospitalidad, la caridad, son la regla de oro que guía el espíritu de esta ancestral ruta por la que han transitado San Francisco, San Juan de Ortega, Santa Isabel de Portugal, y el pulso imperceptible de lo sagrado.
Huellas Jacobeas está planeada a partir de criterios artísticos. Nos muestra una serie de imágenes y textos ``donde podemos tener una idea sintética y al mismo tiempo poética del peregrinar''. Es una exposición pequeña, que busca ser un testimonio que toque el espíritu. Entre las piezas más destacadas está una edición facsimilar del Códice Calixtino (siglo XII), libro fundamental de la tradición jacobea.
Especialista en el tema, Francisco Singul vino a México para identificar piezas históricas relacionadas con el culto a Santiago, dado que, según afirma, ``México, es el país más jacobeo de toda América. Es la región con más ciudades, puentes, río, pueblos, montes que se llaman Santiago, Compostela o Santiago de Compostela y con una arquitectura considerable e importante que hace referencia al culto. Uno de los más brillantes Arzobispos de México, Efraín de Bartolomé y de Monroy, que oficiaba en Santiago de Querétaro, promovió este culto artística y espiritualmente.'' El objetivo es la organización de una muestra sobre el Apóstol en Europa y América, en la que México será una de las referencias fundamentales. La exhibición está planeada para mayo-diciembre de este año.
Huellas Jacobeas es un testimonio histórico que da cuenta del tránsito de miles de peregrinos de diversos credos, y de una fe que se ha sostenido como esos puentes medievales que han cuidado el paso del silencio.