n Alejandro Nadal n

Las contradicciones del modelo neoliberal/II

El modelo neoliberal está marcado por contradicciones internas fundamentales. Tiene elementos estructurales que le son esenciales, pero que a la vez destruyen su capacidad para alcanzar un buen desempeño.

El modelo neoliberal descansa sobre la premisa de que el comercio internacional es tan ventajoso, que cualquier intento por restringirlo hace daño. En caso de un desequilibrio externo, no deben aplicarse restricciones a los flujos de bienes y servicios, sino que el ajuste debe ser a través de los precios relativos (por cambios en la paridad).

Precisamente por este credo neoliberal tan acendrado, las medidas de emergencia en caso de crisis de balanza de pagos, legales en el marco de la OMC, están prohibidas en el capítulo 21 del TLC.

Al mismo tiempo, el modelo exige reducir la inflación al nivel de los socios comerciales más importantes de México. Para ello se usa el tipo de cambio como ancla del sistema de precios relativos.

Los términos de la contradicción son claros. Posponer el ajuste cambiario para contener la inflación, es deteriorar el saldo de la balanza comercial; pero el ajuste cambiario para enfrentar el desequilibrio externo, daña la lucha contra la inflación.

Además, hay otro obstáculo para utilizar el ajuste cambiario en respuesta al desequilibrio comercial externo. Los capitales que ingresan al espacio económico mexicano están denominados en pesos y los inversionistas necesitan garantías de estabilidad cambiaria. Como resultado, la política cambiaria se convierte en rehén de la cuenta de capital.

La contradicción se resuelve en detrimento del ajuste vía movimientos en la paridad; el ajuste cambiario se pospone y surge la sobrevaluación. Cuando el ajuste se lleva a cabo, es demasiado tarde, hay volatilidad y sobreviene el derrumbe económico.

Es lo que sucedió en México en 1994. La paridad del peso debía ajustarse de 3.5 a 4.10 pesos por dólar aproximadamente, pero en la turbulencia de ese diciembre, se llegó a una cotización de 7 pesos dólar. La debacle sobrevino como crisis cambiaria, pero es en realidad una crisis estructural del modelo neoliberal.

Lo anterior se articula con el hecho de que en el modelo neoliberal el capital extranjero es clave para financiar el déficit externo. Pero los flujos de capital generan una apreciación del tipo de cambio e intensifican el desequilibrio externo.

Es decir, cuando la lógica del modelo exige un ajuste devaluatorio, el flujo de capitales extranjeros provoca el resultado contrario, aumentando la vulnerabilidad externa.

El flujo de capitales no necesariamente es un signo de confianza en los (mal) llamados "fundamentos" de la economía receptora. La economía anfitriona puede estar en dificultades y necesitar capital externo para salir del aprieto en el corto plazo. Pero esos flujos de capital pueden empeorar el cuadro. Las altas tasas de interés usadas para atraerlos cierran un círculo vicioso: crédito caro, menor inversión productiva, menos competitividad y menor crecimiento.

Las grandes empresas y grupos corporativos pueden fondearse en el exterior y satisfacen así su necesidad de financiamiento. Pero surge así una presión adicional para no realizar un ajuste cambiario por la gran exposición de esos grupos frente a sus acreedores. Los arreglos tipo Ficorca, por su altísimo costo, no son la respuesta a este problema.

Desde el punto de vista neoliberal, no importa la estructura de la balanza de pagos y sólo es relevante el movimiento en las reservas. El flujo de capital puede provocar un incremento en las reservas del banco central, sin embargo, la vulnerabilidad financiera externa aumenta. Si se revierten los flujos, sobreviene la crisis. Para evitarlo se eleva la tasa de interés. Pero eso desvirtúa la naturaleza de la tasa de interés, atándola a la necesidad de reducir presiones en el mercado cambiario.

La contradicción es clara: el aumento en las reservas y una cuenta de capital superavitaria, son compatibles con un aumento en la vulnerabilidad externa.

Eso sucedió en 1993: se recibieron $32 mmdd, de los cuales $28 mmdd fueron inversión de cartera. Las reservas del banco central crecieron en $6 mmdd. En realidad, la vulnerabilidad estaba aumentando, algo que resultó evidente un año después.

La crítica basada en las contradicciones internas del modelo neoliberal permite concluir que el modelo neoliberal no necesita más reformas, ni más tiempo. Necesita ser remplazado por una estrategia alternativa para el desarrollo de México.