Enaltecimiento de la música tex-mex


El clásico músico chicano, reinventor de géneros

Rafael Molina n Con toda elasticidad, sabrosura y originalidad, la naturaleza bicultural mexicano-estadundiense ha ido ampliándose a horizontes diversos y disímbolos. La agrupación Los Super Seven es, en este sentido, un fulgor de corrientes y un encuentro festivo de los géneros mexicano-estadundiense, que viven hoy momentos culminantes, como la estrella incrustada en honor a Freddy Fender en el Paseo de la fama --en Hollywood--. Por vez primera un músico chicano tiene un reconocimiento entre las grandes luminarias universales y, por vez primera, otro virtuoso mexicano-estadunidense de la música, Flaco Jiménez, obtiene dos Grammys en una misma noche. Como miembro de Los Super Seven, y por su reciente álbum Dicho y hecho, indudablemente el renacimiento de la vieja guardia a finales de los noventa se torna demoledora. Vamos por partes. Clásico de clásicos del country y rhythm & blues, con innumerables glorias recorridas desde los sesenta hasta la conformación de la superbanda de San Antonio, Texas, Tornados (con Flaco Jiménez), Freddy Fender forma parte también del circunstancial grupo Los Super Seven. Quien recuerde su memorable covereada en México como Días y noches perdidos, o Before the next tear drop falls sabrá de lo que estamos hablando. Continúan la superlista de Los Seven David Hidalgo y César Rosas, almas fundadoras de Los Lobos, y completan el cuadro de oro el rey del acordeón tex-mex, el insuperable virtuoso de las teclas: šMíster Flaco Jiménez! Pulverizante sonido por más de cuatro décadas que sigue acompañando a los más lúcidos músicos (Ry Cooder es uno de los brillantes ejemplos), al mismo tiempo que continúa con su tradicional conjunto, lleno de descargas festivas. Flaco es el primer latino en la historia musical que ha logrado cinco Grammys, y el primer chicano que en una misma ceremonia logra dos preseas de la Academia. En menor escala, pero no de menor importancia, contribuyen en esta experiencia de la espontaneidad llamada Los Super Seven, Rubén Ramos, ex líder del grupo Texas Revolution, en los ochenta. Por si fuera poco, en este primer álbum con el mismo nombre, habitan músicos invitados de la altura de Doung Sahm (uno de los vocalistas de Texas Tornados); Max Baca, quien acompañó al Flaco Jiménez en el bajo sexto, para grabar con los Rolling Stones, y Joel Guzmán leyenda acordeónica que fundó Los Aztex. šPura dinamita sin fronteras! Detonada por Steven Berlin, el productor (saxofonista de Los Lobos).

Acordeones, guitarras, violín, jarana, guitarrón, bajo sexto, trompetas, conjuntan una armonía de ritmos esencialmente mexicanos, ejecutados con la peculiaridad del sentimiento chicano. Gozoso y regocijante resulta encontrar en la producción de Steve Berlín, un son jarocho cantado por Freddy Fender, un arreglo de Los Alegres de Terán de estilo norteño arrabalero, en voz de César Rosas. Un huapango con violín huasteco interpretado por David Hidalgo; una balada country-flok de Woody Guthrie de inspiración fronteriza, (la única pieza en inglés); un dueto de corte tex-mex entre Flaco y César Rosas, o el cover de Río de Tenampa, compuesta por Los Lobos, en las magistrales voces de Doug Sahm y Rick Treviño: magnificencia del country chicano bilingüe. Incontables variaciones inventivas y absolutos hallazgos reinventados como El ausente, en versión de la voz cristalina de Rick Treviño, han dado a Los Super Seven además de una convivencia musical pocas veces reunida, un justo y merecido Grammy. Desde que salió a la venta en Estados Unidos, circula con un sello en el papel celofán de la portada, donde se señala que un porcentaje de las ventas están destinadas al National Council of La Raza, organización que busca mejorar oportunidades de vida para los hispanoamericanos. Los géneros reinventados por los clásicos músicos chicanos representan también gran parte de la excelencia artística de origen mexicano.